martes, 11 de octubre de 2016

LA OTRA GRIETA

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Ya hemos hablado bastante de la famosa grieta que es otra versión de aquella antinomia pseudo-binaria que formuló Sarmiento con "civilización o barbarie" (colocándose, como no, él mismo del lado de la civilización, hecho éste que me ha lanzado in aeternum al bando de los bárbaros porque Sarmiento no es uno de mis seres humanos favoritos).
Pero hay otra grieta que recorre el país y está resquebrajando la política, amenazando con vaciarla de contenido: es la grieta que se está abriendo entre los representados y sus representantes. Los representantes elegidos por los representados en procesos eleccionarios para que sus intereses, los de los representados, sean defendidos. 
El representado opta con su voto por un representante que asuma la representación de sus intereses, que sea a la vez defensor y garante de los mismos en cualquier espacio para el que sea elegido. Como funcionario, legislador, intendente o concejal. El representado presume que el representante comparte con él en forma explícita una mirada del mundo, la famosa cosmovisión, por eso le otorga su confianza mediante el voto. 
De esta forma, en un sistema representativo, el representante asume sus funciones investido del poder colectivo que le otorga el voto de los ciudadanos. No es una unción, ho hay poder divino detrás de la elección, es la soberanía que los votantes poseen por derecho y delegan en el representante para que sea a su vez, voz y acción.
La política en sentido fuerte proviene de esta relación entre representados y representantes. En tanto los representantes sean la encarnadura de los intereses de los representados, la actividad política se llena de contenido. Y en tanto el representante sea voz y acción el disenso, el conflicto, la puja de intereses son inevitables y además, deseables. Porque quien defiende un conjunto de intereses por definición confronta con otros representantes que defienden otros intereses. El núcleo de la democracia está ahí.
Ahora bien, cuando el representante no defiende ni es la voz-acción de los representados, cuando los intereses que defiende no son los intereses de los representados estamos ante un proceso de sustitución: el representado pasa a ser un sustituído y el representante se convierte en un sustituyente. Los intereses individuales o corporativos ocupan el lugar de los intereses de los representados, suplantándolos. En la práctica se rompe el contraro entre el representante y representado, y el representante, ahora sustituyente, carece le legitimidad por acción u omisión, o sea, por defender intereses distintos a los de sus representados (ahora sustituídos) o no defender sus intereses cediendo a cada paso.
Si uno le quiere poner un nombre a ésto sería estafa. Aunque claro, muchos prefieren mirar para otro lado. Y dicen "la negociación es parte de la política". Sin duda. Pero ese no es el punto, porque los representantes están ahí entre otras cosas para negociar con otros representantes, pero esa negociación debe tener como objetivo la defensa y garantía de los intereses de los representados. Cuando el representante negocia en nombre de otros intereses no está representando la voluntad de sus electores sino que está sustituyendo la voluntad de sus electores. Las excusas para justificar el asunto son interminables: gobernabilidad, realismo político, pragmatismo, etc. Todas y cada una carecen de sustancia en tanto no se ajustan al contrato básico que objetiva el voto: representar a los representados (no es malo recordar las críticas que hacemos constantemente sobre el contenido de los discursos de Macri antes de asumir y sus acciones, luego de asumir. Las colocamos en el rango de estafa electoral. Y lo son. Pero claro, cuando nos toca volver la vista sobre nuestros propios sussituyentes aparece la doble vara: no son estafadores, ni han traicionado el voto de sus electores, son pragmáticos, está modernizando esto o aquello, son una oposición responsable, etc.)
Y ahí aparece una grieta, una grieta muy peligrosa y letal para la democracia: por esa oquedad se escurre la legitimidad del sistema democrático y la legitimidad de los hombres de la política porque dejan de representar a los representados. Simplemente abusan de los electores mediante estrategias discursivas para llegar a lugares de representación y luego, sustituyen el interés del elector por otros intereses, o sea, vacían de contenido a la política, la degradan puesto que un acto de sustitución semejante mella el filo de los intrumentos e instituciones como herramientas de transformación. Ahora, una vez ocurrida la sustitución, los intrumentos e instituciones se usan para defender y consolidar los intereses del sustituyente y por tanto, la resultante es una sociedad que tiene que ver con esos intereses y no los de sus representados.
En esa grieta la política se convierte en una mascarada cruel y cínica.
Cualquier parecido con la realidad, no es pura coincidencia.
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PD: otra de las chicanas que se usa para disculpar la sustitución es "todos pueden cambiar de idea, todos pueden revisar su postura.." etc. Por supuesto, de hecho hasta parece un signo de madurez. El asunto es que el cambio deberá esperar otro período o, de lo contrario, si es tan acuciante la modificación, el representante debería dejar su puesto dado que él mismo se encuentra en conflicto con los intereses que debería defender. Usemos un ejemplo de otro ámbio: supongamos que ud. es un juez de la Nación y debe pronunciarse sobre un conflicto entre el estado y una empresa. Pero ud. trabajó antes para esa empresa. Entonces ud. como juez debería declinar la decisión en otro juez dado que por su actividad anterior podría existir un conflicto de intereses.
Bueno, este ejemplo no aclara nada ¿no?

