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El Analfabestia Político
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El
analfabetismo político es uno de los peores analfabetismos. En rigor
de verdad, el analfabetismo político es letal, dado que sus
consecuencias son de orden colectivo, y todos pagamos el pato (y en
este caso el todos tiene entidad y peso) cuando el analfabeto
político toma una u otro camino montado en el jamelgo de la supina
ignorancia que él considera un caballo de carrera.
Este
es el peor de los problemas del analfabeto político: conjetura que
su desconocimiento es una virtud y que la miopía de su criterio es
un valor para atesorar.
Como
transita por la vida con esa falsa certidumbre, pontifica a dedo
índice suelto, desparramando errores de apreciación y razonamientos
sin fundamento por todas partes. De la misma forma se apropia de
argumentos que no poseen mayor peso que la repetición. Los reproduce
con el mismo gesto de suficiencia con el que descalifica lo que no
comprende y desestima aquellos senderos que le exigen análisis
profundos y sostenidos.
Porque
antes que todo y previo a nada, la condición que distingue al
analfabeto político es la pereza intelectual. La pachorra domina sus
incursiones en el mundo de las ideas, pero como quiere tener razón a
como de lugar y contra cualquier evidencia recurre a los reservorios
de frases y pensamientos hechos, de forma tal de simular una
idoneidad que no posee.
Así,
veremos al analfabeto político despotricando contra el marxismo o el
neoliberalismo sin haber transitado ni siquiera un tibio manual que
le explique los rudimentos de ambos. No tener idea de lo que está
hablando no es impedimento alguno: el conocimiento puede ser
reemplazado por la batería de opiniones y prejuicios que ha
escuchado por ahí (sobre los que tampoco ha meditado demasiado) y
que amplifica con gesto de mono sabio
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Si les gustó o quieren más argumentos para insultarme to be continued...
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4 comentarios:
Curiosamente, con la misma argumentación se puede minar la razonabilidad del voto universal. (Y me apresuro a aclarar que coincido con su planteo, Dormidano, que también enunció en su tiempo Brecht).
El famoso peligro del fanatismo.Cuando está por encima de la poca o mucha idea sobre el tema la comprensión de la realidad se hace antojadiza y es directamente proporcional al tamaño del enredo,e inversamente proporcional a la solución del mismo.
Rob:
Si, se puede.
Aquí me permito una reflexión veloz y poco profunda: supongo que la democracia y el voto que la sustenta, debería fundarse en el conocimiento y formación del ciudadano. Supongo que cualquier proceso que busque igualar posibilidades y oportunidades debería apuntalar ese trabajo lento pero necesario.
Claro que no ocurre. No señor. De todas formas uno se lleva sus sorpresas. En la franja de los tipos que tienen más acceso a la posibilidad de formarse, se encuentra la mayor cantidad de analfabetos políticos.
Espero explicarme porqué.
Moscón:
Dio en el blanco con mucha perspicacia.
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