lunes, 10 de septiembre de 2012

TANTO MEDITA EL CÁNTARO QUE AL FINAL SE ROMPE

El miedo a la parca, a la muerte, no es tonto. La muerte no es un misterio. Tiremos por tierra ese lugar común. El misterio está apenas la muerte ocurre, puesto que, dado que permanecemos vivos, no podemos conjeturar qué ocurre luego del cese de las funciones vitales del humano. Pero la muerte no tiene misterio alguno: justamente es la extinción de la existencia individual del cuerpo. Es más, la muerte es la única certeza vital (que contrasentido ¿no?) Nadie está seguro de casi nada cuando nace. Pero sin duda tiene en su horizonte un punto de llegada inevitable: la muerte.
Las religiones, cultos, manosantas, sectas y adivinadores fundan su influencia en la muerte. Todos, sin excepción, se ocupan de ofrecerle al atribulado sujeto una opción ante la muerte. Sea ésta de la naturaleza que fuere: fundirse en el ser extenso divino creador del universo, supervivencia del espíritu, reencarnaciones, nirvana, etc. Estos cursos de acción tienen como factor común la anulación de los efectos de la muerte. Ante una oferta semejante ¿quién no escucharía al vendedor?
Lo cierto es que nadie sabe lo que ocurre luego de la muerte.
Ahora, para adscribir a los beneficios de este gambeteo de la certeza absoluta ofrecida por los agentes de la divinidad, los responsables de cada una de las puertas exige a cambio cierta forma de vida por parte de los aspirantes. La inmortalidad tiene sus costos. Y estos son asumidos por los adherentes como condición de acceso. El tenor de estas ofrendas depende de la mayor o menor moralidad de cada culto en particular, de sus intenciones, de lo que dice y más que nada, de lo que oculta.
Por decir algo, la Iglesia Universal archiconocida por su profusa inserción en las pantallas, exige tributos en metálico constante y sonante con métodos coercitivos que harían palidecer de vergüenza a un telemarketer de seguros.
Pero más que lo material, es la forma de vida que propugnan lo que necesitaríamos debatir dado que por ser una opción religiosa pero además, política (son instituciones creadas por humanos, más allá de la supuesta encarnación de una misión asignada por la divinidad) el ordenamiento que defienden tiene impacto en la sociedad en donde están insertos. Y esto tiene mejores o peores consecuencias. Hasta ahora y salvo honrosas excepciones, las religiones han servido para mantener el status quo en cada lugar en donde estén afincadas.
El neoculto metodológico de Sri Sri Ravi Shankar (dejemos a salvo a Ravi Shankar un tremendo músico de la India que no necesita la mácula de ser confundido con el nombrado anteriormente) también es una opción política. La forma de vida que promociona Shankar, el Sri, contiene una cosmovisión de la historia, del hombre y de la trascendencia en particular. Al adherir al Arte de Vivir, se legitima esa mirada. El que escucha las palabras de Shankar y practica sus métodos de respiración, de relajación, etc., aunque no lo sepa o pretenda no saberlo, adscribe a la concepción de sociedad que promueve el gurú.
Detengámonos un momento en ella: Shankar, el Sri, proviene del nacionalismo religioso hindú, la facción religiosa de La India que luchó contra el movimiento independentista liderado por Mahatma Gandhi. De hecho, el asesino de Gandhi, Nathuram Godse pertenecía a la organización nacional de voluntarios que tiene estrechos vínculos con Shankar.
"No sólo tiene relación con esta organización de voluntarios (vinculada al asesinato de Gandhi) sino que participa activamente del movimiento nacionalista religioso hindú. Esta organización nacionalista religiosa hindú de voluntarios ha estado involucrada en algunas masacres que han ocurrido en la India, que han afectado a la importante minoría musulmana que vive en ese país, que comprende a 150 millones de habitantes”. Esto dice Gabriel Puricelli, coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas y experto en política internacional.
Y agrega:
"Todo este trabajo que desarrolla para mejorar la productividad de las empresas a través de ejercicios respiratorios entre los empleados y los ejecutivos forman parte de una estrategia de seducción del nacionalismo y el fundamentalista religioso hindú”
Y no conforme con lo anterior, machaca:
