miércoles, 27 de octubre de 2010

Mariano

“No conozco a nadie y todos hablan de mí”
Fantasy, Charly García

Cuando salió para la estación, Mariano Ferreyra pensó que no la iban a tener fácil. Sabía que los de la verde habían estado pegando panfletos contra las movilizaciones de los tercerizados, sabía que cortar las vías del tren iba a implicar un esfuerzo militante importante y que, posiblemente, todo terminaría en una rosca contra la burocracia sindical, esa entelequia siempre tan encarnizada, tan palpable en todos los conflictos en los que venía participando con los trabajadores precarizados del Roca. Pensó en sus amigos, en sus compañeros de militancia de la FUBA, imaginó las conversaciones posteriores, los balances, los planes de lucha. No tenía grandes esperanzas de que sus reivindicaciones fueran reconocidas y satisfechas. Se conformaba, en realidad, con poner en agenda la cuestión, movilizar con los trabajadores, construir unidad y dar algún paso hacia delante. Tuvo hambre y se imaginó que a la tarde podrían ir a comer algo con los compañeros. No pensó en Pedraza ni en Boudou. Se sintió orgulloso de sí mismo, del modo que uno siente que está viviendo la historia de su gente, que está aportando a construir el mundo que desea, aunque no sepa si lo va a ver concretado algún día. Ese razonamiento estúpido que suele acompañar a las utopías, a los deseos más profundos, los más lindos. Esa manía de creer que hacer algo vale la pena, aunque no estemos para vivirlo, disfrutarlo y padecerlo. Un sentimiento vago. A los 23 años, la muerte no resulta familiar. A los 23 años, dar la vida por algo, se parece demasiado a una utopía.
Mariano Ferreyra  se convirtió en un nombre significante para millones de personas el 20 de octubre de 2010, cuando su cuerpo agonizante apareció en las pantallas de televisión, en todos los diarios. Mariano Ferreyra es ese pibe de barbita que sonríe a medias a la cámara, de refilón. Es también el que yace con los ojos desorbitados, el que se muere delante de todo un país atónito ante una muerte impronunciable. Desde entonces, las palabras sobre su asesinato se suceden, se confunden. Se pronuncia su muerte. Y sin embargo, queda tanto sin decir. Sobran las acusaciones cruzadas entre el oficialismo, sus compañeros de militancia en el trotskismo, los medios masivos y los representantes la derecha argentina más recalcitrante. La pertenencia política (o no) de la Unión Ferroviaria a la CGT moyanista deviene el centro de la cuestión, si el responsable político de la muerte es Kirchner o Duhalde. Me resulta por lo menos incómodo ver a una periodista que todavía me parece respetable como Sandra Russo haciendo una defensa a ultranza del sindicalismo de la CGT, haciendo el juego al planteo que supone una relación estrecha entre el asesinato de Mariano y el proyecto de participación en las ganancias de Recalde. No, Sandra. El tiro no fue dirigido hacia el gobierno, sino a los trabajadores precarizados, que peleaban por la reincorporación y el pase a planta. El tiro fue hacia todos los trabajadores que desafían a la burocracia sindical. El destinatario del tiro no fue Piumato ni Moyano ni Andrés Rodríguez. Fue Mariano Ferreyra, el pibe de barbita que sonríe a medias a la cámara, de refilón.
¿Interesa si Pedraza forma parte del sindicalismo más afín al gobierno? Sí, interesa. Digamos que sirve, pero no alcanza. Porque, aún siendo negativa la respuesta, los métodos del sindicalismo cegetista, no difieren demasiado. Supongo, para mis adentros, que el brazo izquierdo del kirchnerismo, los que hoy defienden a Moyano para defender al gobierno, quisieran otra alianza política, otro bloque histórico, pero es lo que hay. La realpolitik, la discusión que falta. Lo indecible kirchnerista (como dice Enrique Orozco: “Por eso, de Vandor y Rucci sólo quedan un par de libros. Moyano es el hijo reo de aquellos burócratas. Una bisagra en la historia, una bisagra para el país. Y si. En los ’70, fue de ultraderecha, en los ’90, estuvo con De Gennaro y el Perro en la calle, en la década que se va con Duhalde y, sobre todo, con Kirchner”. -La re-vuelta de Crisis es lo mejor que le pasó a la Argentina, en materia de periodismo, en muchos años-). La lógica de poder que es siempre conocida y nunca dicha. El trauma siempre vuelve (en forma de tragedia, parece).
            Cuando cayó desplomado, Mariano no pensó en lo que vendría. No pensó que eso que estaba viviendo, su propia muerte, serviría para lograr la reincorporación de los compañeros y el pase a planta permanente. Tampoco pensó que serviría para ganar posiciones políticas o dejar en evidencia la composición política del gobierno y sus aliados, ni que constituiría un punto de confluencia para el campo popular, la unidad del espanto. No sé que habrá pensado, pero en eso no pensó.
            La muerte de un compañero no nos sirve para nada.

9 comentarios:

José Pepe Parrot dijo...

No, la muerte nunca sirve, pero una vez muerto, el muerto se usa.
El asunto de los tercerizados es todo un tema al que los dirigentes sindicales, casi sin excepción, le escapan como el culo a la jeringa. Porque son miles los tercerizados, en todas partes, en todas las empresas, en el estado, en donde uno menos se lo imagine, ahí está el laburo precarizado.
Mirar para otro lado y hacer como que no pasa nada ha sido hasta ahora el mecanismo.
No no, la muerte de los Marianos no sirve, pero una vez muerto, ahí vemos cómo se abalanzan los buitres.

maría cristina dijo...

Dormidano: Y además, hay quienes "sostienen" que los tiros provienen del mismo PO.

