...
El miedo fue el arma. Más allá de la tortura, el horror, los crímenes
espantosos, los secuestros, etc., el instrumento fue el miedo. Infundir miedo a la sociedad para que se mantuviera quieta, indemne, con las defensas
bajas, silenciosa, sin reacción, sin dignidad.
En Córdoba una multitud esperó el fallo por la causa La Perla que condenó a perpetua a muchos represores entre los que se cuenta el ominoso Luciano Benjamín Menéndez, "jefe del Tercer Cuerpo de Ejército y máximo responsable de los crímenes cometidos en la denominada Subzona 33, Zona 3, según el organigrama de la represión en la que dividieron el país con el fin de aniquilar el accionar subversivo".
Esa multitud es la demostración de que estamos venciendo al miedo. Porque pese a la sintonía de amor que existe entre el gobierno nacional y los represores, ahí estaban todas esas personas, con su dolor a cuestas, esperando escuchar que se había hecho justicia.
Las bravuconadas de la ministra de seguridad que saca a pasear sus bulldogs para amedrentar y apalear a quién no esté de acuerdo con la revolución de la alegría, de las amenazas del presidente de la Nación, del secretario de derechos humanos Claudio Avruj, del jefe de gabinete Marcos Peña, etc., no pudieron impedir que esa multitud estuviera en la puerta del tribunal esperando justicia.
Pero hay otros miedos, hay otros temores que derrotar. Uno de ellos por ejemplo es el que nos dice que "la política es así", o sea, que las negociaciones opacas, las apelaciones a la gobernabilidad para justificar traiciones, el intercambio de votos por favores aunque eso represente rifar el futuro de los orejones del tarro, etc, son inevitables y que no hay otra manera de hacer las cosas, y que sin todo éso estaríamos ante una catástrofe. Que sin reconciliarnos con los tipos que nos dejaron tirados en la banquina nos convertiremos en una "secta de puros" que no convence a nadie (¿no es una secta la de los que se juntan para rosquear sin que les importe un pito lo que dicen representar?), que no entedemos nada de nada, que así no se hace política, que las elecciones se ganan con más votos (¿no me digas? lo que es la ciencia che) y que hay que "sumar". Pero "sumar" no es "amontonar", rejuntar a cualquier costo es en realidad, "restar". ¿Cómo lo sé? Mirá el Congreso, ahí hay una suma que resta. ¿Cómo lo sé? Observando las señas de amor que muchos de los que no son "puros" le hacen a Sergio Massa, al que han declarado su esperanza electoral. Y si osamos recordar que Massa fue siempre un canalla, entonces somos una máquina de impedir.
Este es el nuevo miedo a vencer: el miedo a construir la política desde otro lugar, desde las convicciones, desde los acuerdos programáticos y no los arreglos de cúpulas, política que no renuncia a su ideología pero descarta el pragmatismo a cualquier costo.
En Córdoba una multitud esperó el fallo por la causa La Perla que condenó a perpetua a muchos represores entre los que se cuenta el ominoso Luciano Benjamín Menéndez, "jefe del Tercer Cuerpo de Ejército y máximo responsable de los crímenes cometidos en la denominada Subzona 33, Zona 3, según el organigrama de la represión en la que dividieron el país con el fin de aniquilar el accionar subversivo".
Esa multitud es la demostración de que estamos venciendo al miedo. Porque pese a la sintonía de amor que existe entre el gobierno nacional y los represores, ahí estaban todas esas personas, con su dolor a cuestas, esperando escuchar que se había hecho justicia.
Las bravuconadas de la ministra de seguridad que saca a pasear sus bulldogs para amedrentar y apalear a quién no esté de acuerdo con la revolución de la alegría, de las amenazas del presidente de la Nación, del secretario de derechos humanos Claudio Avruj, del jefe de gabinete Marcos Peña, etc., no pudieron impedir que esa multitud estuviera en la puerta del tribunal esperando justicia.
Pero hay otros miedos, hay otros temores que derrotar. Uno de ellos por ejemplo es el que nos dice que "la política es así", o sea, que las negociaciones opacas, las apelaciones a la gobernabilidad para justificar traiciones, el intercambio de votos por favores aunque eso represente rifar el futuro de los orejones del tarro, etc, son inevitables y que no hay otra manera de hacer las cosas, y que sin todo éso estaríamos ante una catástrofe. Que sin reconciliarnos con los tipos que nos dejaron tirados en la banquina nos convertiremos en una "secta de puros" que no convence a nadie (¿no es una secta la de los que se juntan para rosquear sin que les importe un pito lo que dicen representar?), que no entedemos nada de nada, que así no se hace política, que las elecciones se ganan con más votos (¿no me digas? lo que es la ciencia che) y que hay que "sumar". Pero "sumar" no es "amontonar", rejuntar a cualquier costo es en realidad, "restar". ¿Cómo lo sé? Mirá el Congreso, ahí hay una suma que resta. ¿Cómo lo sé? Observando las señas de amor que muchos de los que no son "puros" le hacen a Sergio Massa, al que han declarado su esperanza electoral. Y si osamos recordar que Massa fue siempre un canalla, entonces somos una máquina de impedir.
