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Voy a contestar con algo que ya escribí por ahí:
El PJ no puede pensar que el 54 %, el 49 % y la plaza del 9 de diciembre le pertenece. No fue por el PJ, fue con el PJ. Voy a arriesgar una tesis que de a poco estoy corroborando: En el 2001 el PJ había entrado en la misma espiral que en estos días acabó con la UCR. Digamos, la conversión de un partido con un relato histórico que aglutina y nuclea en una federación de partidos provinciales y municipales con presencia en el territorio pero sin peso nacional, excepto como prestanombre para el PRO.
De esa anomia lo rescató la transversalidad que dejó entrar aire fresco y propuestas nuevas y creíbles. Esa amalgama pudo lograr doce años en el poder. El PJ fue parte central del armado, pero no su gestor ni su defensor. Es más, muchas veces fue el que puso palos en la rueda usando como excusa la ortodoxia dogmática, o sea, el peronómetro.
Que la doctrina justicialista volviera a tener carnadura y sustancia no fue un acierto del pejotismo. Fue el resultado de la construcción horizontal que aglutinó a sectores diversos en torno al PJ que de nuevo era aquel PJ histórico del que hablaban los tatarabuelos.
En algún momento del proceso el PJ se postuló a sí mismo como un eje efectivo y autosuficiente que podía prescindir de todos los demás elementos del FPV para construir poder y gobierno en soledad. Esto lo vimos en el proceso que derivó en las elecciones del año pasado, pero que comenzó casi a partir del triunfo de CFK por el 54 %. En ese asunto hubo pase de facturas y resentimientos.
El PJ pide autocrítica. y sin duda es necesaria pero de ambas partes, no solo del kirchnerismo. El PJ no ha revisado todavía el papel que desempeñó en los sucesos que nos llevaron al 2001. Los años de Cristina y Néstor recubrieron de alguna forma esas responsabilidades, pero ahora vuelven a aparecer y los protagonistas miran para otro lado y rosquean como si fueran vírgenes carentes de culpa y cargo.
Están a punto de hacer lo mismo, o sea, cagarse en los votantes en nombre de los cuales asumieron representación parlamentaria sin mirarse ni una sola vez al espejo, poniendo la culpa en cualquier lado menos en sus propias entrañas.
Luego de que una militancia espontánea y entusiasta los rescatara del desastre electoral hasta casi dar vuelta una elección que el pejotismo declaró perdida de antemano (derrota que no pocos pejotistas alentaron, o sea, ese verso de "lo importante es ganar" lo dejamos para otros ingénuos) ahora resulta que las Plazas que se multiplican, las reuniones, discusiones, etc., no sirven porque no son orgánicas.
Resulta que ahora hay que ser "realista" y contribuir a la "gobernabilidad" y no andar jugando a la comuna parisina. El pejotismo, ayuno de humildad, te mira a los ojos y dice "-Haceme caso a mi, yo sé mucho más que vos de estas cosas, hace 70 años que hacemos lo mismo". A lo que respondo "-Cada vez que los dejaron solos estrellaron la calesita" cosa que a mi me tendría sin cuidado pero resulta que los que viajamos en la calesita somos los orejones del tarro. Entonces, cuando el pejotismo se pierde en sus propios mitos, busca en el exterior la ayuda de los orejones para volver al primer plano. Cuando ya están ahí patean la escalera.
El pejotismo que es la derecha adosada como una rémora al partido justicialista, fue un actor central y esencial en la década del noventa. Convalidó con votos, cuadros y teoría el vaciamiento del país sin despeinarse, usando frases de Perón para justificar el despojo sistemático del estado a manos de los grupos económicos concentrados.
Cuando una parte nada despreciable del pueblo dijo basta (incluso a pesar de la operación para voltear a De la Rúa que fue desbordada) también le dijo basta a ese pejotismo.
No escuché hasta ahora a ninguno de los protagonistas del pejotismo (y hay muchos) pidiendo disculpas por lo que hicieron, lo que permitieron, lo que legitimaron.
Tengo la presunción de que el PJ solo, quebrado, atomizado, tal como busca Macri, retornará al proceso de balcanización que estos doce años pospuso. Si no es capaz de comprender lo que tiene que revisar, si no está a la altura de las circunstancias, si se empeña en sustituir la voluntad de los votantes, seguirá por el mismo camino que la UCR.