Hay tanto dolor por la muerte de Mariano!
Hay tanto dolor por la lucha de Elsa Rodriguez, en coma farmacológico todavía y riesgo de muerte!!

Cómo osan pensar que el Partido es el que mató e hirió a gente tan valiosa e irremplazable???

Estoy tan herida que no quiera saber los pensamientos que me vienen a la mente.

Mariano está muerto y como dijo Altamira anoche, la tristeza grande en esa familia hoy cuando los censen y digan que Mariano no está, y nosotros los compañeros sabiendo que no está, es inmensa.

Mariano no sabía que ese día no volvía.
Pero sí sabía que hay luchas inevitables, con la palabra, con la convicción, sin armas.

Los buitres como ud. dice se abalanzan y tuercen el camino para llevar agua a su molino.
Pero nosotros, y empezando por aquellos a quienes convocan ahora de todos lados cuando por años los han ninguneado, mantenemos una frase constante como disco rayado:

DETENCION JUICIO Y CASTIGO EFECTIVO A TODOS LOS CULPABLES.

Gracias Dormidano. Un abrazo.

Sujeto dijo...

No sé quién es el autor del texto, pero lo/la felicito. Es una excelente y dolorosa síntesis.
En mi blog no tomé específicamente el tema de este pibe (no le digo pibe por descalificarlo como cuadro ó militante, sino porque podría muy bien ser mi hijo) pero tuve la necesidad de hablar de la(s) violencia(s) que nos rodean.
Al menos de algunas.
Pero este escrito me hizo reflexionar sobre otra violencia: la que siento de no ser (sentirme) libre de criticar más y mejor a este gobierno que apoyo, aún con todos sus muchos defectos, justamente por no dar más pasto a las fieras, porque en la vereda de enfrente nos espera algo muchísimo peor.
A este chico, como a todos nuestros muertos, los que quedamos sólo podemos darle 3 cosas: recuerdo, respeto, justicia.
Y que así sea.
Un Abrazo

José Pepe Parrot dijo...

María:
Ud.lo ha dicho.
Hay buitres revoloteando.

ram dijo...

A ver, desde lo humano es imposible que esta muerte no te afecte, mucho menos si por ahí la vida te regaló hijos.
Pero no es sólo la muerte de un muchacho, es una muerte política, de un muchacho politizado al que matan con intencionalidad y finalidades políticas.
Salvo ceguera autoinducida, junto a esta muerte hay todo un montaje anti-gobierno, anti-sindicatos, anti-progreso social del morochaje.
Moyano, personaje que no me entusiasma mucho que digamos, por estos días y con esta muerte como excusa, pasó a ser el cuco, el viejo de la bolsa, la criatura de Frankestein y la novia de Drácula - así, todo juntito y en el mismo combo al mismo precio; pero da la casualidad que este personaje es más o menos lo mejorcito de un sindicalismo siempre sospechable pero imprescindible para que las empresas no se limpien el tujes con sus laburantes. Que sea negro, que no tenga lenguaje florido y que ninguna vieja lo prefiera pa'yerno, no significa que hoy el tipo, bien plantado en discutir el tema principal; la guita y las condiciones de laburo, juegue un papel positivo para el argentino de a pata (sí, respalda a los K, pero también al blanquito clasemedia para que se compre el autito y que el sueldo le alcance para las cuotas).
Capaz que sea mucho pero no estaría mal que la muerte de este chico, sirva para un debate por lo menos serio, por lo menos no mentiroso de lo que pasa, en el país, en los laburos y, claro, en el reparto de la guita - la guita, lo mismo que Scalabrini Ortíz nos decía hace 80 años que era lo importante pára atender, cómo se repartía y como circulaba - sin distraernos tanto en la "película" que nos mostraban para que nos amasijemos a placer - película, claro, en la que los Moyano - y los Marianos - son puestos como protagonistas o personajes secundarios según le convenga a los que tienen el sartén, el mango y las ganas de comerse todo.

José Pepe Parrot dijo...

Sujeto:
El autor es Ringo, el otro responsable del Blog. Y es cierto, es un texto muy atinado. Nunca hay que tenerle miedo a la autocrítica, porque ahí si, comenzaremos a estar del lado que no nos gusta.

José Pepe Parrot dijo...

Ram:
Hay que animarse a discutir. Es una verdad que brilla en el horizonte que el sindicalismo argentino necesita una renovación. Ahí tiene a Cavallieri mil años al frente del sindicato de comercio que tolera con su "convenio" a más del 90 % de los tercerizados y la chantada de las empresas que por esa vía reducen costos.
Se necesita ésa renovación. Y el asesinato de Mariano Ferreyra lo certifica.

ram dijo...

De acuerdo, bienvenida la discusión, pero la letra que están bajando no es para discutir de lo malo que hay que erradicar, sino para hacer moco lo bueno, actual y por venir, que los "sensibiliza".
Para decirlo de un modo más simple, partamos de Moyano como piso, no como el subsuelo en que quieren convertirlo. Y no hablo de Moyano "persona" precisamente.

Sujeto dijo...

Muchachos:
Se personaliza mucho hoy en Moyano, como hace muy poco en Moreno, porque es la manera de esmerilar lo peligroso que tiene el establishment. Creo que es necesario reveer las condiciones de elección de representantes en los gremios, ver qué imposibilita el armado de listas opositoras a estos tipos que desde hace décadas reinan en sus sindicatos. Y también la de darles el reconocimiento a las nuevas expresiones que están teniendo las asociaciones de trabajadores.
Ahora bien, tampoco podemos ser ingenuos: estos tipos, con sus negocios multiconectados, perduran a través de los gobiernos, y de distinto signo, por lo tanto, hay intereses muy poderosos detrás de ellos.
Un Abrazo