martes, 11 de junio de 2013

LIBRE MERCADO Y PRENSA INDEPENDIENTE UN SOLO CORAZÓN

Entre todos los desatinos que caen a diario sobre el desprevenido escuchante, vidente o leyente se encuentran dos mitos : uno llamado "libre mercado" y otro "prensa independiente".
La leyenda del "libre mercado" dice que el mercado se autoregula, que los estados no tienen que meterse, que el "libre" juego de la oferta y la demanda, que la elasticidad de ésto o aquello. En la práctica lo que existe, lo que ocurre realmente es que el estado subsidia los costos socializándolos y las empresas privatizan las ganancias, que no son otra cosa que riqueza social que sustraen al dominio público. Que las empresas no compiten entre si sino que se cartelizan, que conforman monopolios y oligopolios para anular cualquier resistencia por parte de la "demanda", que cooptan la cadena productiva para determinar arbitrariamente los precios de los bienes de consumo sin que los "costos" tengan algo que ver con esa determinación. Los defensores del "libre mercado" dicen que los empresarios toman decisiones racionales, cosa que cualquiera que trabaje en una empresa privada puede comprobar observando cómo se diseñan las estrategias de mercado, se lucha por los ascensos o se evaden regulaciones. También indican que el "libre mercado" es la forma más eficiente de administrar recursos "escasos", o sea, administración en base a la escasez. Uno puede corroborar que eso es así viendo una casa con un garaje para cinco autos y dos motos, lancha y dependencias mientras que a la orilla del camino, en esos lugares en donde las aguas servidas discurren con persistencia florecen casillas de chapa y cartón. Los que propician el "libre mercado" defienden que el consumo es el motor de la economía, no aclaran que el consumo es el motor de la economia "de mercado" y mucho menos que una economía basada en el consumo no es sustentable en el tiempo porque ¡consume! recursos que no son renovables y que hace rato deberíamos estar cuidando y que si todos tuviéramos una casa con cinco autos, dos motos, lancha y dependencias no habría tierra que se bancara lo que todo eso junto significa. La racionalidad de la economía de libre mercado la puede comprobar cualquiera que se coma un yogurt o tome una gaseosa y luego de ingerir el producto arroje a la basura los envases de ambos, los dos hechos con derivados del petróleo, que es un recurso no renovable y que es usado para fabricar envases descartables que contaminan, cuya vida útil apenas supera los treinta o cuarenta segundos. Queda, para calmar las conciencias, el recurso de reciclar o decir que el desperdicio es reciclable, pero nadie informa que el reciclado tiene un límite y está bastante cerca.
El otro mito, el de la "prensa independiente" promulga por decisión propia y arbitraria la objetividad. No hace falta alargar en este punto las explicaciones. La objetividad como tal no existe, así como tampoco existe en política el "centro" (centro-izquierda es derecha y centro-derecha es derecha, basta de engañarse con esa alucinación). Nadie puede ser objetivo en tanto es un sujeto socialmente conformado y como tal, se representa la realidad que analiza desde esa conformación. Cosa que no es mala, lo malo es pretender que esa mirada es "la mirada". En epistemología diríamos que un periodista debe ejercer la vigilancia epistemológica a fin de hacer conciente la influencia que su historia como sujeto tiene sobre los hechos y fenómenos que relata. Y también el peso que tiene sobre su mirada el contexto en donde desempeña sus funciones. La economía de "libre mercado" tiene la misma pretensión: erigirse en verdad única e indiscutible en tanto es la expresión de la realidad.
Por si hiciera falta alguna demostración, claro está.
Otra pruebita, que el asesino dejó rastros del tamaño de un buque de carga.

2 comentarios:

Daniel dijo...

La imagen contradictoria es similar a un edificio que aparece en un documental en India sobre el florecimiento empresario de ciertos pool que en el concurren, mientras que a pocos metros se ven a algunas familias viviendo literalmente en los caños.

José Pepe Parrot dijo...

Daniel:
A eso llaman "asignación eficiente de los recursos" y vaya a discutírselo a esos teólogos.