Este es el nuevo miedo a vencer: el miedo a construir la política desde otro lugar, desde las convicciones, desde los acuerdos programáticos y no los arreglos de cúpulas, política que no renuncia a su ideología pero descarta el pragmatismo a cualquier costo.
Este miedo también lo heredamos de la dictadura cívico-militar del ´76 que intentó convencernos acerca de la inutilidad de la política como herramienta de transformación.
Apenas se insinúa esta posibilidad aparecen los agoreros, los "realistas", los "infalibles", los que se las saben todas y una más, los estadistas de maceta a los que una construcción de ese orden no les conviene ni un poco. Esos personajes también provienen de la lógica de los dictadores, son funcionales a los fines de los cómplices civiles que ahora se han encaramado al poder a caballo de la desmemoria y el olvido voluntario.
Y ahí sí tenemos que recordar, no acordanos, recordar a los 30000. Porque fueron asesinados más que nada por tratar de construir una sociedad distinta con una politica distinta.
Cada vez que alguien, algunos, intenten argumentar que la política no puede ser otra cosa que una batea de mierda, entonces tenemos que recordarlos. Y decirles "No, sabes que no".
Apenas se insinúa esta posibilidad aparecen los agoreros, los "realistas", los "infalibles", los que se las saben todas y una más, los estadistas de maceta a los que una construcción de ese orden no les conviene ni un poco. Esos personajes también provienen de la lógica de los dictadores, son funcionales a los fines de los cómplices civiles que ahora se han encaramado al poder a caballo de la desmemoria y el olvido voluntario.
Y ahí sí tenemos que recordar, no acordanos, recordar a los 30000. Porque fueron asesinados más que nada por tratar de construir una sociedad distinta con una politica distinta.
Cada vez que alguien, algunos, intenten argumentar que la política no puede ser otra cosa que una batea de mierda, entonces tenemos que recordarlos. Y decirles "No, sabes que no".
Luego, sin pérdida de tiempo, enfilar a la calle y dejar que el pragmatismo a toda rosca perezca de inanición.
9 comentarios:
A riesgo de ser insultado, que quede claro que yo no lo hago cargo a Mauricio Macri de la dictadura.
La dictadura por medio de la censura, violencia y muerte implantó un modelo económico. Él no tiene la culpa de eso, digo yo. Tendrá otras culpas, pero no esa. Y también sigo sin aceptar que se lo defina como un imbécil.
El PRO está constituido por muchas personas y claro que a algunas de sólo escucharlas se detecta su ignorancia. Y el ignorante con poder se vuelve peligroso. Pero no es el caso de él. Él tiene otra formación, otros objetivos pero no es un imbécil.
Hace algunos días durante una entrevista, preguntado por diferentes temas, se refirió al terrorismo de estado como "guerra sucia", de hecho que encontré para sus dichos diferentes palabras para calificarlo: improcedente, incorrecto, inadmisible, falso, entre otras y más elaboradas descripciones. Pero no fue eso lo más chocante de la entrevista, al menos para mí. Pensé que quizá "guerra sucia" es una expresión que uno está más acostumbrado a escuchar y por lo mismo, tiene a mano más argumentos para contestar. Casi al final de la entrevista la periodista preguntó: ¿fueron treinta mil? A lo que Mauricio Macri contestó: "No tengo idea es un debate en el cual yo no voy a entrar, si fueron nueve mil o treinta mil o son los que están anotados en un muro o son muchos más". Y esto último sí fue el detonante de un profundo enojo. Pero ¿Sabén qué? No sabía por qué estaba enojado. Entonces volví a escucharlo. Y al escucharlo nuevamente se compuso la imagen con aquel Videla que alguna vez dijo: "frente al desaparecido, en tanto este como tal, es una incógnita el desaparecido".
Así es que ese fue el detonante de mi bronca: "los que están en el muro son desaparecidos", y "en tanto este como tal, es una incógnita el desaparecido": Están en un muro, no se los ve, son una incógnita, son desaparecidos, no importa el número.
