viernes, 24 de agosto de 2012

YO, EL SINIESTRO

Todos los días hábiles voy al trabajo caminando desde la ilustre estación Constitución, "Consti" para los amigos. Suelo usar de vez en cuando la calle Cochabamba dado que apenas circulan por allí algunos peatones y además, me sirve para evitar ciertos edificios que crecen como hongos sobre la Avenida Garay, que hacen de San Telmo uno de los barrios más modernos que se puedan estar construyendo y que me hacen doler los ojos de rabia.
Decía, cuando uno agarra Cochabamba derecho en dirección al "Bajo", al llegar a Paseo Colón encuentra, a su izquierda, cruzando la avenida, los restos de lo que fue el Centro Clandestino de Detención "Club Atlético", "El Atlético".
Suelo también, al cruzar la calle, detenerme un momento a contemplar las excavaciones (está en marcha el rescate arqueológico del lugar dado fue demolido a fines de los años ´70 para construir la autopista 25 de Mayo). Trato de imaginarme los horrores que se desplegaron en ese lugar.
Hoy fue uno de esos días. Quizás el cielo gris y la garúa ayudaron y una palabra que me anda rondando desde hace un rato y que necesito discutir: siniestro.
Ese fue el primer adjetivo que me vino a la mente al ver "El Atlético". Tan sin pensarlo me salió que me llamó la atención el lugar común. Algo del asunto no estaba bien. Digamos, no es que el sitio no califique como oscuro y tenebroso, o perverso y avieso. Es mucho más que eso.
Pero ¿"siniestro"?. Resulta ser que siniestro viene de siniestra. La siniestra es la izquierda. Dicho así, sin segundas intenciones. De forma tal que un lugar que alberga la memoria de los que fueron asesinados más que nada por pertenecer a la izquierda puede ser calificado como ¿siniestro?
La mayor parte de los muertos que caen en las luchas populares surgen de la izquierda, de la siniestra. Es la siniestra la que fue y es perseguida por los políticos diestros de este orbe (y no hablo de su pierna hábil).
Son las políticas instauradas por los políticos diestros, los economistas diestros, los politólogos diestros, etc., las que dejan tendales de víctimas, muertos bien muertos y muertos sociales que caminan sin pausa hacia la otra muerte que los encuentra cuando las estadísticas policiales necesitan incrementarse.
Así que ¿por qué no diestro? Yo diría, para ser consecuente con los hechos, que "El Atlético" es un lugar "diestro". Cambiándole la carga al símbolo, claro está.
Notarán Uds. que semejante adjetivo "suena mal". Y suena mal porque las palabras, tan tímidas ellas, también cargan en su construcción con una nada despreciable porción de ideología. Porque al decir "diestro" nadie piensa en algo malo, de hecho esa palabra evoca además de una lateralidad a la derecha, una sarta de cosas buenas. Decir entonces que algo es "diestro" nos remite a cualquier lugar menos al horror.
Sin embargo, ponele "siniestro" a algo o alguien e inmediatamente verás crecer a Belcebú en camiseta. ¿Por qué?
Se dice "se mandó por izquierda" para denotar que usó un camino non sancto, "tuvo amores por izquierda" para indicar una infidelidad, "lo consiguió por izquierda" para mostrar que el objeto es robado. La izquierda, la siniestra, carga sobre sí misma una descalificación a priori que, arriesgo, no es inocente.
Si está a la izquierda no es bueno, en cambio la derecha...
Y sin embargo, al menos en política, la principal victimaria es la derecha, la diestra. Pero nadie diría que la diestra es diestra. Sin embargo se puede decir que la diestra es siniestra, para no desaprovechar la oportunidad de descalificar a la izquierda.
¿No sería un buen momento para modificar estos hábitos del lenguaje? Cierto es que estamos hablando de convenciones, lugares comunes, etc. Pero creo, humildemente, que estos clichés lingüísticos tienen trampa.
Decir que lo malo está a la izquierda y lo bueno a la derecha ya es toda una definición.
Por tanto y desde ahora, diré que "El Atlético" es un lugar diestro.
Y que Tutatis se apiade de la Real Academia Española.

2 comentarios:

Mariam dijo...

Estás aprendiendo a escribir, pibe.

José Pepe Parrot dijo...

Un poco, soy un intuitivo...