lunes, 21 de diciembre de 2009

TU CUERPO PIDE: Del Truco al After Hour

Allá en mi pueblo en Mendoza el Gancia, el Vermouth, el "mermú" como acostumbraba decir un compadre que resumía en un neologismo la pronunciación del aperitivo, era una bebida de picada. Ponele, la gente se juntaba a comer un asado (si, un asado, hace un tiempo teníamos esa costumbre exótica) y antes de entrarle al plato principal se armaba una picada (otra costumbre propia de los países bananeros) que se acompañaba, preferentemente con un vermucito. Gancia para más datos.
También los parroquianos del Bar Los Amigos, que campeaba en una esquina vetusta del pueblo, consumían Gancia junto a las consabidas bebidas espirituosas. La escena era así: mesa de truco y cuatro personas sentadas ante sus cartas. En los vértices opuestos se ubicaban dos mesitas más pequeñas, en una de ellas el mozo depositaba una botella de Gancia, un sifón de soda (los de vidrio) y rodajas de limón para los más delicados. Además agregaba una cantidad de platitos con queso, salame, mortadela y manices que duplicaba con exactitud en la mesita del otro lado. Por supuesto, ahí también estaban los vasos. Porque no se podían poner los vasos en la sagrada mesa de truco.El otro día vi una nueva publicidad de aquel viejo aperitivo.
¿Cómo es que el "mermú" se transformó en chupi para After Hour?
El viernes a la noche volvíamos con mi novia de un cumpleaños. Venía contándome acerca de las mutaciones de un boliche que comenzó su trayectoria como una "rave" y ha virado al reggaeton en estos días. Para describirme aquellos inicios usó una metáfora eficáz: "Antes era como una propaganda de Gancia".
Pensé en el Bar Los Amigos y el mozo con el repasador en el hombro, llevando el vermouth para los apasionados jugadores que espiaban el rostro de sus contrincantes en el momento de un ¡quiero retruco!.
Las cosas que han cambiado. Sin duda.

10 comentarios:

Oscar dijo...

En medio de esta onda nostálgica que viene invadiendo el blog (será porque en diciembre uno tiende a hacer balance?) le cuento:
Desde antes de nacer yo veraneaba en Miramar. Desde que puedo recordar, en el patio en el que mi familia tenía siempre la misma carpa, se armaba una mesa de truco de seis a eso de las 10,30 de la mañana. Había Tres participantes fijos, y el resto surgía de un elenco estable de no menos de 10. Uno de ellos, mi viejo. Vi esa mesa - que tenía más público que Tinelli - durante no menos de veinte años, cada enero. Después dejé de ir a Miramar, y volví casado y con hijos. La mesa seguía ahí, y dos de los tres estables también. Y una mañana, mientras el prócer máximo de esa mesa recorría las carpas buscando completar los seis, me saludó al pasar por mi carpa, y a los dos pasos frenó y me dijo "Querés jugar?". Creo que él registró en ese preciso momento que yo ya tenía treinta años, no siete. Y yo sentí que mi vida había cambiado, que ya no estaba parado mirando de afuera sino que había entrado en uno de los círculos más exclusivos que había conocido. Jugué, ganamos, y por primera vez me correspondió - como cada enero se hizo durante no menos de 50 años - subir al quiosco Negro el 10 y tomarme un Campari con Gancia, bebida oficial que los perdedores pagaban para los seis.
Hace unos años volví por un fin de semana. Todos los de la mesa murieron, por supuesto. Ya no se hace. Negro el 10 cambió de dueño. La vida ya no es lo que era...

Hetitor dijo...

Ciertamente Dormidano, la costumbre del vermouth (Gancia màs precisamente ) fue perdiendo su sentido original. O al menos sòlo queda en las generaciones de 30 pa arriba, dònde la conservamos, sea en una previa al asado, o en una mesa de bar un sàbado al mediodìa.
Lamentablemente las generaciones actuales, sòlo toman y toman, en lo que se conoce como "previa", sin sentido de porque o de que sirve, el fin serìa tomar hasta descomponerse, no importa si es antes o en el boliche. Y para eso el Gancia sirve como un componente màs de alguna mezcla explosiva, no para disfrutarlo con limòn y una rodajita de salame.
Me gustò la historia de Oscar, refleja esto que digo tambièn.
Saludos

Anónimo dijo...

(ahora también hay after-schools, aunque Ud. no lo crea)

ah, ¡que vuelvan los bares!

P.

Anónimo dijo...

Yo tengo apenas 33 pero pude observar la debacle de los cafes, todos se convirtieron ¿en que se convirtieron? parecen todos diseñados por el mismo tipo, en el secundario yo alternaba la plaza devoto los dias de sol, el cafe de garcia y la escuela los dias contados para llegar con 24 1/2 a fin de año. En el cafe de garcia en la esquina de Sanabria y Jose Pedro Varela a los pibes no nos dejaban tocar las mesas de billar, podiamos mirar y aprender eso si en silencio, al ajedrez los viejos no se nos animaban pero nos dejaban la mesa de pool y ahi las mañanas de frio o lluvia porque el sol era de la plaza devoto. El Cafe de Garcia y anexo es una invitacion a los sentidos, podes estar horas recorriendo las paredes, oyendo un tango (a veces podiamos elegir la musica nosotros)el olor de cafe recien molido, pasar la mano por el paño de la mesa, ahora se en que convirtieron los en fastfoods y todo lo que entraña una reunion en apenas un encuentro de poco minutos y en el caso de gancia una invitacion a perder el sentido, dicho sea de paso que rico un gancia, hielo y limon, no se que quise decir

maria-cristina dijo...

Dormidano: le aviso que lo esperan en Bicho de letras, bronce y plata, felicitaciones.

José Pepe Parrot dijo...

Oscar:
Como quien dice, se puso los pantalones largos del truco.

José Pepe Parrot dijo...

Hetitor:
Creo que se perdieron costumbres por la continua aceleración a la que nos sometemos en nuestra vida.
Parar la pelota. Tomar un "mermú", comer una picadita. Le estamos perdiendo el gusto a la cosa.

José Pepe Parrot dijo...

Peta:
¿En serio?
Que lo parió.

José Pepe Parrot dijo...

Anónimo:
Estamos perdiendo la costumbre de juntarnos. De demorarnos en una charla. En ese contexto, que los cafés se vuelvan fast foods es un síntoma muy malo.

José Pepe Parrot dijo...

María:
Me puse colorado...