Pero el desaparecido no es una incógnita para familiares y amigos, lo que no tiene es voz. Entonces recorrí una serie de testimonios de sobrevivientes a los campos de extermino y encontré la voz de aquellos que vivieron el mismo horror. Transcribo en parte esos testimonios. Omití los nombres porque son personas que declararon bajo amenazas, miedo y vergüenza por los vejamenes a los que fueron sometidos.
No fue "guerra sucia", fue terrorismo de estado. No son una incógnita, son personas masacradas.
- Lo que sigue está extraído de diferentes testimonios de sobrevivientes de los campos de exterminio
- "La chica estaba casi a mi lado, en un camastro. Le habían tirado un baldazo con agua y Etchecolatz le pasaba picana...y ella le gritó: "Por favor no me mates, llevame presa de por vida pero dejame criar a mi beba"...y él le sonrió...y delante mío le pegó un balazo ahí mismo. Si la encuentran alguna vez, es la cabeza que tiene dos agujeros, porque la bala entró por la nuca y le salió por el costado"
- Quizás el más insólito de los testigos de este juicio fue el hijo de jerarca Carlos Alberto Quijano, quien había sido uno de los jefes de la Gendarmería. Muerto Carlos Alberto Quijano, el hijo detalló cómo, cuando apenas era un adolescente de 14 años, su padre lo había obligado a trabajar en las patotas que irrumpían en las casas de las víctimas a las que robaban y golpeaban, y en su caso “manejar autos” y “destruir papelería”, hasta presenciar asesinatos.
- El 21 de octubre de 2014, el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) encontró por primera vez restos óseos humanos en el predio militar que rodea al ex campo de concentración La Perla, en los Hornos de La Ochoa, la estancia donde Menéndez pasaba sus fines de semana. Allí se encontraron y luego identificaron restos de
estudiantes de Medicina y militantes de la Federación Universitaria Peronista.
Sobrevivientes y un arriero serrano detallaron el modus operandi de los subordinados de Luciano Benjamín Menéndez que en respectivos testimonios atestiguaron haber visto al propio Menéndez frente a un fusilamiento masivo, y dio cuenta de la quema de los cadáveres y el enterramiento en fosas comunes en los campos cercanos a ese campo de concentración; y el gendarme Carlos Beltrán, quien se negó a fusilar a una pareja.
Beltrán ex gendarme, contó que “ella estaba embarazada como de ocho meses”, que él se negó a dispararles aduciendo que había entrado a la Gendarmería “para cuidar las fronteras de la patria, no para matar gente”. Furioso, el represor Luis Manzanelli lo golpeó con la culata de su arma y los fusiló a quemarropa ante sus propios ojos. “Desde el piso vi cómo el Cogote de Violín (así le llamaban al torturador por la inclinación de su cuello) primero lo mató a él y después le disparó a ella, que estaba embarazada. Pero como la chica volvió a levantarse, la remató disparándole a la panza”.
En La Perla, donde los genocidas dicen "que no murió nadie”, un arriero serrano vio arrojar “los cuerpos de dos chicas adolescentes desde un helicóptero el 3 de mayo de 1976”. Luego se determinó que resultado de un error de domicilio habían secuestrado a dos adolescentes que nada tenían que ver con los que perseguían, y para cubrir el error las arrojaron de un helicoptero para que el error no fuera descubierto.
Y en su propia casa, a unos 500 metros del campo de tortura, sintió “el olor a carne quemada de los pozos donde tiraban a la gente. El humo con ese olor espantoso se vino para mi casa. Era insoportable. Mi mujer y mis hijos se quejaban. Era horrible”. En su relato también recordó cuando una perrita que tenía comenzó a llevar a la cucha “huesos chiquitos, cabecitas muy chiquitas...”. Y ahí fue cuando el enorme hombre que es todavía el arriero, se quebró. Se cubrió los ojos con una de sus manos y sollozó: “Perdónenme Abuelas, pero la perrita traía manitos, bracitos, batitas celestes y rosas...”
- Causa Barreiro, el suyo es el primer testimonio en el que narra sobre los delitos sexuales cometidos contra hombres. "Eran métodos de torturas sistemáticos, como la picana. No eran torpes, comenzaban por los músculos. Cuando terminaban, no podía caminar. También me picaneban en los oídos, lo que me dejó una incapacidad auditiva", recordó, "además de torturas, sufrí vejámenes. No sé cómo decirlo... Me violentaron sexualmente"
- En un pasillo de la D2. “Como la picana hacía que mi cuerpo se arqueara, se cayó la venda. Ahí, no sé cómo, me senté y los miré. Uno por uno. Todavía hoy tengo esas caras como si fueran una foto. Nunca me las olvidé. Después empezaron a violarme todos... Como yo apretaba las piernas, me tiraron agua caliente para que las abriera... Hasta ahora tengo las marcas de las uñas de ellos por la fuerza que hice con los muslos para no abrirlos.”
