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Aviso: esto va a doler, pero tendrá que doler. Hoy un señor en el acto por el aniversario del atentado a la AMIA dijo que los muertos no se negocian. Error. Ya los han negociado, una y otra vez. Funcionarios del gobierno de Carlos Saúl I, dirigentes de la comunidad judía, etc. han jugado con el dolor de los familiares de los asesinados en la AMIA. Y, disculpen que se los diga, ahora son los familiares los que están negociando con los muertos, haciendo lo que dicen que no hacen: hacen política con los muertos.
No. No es que sean oficialismo u oposición (aunque hay que decir que las hay).
Juegan el partido de EE.UU. y más que todo, de Israel, países que han decidido que Irán es culpable, países a los que les hace falta que Irán sea lo más malo posible para que, cuando lo invadan, haya excusas suficientes.
Ese partido están jugando, lo sepan o no. Aunque ya somos grandes ¿no?
Sigamos hurgando en la herida: el dolor no autoriza cualquier análisis. El dolor nubla, por su intensidad, el horizonte de la mirada. Y es un arma implacable porque desde el dolor se deslegitima cualquier opinión distinta o, en este caso, cualquier pista distinta.
Pararse en un escenario, y desde el sufrimiento personal intentar legitimar una hipótesis que no tiene sustento es un acto de tenebrosa irresponsabilidad. Porque esa postura puede provocar un dolor inmenso en un pueblo que no tiene un soto que ver. Lo mismo que sufrieron las víctimas de la AMIA puede ser replicado por dos países cuyas acciones terroristas son conocidas por todos en un país que quieren dominar por motivos distintos.
Lamento decir ésto, pero la ceguera involuntaria o conciente de algunos familiares, sobre todo la de los que gritan en contra de Irán sin parar mientes en las pruebas o evidencias, sigue matando a las víctimas del atentado.
No puedo dejar de mencionar la lamentable actuación del fiscal Nisman que se hace cargo también de la hipótesis iraní, fogoneando la visión del Departamento de Estado sobre latinoamérica y, no puedo creer que no lo sepa, encubriendo el camino que podría llevar a la verdad.
Muy triste estoy, porque estamos cada vez más lejos de la verdad. Y los familiares hoy, están contribuyendo a este gradual oscurecimiento.
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