Claro, no hay más que mirar en la naturaleza: ella, tan sabia como es, nos ofrece millones de botellas PET, como puede comprobar cualquiera que recorra la reserva oncológica de La Costanera Sur en donde podremos observar cómo, con la invalorable colaboración de la desidia humana, la madre tierra expone botellones, botellas y botellitas de todo calibre y color.
Además, basta que uno agarre una naranja ponele, o un mango (fruta no guita) y le meta un tarascón para constatar que adentro tiene una mezcla que contiene casi la mitad de calorías que sus principales competidoras y hasta menos calorías que una manzana. ¡Jodete Steve Jobs!
Lo dicho, inspirado en la naturaleza.
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