sábado, 13 de febrero de 2010

LA AMNESIA: Una receta para entrar al Primer Mundo

Para "JAMES NEILSON, PERIODISTA y analista político, ex director de “The Buenos Aires Herald” la mejor receta para entrar al Primer Mundo es la amnesia. Hacer justicia es "hurgar en la historia en busca de datos truculentos que les servirían para reivindicar la superioridad moral propia"
Y la amnesia parece haber alcanzado a Neilson en pleno cerebro porque su versión de la dictadura de Pinochet y el gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende es bastante extraña: "el enfrentamiento de una izquierda irresponsable con una derecha despiadada". Para James que Salvador Allende haya sido votado en elecciones democráticas y luego derrocado por un golpe de estado encabezado por Augusto Pinochet (empujado por EE.UU y sus intereses económicos) no tiene ninguna importancia. Eso es por la amnesia.

Tampoco es relevante para Neilson que los sucesivos gobiernos de la Coalición hayan continuado con las políticas implementadas por una dictadura sangrienta. Mucho menos que los sucesivos gobiernos de la coalición hayan seguido apelando a los mismos mecanismos represivos que permitieron implementar la economía salvaje de mercado en Chile. Tampoco parece importarle a Neilson (por la amnesia, ya se sabe) que esas políticas llegaran a Chile de la mano de Milton Friedman (en persona) y que en el mundo entero el edificio de papel de los friedmaníacos se está derrumbando a toda velocidad.
 
 

No.
Pensar de esa forma es, según James, "subdesarrollo principista".
Por eso James Neilson se permite decir: "la centro-izquierda decidió anteponer el futuro al pasado". Una expresión que a pesar de su pretenciosa fatuidad es nada más que una chicana discursiva para legitimar las peores barbaridades. Según James, todo lo que Pinochet hizo tiene bastante mérito. Habrá matado a uno que otro irresponsable, pero ahora Chile está cerca del Primer Mundo.
Y nosotros, todos los latinoamericanos, deberíamos hacer como Chile, porque de otra forma, el Primer Mundo se nos escapará irremediablemente.
Claro, no todos piensan como Neilson. Sobre todo en Chile en donde muchas personas sufren las delicias de ese improbable paraíso.
Pero la amnesia de Neilson es irreductible.
Ya se ha dicho, no hay peor sordo que el que no quiere ver.

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