Furiosos por su resistencia, la arrojaron y golpearon contra las baldosas de un patio interno. “Me arrastraron del pelo a otra habitación, y uno al que le decían el Tío (Carlos Alberto Vega, alias ‘Vergara’) introdujo su mano completa en mi vagina y me levantó en el aire... El dolor, el desgarro fue terrible.” El calvario continuó con “el submarino”: le sumergieron la cabeza en un tacho con agua hedionda. Fue entonces cuando tuvo lo que ella definió como una experiencia de muerte: “De pronto, ahí sumergida, ya no pude más. Comencé a ver montañas azules... Pero cuando recuperé la conciencia estaba de nuevo ahí: boca abajo, en un charco de agua y sangre”.
Las heridas y lesiones que tenía le desencadenaron una infección generalizada. La llevaron de urgencia al Policlínico Policial.
El fiscal Facundo Trotta le preguntó por el trato recibido en el hospital, la sobreviviente memoró: “El médico se acercó, me revisó... Le dije que me habían violado. Y él me contestó: No, no te violaron porque vos ya no eras virgen".
La verdad que terminé de leer muy entusiasmado su árticulo kumpa, y en una sola frase resume mi pensamineto respecto de este tema " Este es el nuevo miedo a vencer: el miedo a construir la política desde otro lugar, desde las convicciones, desde los acuerdos programáticos y no los arreglos de cúpulas, política que no renuncia a su ideología pero descarta el pragmatismo a cualquier costo". Eso es básicamente lo que uno propone desde siempre, basta de escuchar a Moreno (ante quien me saco el sombrero) decir que Bo$$io es compañero, compañero las pelotas, traidor hijo de puta!!! la ¿alegría?, entusiasmo más que nada de leerlo se me opacó ante las respuestas de el kumpa RT, que trajo a la memoria el calvario que sifrieron los que ya no están y los que sobrevivieron. Abrazo Nac&Pop, HLVS LOMJE
Enorme triunfo popular el de Córdoba.
RT:
Lo que aporta me hizo acordar a mis propios muertos, a los que por fin pude despedir hace algunos años.
K-beza:
Esa era la intención, proponerme y proponerles enfrentar este miedo al aparato, a la inevitabilidad de lo que no es inevitable, de apostar de verdad a la transversalidad, en fin, sugerí un programa de acción.
No soy quién ni tengo tanto predicamento commo para darle mayor entidad que un deseo, pero calculo que es la salida a este nudo gordiano en donde nos quieren vender la idea de que Massa es el futuro y que los que se rajaron en otra dirección son "compañeros".
Las pelotas, no lo son. Y no lo serán, porque están demasiado entregados a la rosca o porque en su fuero íntimo se saben presionables.
Basta de esos dobleces, de lo contrario vamos a volver...pero para tener que pelear con nuestra propia sombra.
Juan:
Enorme. Inmenso.
Y va traer cola, avísole.
Ahora que por obra y gracia de la revolución de la porquería recuperan protagonismo estos simpáticos ancianitos criminales y obviamente recupera protagonismo el miedo, la aprensión y el asco que sus "logros" nos producen, a mí se me da por ver el asunto desde otro costado ((que a más de uno NO le va a gustar) y es el de la insuficiencia de la cuestión derechos humanos como totalizador en el análisis de la dictadura y sus monstruos.
Las atrocidades cometidas parecen y se ven como ohjetivos centrales pero NO lo son ni lo fueron, fueron el modo de HACER un rediseño de país en función de intereses extranjeros y alcahuetes locales, si usted agarra un reglamento militar (o de los boys scouts, por ái es lo mismo) y apreciando el detallito que es usando la ferretería del oficio, éso se llama TRAICION (o como mínimo SEDiCION) y se paga en un paredón. Como en el fondo somos civilizados, democráticos y no nos atrae comernos al caníbal, del paredón se pasó a tribunales pero ahí empezó el problema, porque lo accesorio (sí, suena asqueroso pero siempre fue así) pasó a ser principal e inmediatamente relativo porque un traidor afecta a todos pero un violador de los derechos humanos afecta a las víctimas y demases comedidos que, seguro, algo habrán hecho para "merecer" las atrocidades,
Nadie defiende traidores, pero a criminales hijos de puta no le faltan defensores, justificadores, bendecidores y, claro, amigos y favorecidos con gratitud por los patrióticos y dinerísticos servicios prestados.... o no?.
Publicar un comentario