viernes, 3 de julio de 2015

¿Y BOSTON?

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Por el contrario, yo considero que el que le hace mal a la literatura es Coelho. Y digo esto e inmediatamente me pongo a pensar si las fruslerías que escribe Coelho califican como literatura. Incluso esa literatura berreta estilo "¿Quién se llevó mi queso?".
Podemos comprobar la profundidad de su pensamiento en la objeción al Ulises: usa dos palabras que cualquier escritor que se precie (y mucho más uno que pretende ser el intelectual más importante de Brasil, psssttt) no utilizaría tan a la ligera, "nadie" y "todos". Debería saber Coelho que incluso un solo lector del Ulises da por tierra con un razonamiento tan endeble. Y que incluso sus pavadas son relativas.
Es mucho más valiosa la objeción de Borges (al que Coelho debería reconocerle el copyright de su primer bazofia alquimística): Creo que “Ulises” es un fracaso. Cuando se ha leído lo suficiente se saben miles y miles de circunstancias sobre los personajes, pero no se los conoce. Y pensar en los personajes de Joyce no es lo mismo que pensar en los de Stevenson o Dickens, porque en el caso de un personaje, en un libro de Stevenson, por ejemplo, un hombre puede que sólo esté presente en una página, pero se siente que uno lo conoce o que hay más de él por conocer. En “Ulises” se cuentan miles de circunstancias sobre los personajes: que han ido dos veces al lavabo, los libros que leen, sus posturas exactas cuando están sentados o de pie, pero, realmente, no se los conoce. Es como si Joyce hubiera pasado por ellos con un microscopio o una lupa.
Esas observaciones provienen de un hombre que frecuentó las páginas de Joyce, y del Ulises. De un intelectual, condición que Coelho no alcanzó todavía y sospecho, no tendrá el gusto de alcanzar.
Al menos puedo decir que los libros de Coelho no están bien escritos, desde el aspecto formal. Sobre todo lo demás, sobre esa sabiduría new age montada sobre una mitología que desmerece y banaliza, necesitaría mucho más tiempo y ganas. Y Coelho no merece más que estas líneas.

4 comentarios:

Largus dijo...

La diferencia entre objetar con un argumento (que puede gustar o no, ser verdad o no, pero es un argumento) como lo hizo Borges y decir alegremente frases para los zócalos de las noticias. Si, no amerita más líneas.

José Pepe Parrot dijo...

Largus:
Exacto.
La diferencia entre tener razones o componer un tuit tirabombas.

Luiggi dijo...

Guía de valores? Uno no busca soluciones en un libro, a menos que quiera saber cómo se hace el budín de pan, como cambiar el cuerito de la canilla o cómo llegar en colectivo de Paternal a San Isidro.

Uno busca una historia, viajar del modo más barato y democrático -como diría mi vieja- y conocer el mundo con los ojos de otro, y otras miles de razones... La literatura que nos quieren imponer (no olvidemos que los que eligen qué publicar no don los escritores, sino las editoriales) apunta a una lógica de lo concreto, no a la expansión de lo posible. Y eso es el garrón de estos tiempos...

Si ya ni en Discovery Channel hay programas de ciencia, todo es ver como hace guita tal o cual. El mercantilismo es la muerte de la ilusión. O como decía Marx, el capitalismo intenta ser el corazón de una sociedad descorazonada...

Aprovechó pa' recomendarle dos joyitas tempranas y olvidadas del maestro Frank Herbert, disponibles en formato ePub (búsquelas que se encuentran fácil): Estrella Flagelada y El experimento Dosadi. Lealas en ese orden, y después charlamos.

Un abrazo enorme, y nunca menos!

Luiggi.

Esther dijo...

Me obligaron a leer El alquimista (sí, tuve que leerlo obligada); lo logré gracias al viejo recurso de saltarme páginas y más páginas. Cohelo es un escritor del montón. No es un buen escritor y menos un intelectual. La diferencia con Borges es sencilla: Borges tenía intelecto, escribía sólo cuando tenía algo que decir y escribía como los dioses. Borges estaba en condiciones de criticar a Joyce en forma sólida (se esté de acuerdo o no, eso es harina de otro costal). Cohelo, para nada.