Sesenta y un años de aquella declaración.
Sesenta y un años con algunos avances pero con retrocesos enormes.
En Argentina, apareció en estos últimos años un gran problema. O salió a la luz. Quien sabe. Los "medios serios" impusieron la idea de que los "derechos humanos son para los delincuentes". Y que la defensa de los Derechos Humanos significa defender a los delincuentes y olvidarse de las personas "decentes que pagan impuestos, no molestan a nadie", etc.,etc.
Los juristas que se comprometen en la defensa de los derechos humanos (no podrían hacer otra cosa) son denominados casi con asco "Garantistas" y, según el imaginario que estos mismos medios potencian, son los culpables del aumento de la delincuencia.
Además sostienen éstas personas, la "gente", que la defensa de los derechos humanos genera mayor "inseguridad".
¿Qué se esconde detrás de esta última afirmación? Se esconde el pedido de venganza. Ni más ni menos. Se solicita a las autoridades punitivas que se ensañen con el probable delincuente o con el posible delincuente (según el pedido de baja en la edad de imputabilidad o la nueva "ley de vagancia" que intenta imponer Scioli). Y las fuerzas de seguridad argentinas, sobre todo la policía, tienen el dedo flojo y apenas sienten en su nuca estos vientos de cola salen disparados de sus madrigueras rememorando las peores prácticas represivas que supieron aprender y sostener durante tantos años.
Sería bueno, hoy, justo hoy, recordar el preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Y seguir ejercitando la memoria:
...
"Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana,
Considerando que el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad; y que se ha proclamado, como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten de la libertad de palabra y de la libertad de creencias,
Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión,
Considerando también esencial promover el desarrollo de relaciones amistosas entre las naciones,
Considerando que los pueblos de las Naciones Unidas han reafirmado en la Carta su fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana y en la igualdad de derechos de hombres y mujeres; y se han declarado resueltos a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de la libertad,
Considerando que los Estados Miembros se han comprometido a asegurar, en cooperación con la Organización de las Naciones Unidas, el respeto universal y efectivo a los derechos y libertades fundamentales del hombre, y
Considerando que una concepción común de estos derechos y libertades es de la mayor importancia para el pleno cumplimiento de dicho compromiso,
La Asamblea General Proclama la presente Declaración Universal de Derechos Humanos como ideal común por el que todos los pueblos y naciones deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos como las instituciones, inspirándose constantemente en ella, promuevan, mediante la enseñanza y la educación, el respeto a estos derechos y libertades, y aseguren, por medidas progresivas de carácter nacional e internacional, su reconocimiento y aplicación universales y efectivos, tanto entre los pueblos de los Estados Miembros como entre los de los territorios colocados bajo su jurisdicción."
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