viernes, 29 de enero de 2016

PASAJEROS DE UNA PESADILLA

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Desde que Mauricio que es Macri ejecutó esa deplorable danza en el balcón de la casa rosada tengo la espantosa sensación de vivir en medio de una pesadilla. Cada día al levantarme y revisar por encima las ¿noticias? que publican los diarios de la prensa seria e independiente del país compruebo cómo Macri y la pandilla de turbios personajes que nombró en su gabinete de cómplices ataca y destruye el país convirtiéndolo en el Playhouse de la oligarquía.
Observo impotente la demolición del estado para transformarlo de nuevo es una estructura boba y sin peso específico.
Observo además como una recua de ¿ciudadanos? aplaude y festeja esta operación sin comprender el motivo de tanta algarabía.
Observo los despidos en sectores claves del estado, despidos que sirven para disciplinar y favorecer el ingreso de los "privados" en ciertos negocios para los cuales hay que desarmar por ejemplo los trenes, el desarrollo satelital, etc.
Observo la adopción de una política exterior de sumisión y dependencia.
Observo que la ceguera de los nuevos funcionarios nos puso en la mira del terrorismo internacional.
En fin, tantas cosas que apenas logro enumerar.
No me sorprende lo que hace Macri, Michetti, Vidal y compañía. Porque son ellos, porque nos avisaron, porque fueron explícitos en grado de obscenidad.
Me sorprende que los tipos que están sufriendo las consecuencias de la revolución de la alegría los hayan votado. Aún sabiendo que ellos eran el blanco de esas políticas, que la parca con forma de Prat Gay les estaba apuntando al cogote desde antes de que hubiera cualquier elección.
Me soprende que tipas y tipos tan preocupados por la corrupción hayan votado a un palurdo con 214 causas en su mochila, con un equipo de cosos que reunen causa sobre causa, procesamiento sobre procesamiento.
Me sorprende aún más que, con el evidente ataque a la clase media (o mierda) llevado adelante por todo el equipo de Macri, aplaudan como focas sin comprender, sin entender o, lo que es peor, entendiendo o comprendiendo lo que los convierte en sádicos.
Me sorprende.
No sé cuántos papanatas compraron lo de la "revolución de la alegría".
Lo que hay, lo que tenemos, lo que nos está ocurriendo en nuestras narices, es la revolución de la tristeza.
...

7 comentarios:

Nando Bonatto dijo...

Eso si, empoderados

José Pepe Parrot dijo...

Nando:
Eso sí
¿Eso sí?

GISOFANIA dijo...

si esa es la "gente normal", yo me autoexcluyo.
Y entre tanta alegría de plástico, tanto rejunte vacío elijo la nobleza de estar triste, esta soledad de la lucidez.
Y me alivia saber que en ese espacio andan seres humanos como usted

GISOFANIA dijo...

si esa es la "gente normal", yo me autoexcluyo.
Y entre tanta alegría de plástico, tanto rejunte vacío elijo la nobleza de estar triste, esta soledad de la lucidez.
Y me alivia saber que en ese espacio andan seres humanos como usted

Moscón dijo...

Ame al amo, lo que parece un castigo es su amor hacia nosotros bendiciéndonos.

Neomontonero dijo...

¿Votar a Macri les da la ilusión de pertenecer a la "Alta Sociedad"?

No sé. No soy sociólogo ni psicólogo. Pero ese votar en contra de los propios intereses -cualquiera sea el motivo- se da en muchos países del Mundo. En Yanquilandia, por ejemplo. Así que habrá que esforzarse para encontrarle la vuelta.

RT dijo...

Dormidano, disculpe el fuera de tema. Quizá le interesa para un nuevo post.

El lobby setentista de Macri:

Un represor fan de Macri

http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-291782-2016-02-04.html

...es notorio que los represores están felices por el nuevo gobierno en el que por primera vez una alianza de derecha llega a la Casa Rosada a través del voto. Para demostrarlo, el procesado Héctor Pedro Vergez, alias “Vargas” o “Gastón”, llevó a cabo una estrategia artesanal:

se sentó en el banquillo de los acusados con una foto del presidente Mauricio Macri y su esposa Juliana Awada enmarcada en varillas de caña pintadas de blanco y se puso a coserlas con toda parsimonia a un paño de tela azul que sostuvo sobre su falda.

Vergez está acusado en este megajuicio por 448 delitos. Son 169 privaciones ilegítimas de la libertad agravadas, 163 imposiciones de tormentos agravadas, 108 homicidios calificados, 6 imposiciones de tormentos seguidas de muerte, una tentativa de homicidio calificado y la sustracción de un menor de 10 años (el nieto de la titular de Abuelas de Plaza de Mayo-Córdoba, Sonia Torres).

La fiscal Virginia Miguel Carmona lo acusó por “ahorcar con sus propias manos” a la víctima Alicia de Cicco Moukarzel. Fue el propio represor quien le contó a la sobreviviente Graciela Geuna que la mató “porque era hermosa, tenía unos bonitos ojos pero me miraba muy feo, así que la ahorqué”.

También, entre sus crímenes más crueles –los que gozaba contar como hazañas a los llamados “muertos vivos” en La Perla– figura la matanza de la familia de Mariano Pujadas, el primer fusilamiento masivo en el Campo de La Ribera. “Nadie se animaba, así que agarré una ametralladora y los maté yo solo”, dijo. O cuando llevó colgado de un pie, atado a una cuerda a un helicóptero a Tomás Rodolfo Agüero. “Lo paseó así por toda la ciudad de Córdoba, amenazando con tirarlo”, relató en su testimonio la testigo Liliana Callizo.
Vergez escribió y publicó un libro, Yo fui Vargas, donde relató sus crímenes y se jactó de ellos.
Lo editó durante la década del 90, cuando se creyó impune.

Ernesto “Nabo” Barreiro también se sumó a la ola macrista. Cuestionó a los fiscales ya que para él “no tienen autoridad para tratar mi caso porque dependen de la procuradora (Alejandra) Gils Carbó, a quien el presidente Macri le pidió que renuncie”.