"Dentro del hinduísmo, Ravi Shankar aparece asociado a los sectores fundamentalistas, en el sentido de que buscan que la India, un país pluriétnico y plurirreligioso, esté establecida la hegemonía claramente de la religión hindú”
Que lo parió.
Y leete ésto:
"Se trata de alguien que hace un gran negocio con la educación de la respiración, utilizando técnicas tradicionales del yoga y que es muy requerido, sobre todo, por grandes empresas porque promueve la meditación con fines de vivir sin culpa el enriquecimiento material y de mejorar los estados de ánimo dentro de las empresas, de moto tal, obtener mayor productividad”
Asi que no es solo andar respirando por ahí.
Retomemos, y uniendo con lo dicho al comienzo de esta perorata, lo de Shankar, el Sri no escapa ni un poco de la lógica de los cultos de toda laya y pelaje. Ofrece un placebo para temerle menos a la muerte y a cambio te cobra con una adhesión a sus principios que es, ante todo, la aceptación de un orden social estático, con privilegios solidificados y una ética que adormece la sensibilidad para poder tolerar el orden injusto que se deriva de sus principios (aquí podríamos insertar una nota en el texto informando que un gran análisis de la religiosidad popular se encuentra en el libro "Psicoterapia del Oprimido" de Alfredo Moffatt, que sirve para entender por comparación a qué estrategia recurren para aliviar el dolor de la muerte amplios sectores populares)
Es ésto lo que se vio ayer en Dorrego y Figueroa Alcorta.
Por eso, pese a que se proclamó a los cuatro vientos que el planeta meditaría para lograr un mundo sin violencia ni stress, en realidad, lo que se busca es conformar conciencias que puedan aceptar la violencia necesaria que requiere el sistema (neoliberal, al fin hay que decirlo) sin que el peso de sus culpas aplaste al tecnócrata que condena con la mayor frialdad a enormes sectores de la población, de su país, del mundo, del orbe, etc. Por eso Shankar está en sintonía perfecta con Macri y con tantos.
Agrego una objeción más a Shankar: supongamos que no me molesta la opción clasista emitida por los que adhieren a las enseñanzas de Shankar, el Sri (porque es una elección marcada a fuego por la pertenencia a una clase determinada, no les quepa duda). Supongamos que yo sea ingénuo y crea que no le hace mal a nadie andar aprendiendo a respirar como cantante de ópera (si, porque los aspirantes a cantantes líricos usan métodos similares a los propuestos por Shankar, el Sri pero sin la carga ética que conlleva). Ponele.
En ese caso todo quedaría reducido a la credulidad de la "gente". Pero el señor éste se mete además con temas muy complejos y delicados, hablando de la muerte. Dice, o sugiere, que lo que él enseña de alguna forma cura el cáncer. Y ahí se mete con un tema que no debería abordar desde el resbaloso ángulo que propone. Porque diciendo lo que dice crea esperanzas en personas que necesitan tener esperanza porque se les está yendo de las manos junto con la vida. Diciendo esa barbaridad se aprovecha de las personas con cáncer, mujeres y hombres que se aferran a cualquier brizna de expectativa que ande por ahí. Aún las burradas que expele un tipo irresponsable como Shankar, el Sri. Juega con la desesperación inescrupulosamente.
Esto último, es, como dice el ciudadano Santo, otro tema.
Y si ya el tipo me caía mal por sus prácticas políticas, me cae ahora peor por la manipulación cínica que lleva adelante.
No crean todos los que estuvieron meditando todos juntos ayer que su propio bienestar traerá en consecuencia el bienestar de la humanidad. Lo único que tendremos será monstruos armonizados con su interior, con la habilidad de silenciar su conciencia, capaces de los peores actos pero que respiran que es un divinor.
El planeta medita, como dije en la encuesta de arriba a la derecha, pero entre gente como uno.
...
Nota I:
Claro, la Iglesia Católica protestó, en la voz preclara de Jorgito Bergoglio. Pese a lo rebuscado de los argumentos podríamos resumirlos con el título "Quejas del Almacenero que pierde su clientela a manos de otro almacenero". Ni más ni menos.
Nota II:
Parece que al Shankar, el Sri, ya le habían visto las propiedades curativas hace tiempo, tal como da cuenta este simpático artículo. No hay caso, es milagroso ese hombre che.

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