5 comentarios:

RT dijo...

Y en el medio de eso y, como medio o alternativa de solución, se puede colar que, lo aséptico, lo impoluto, para dirimir los asuntos de la política es la corporación. Los tecnócratas: unos buenos muchachos a los que les da urticaria tratar con lo humano.
Que tienen por costumbre referir el todo (y en eso constituyen un totalitarismo) a conjeturas basadas en números, tablas excel, estadísticas y gráficos que supuestamente validan sus conjeturas.
Resulta que la realidad vista por experiencias propia en nuestro país, y la experiencia que se puede verificar en otros países, demuestra que -siempre- se equivocan o que están "aprendiendo" sobre la marcha.
En lo que -nunca- erran es en que los beneficios que "producen" los tecnócrata (que -siempre- se equivocan), terminan en pocas manos, (u$s 40.000.000.000 en algún lado tienen que ir a parar). Y que de esas manos, en teoría, derramaría hacia las mayorías; otra estafa, junto a la de la mano "invisible" del mercado como regulador de las actividades humanas. Sospecho que en realidad no se equivocan, ya que los tecnócrata, a pesar de sus "errores" no son despedidos, no, todo lo contrario. Para ellos son los bonos de fin de año que a cada año que pasa son más abultados y las comisiones para las "consultoras" que median en la toma de deuda y tienen acciones de la empresa en la que trabajan y les dan puestos en gobiernos democráticos y tienen cátedras en universidades... o les dan un nobel. La verdad es que con esos beneficios da gusto equivocarse, es un placer.

Ahora bien, dicho esto, pensemos en que significa que políticos y técnocratas convocaron políticamente a la masa con promesas que sabían no iban a cumplir y, no sólo eso, sino que visto a unos pocos meses de gobierno, confirma que el plan -siempre- fue constituir un gobierno asociado a las corporaciones: Muchos saben de que se trata, otros tienen que aprender. Pero hoy me ahorro la "palabrita" tan meneada durante la década pasada.

ram dijo...

A mí me pasa que tiendo a desconfiar de estas palabras-síntesis que, como "grieta", son vendidas como única, definitiva explicación de cosas muchísimo más complejas que pasan en sus inmediaciones.... en su post, habla de la grieta entre representados y representantes sí, es válida pero hay otra grieta, una al menos que no menciona y es la grieta existente entre los representados y su escasa o nula percepción de sus intereses y/o su condición de mandantes de los representantes.... una grieta?, no, varias.
Otra cosa que me jode es, volvamos a sarmiento, la grosería simplista de estas definiciones, ¿"civilización o barbarie"?.... buenísimo, la guerra del Paraguay, el millón de muertos y arrasar una nación.... es "civilizador"?, y aunque escrito así es clarificador por contraste.... en la práctica es sentido común, no hay grieta y hacer mierda Paraguay era lo lógico entonces, quedando para los 3 ó 4 gatos locos politizados los análisis posteriores.... y me fuí lejos, sin que hiciera falta, hoy, hay todo un muestrario de esas historietas fallutas donde las valijas de UN chorro, "definen" que, apenas "se afanaron 2 PBI"... una cuenta elementalísima debiera avivar sobre que nunca 9 millones pueden "equivaler" a UN BILLON.... otra "grieta", la que hay entre la matemáticas de los números verificables y la creativa de los chamuyos repetidos a la goebbels/duránbarba. Y de nuevo, otro montón de grietas; "no se creó laburo" y fueron 500 mil, "la economía se estancó" y creció 2%, "la inflación desbocada" y era la mitad que ahora y bajando... y así hasta el hartazgo - No debiera ser necesario pensar en kirchnerista para poder distinguir la grieta existente entre lo real y lo mentiroso pero.... justamente ése es el pan de cada día.

Anónimo dijo...

pero que contentos y felices estaban todos antes agitando sabiduria y criticando todo en la fantasia de cualquiera podia hacer lo mismo que los k, me pase años leyendo blogs y comentarios llenos de ideas superadoras del kirchnerismo que ahora se tienen que meter por el culo, que soy radical que soy esto que soy lo otro una pinche banda de boludos son y seran

Moscón dijo...

Si no replanteamos seriamente la República seguimos con la misma música.
Uno tiene que tener a mano el cogote del representante, así como ahora tienen las corporaciones nuestros cogotes a través de los que deberían defender nuestro bienestar.

Anónimo dijo...

Señor Moscon, ya pensaron en el asunto y desde los 90s existe el auditor general de la nacion, una especie de revisor de cuentas o tesorero puesto por la oposicion, en este caso Jose Luis Gioja.

Como sabemos en toda asociacion solo cuentan dos firmas la del presidente M.M.y la del tesorero o copresidente, el titere de Jose Luis.