Los traidores
El cronista gritaba eufórico "ATENCIÓN, SE ESTÁN PRODUCIENDO INCIDENTES, SE ESTÁN ENFRENTANDO LOS DELEGADOS DEL SUBTE CON LOS REPRESENTANTES DE LA UTA, MOMENTO DE TENSIÓN... SE ESTÁN ROMPIENDO LOS VIDRIOS DE LA FORMACIÓN AHORA, SE ESTÁN ROMPIENDO LOS VIDRIOS, MUY POCA PRESENCIA POLICIAL REITERAMOS, NO PUEDE HACER NADA EL PERSONAL POLICIAL..."
Del otro lado del teléfono, Nélson Castro sólo interrumpía su silencio para esputar un: "qué bárbaro..." A su lado, el columnista planteaba su conclusión: "cuánto nos falta aprender sobre protestas a los argentinos...", ratificando así la tibia postura del conductor: estoy de acuerdo con la protesta, pero no con los medios que utilizan. Para hacer una tortilla, Castro, siempre, hay que empezar por romper los huevos.
Cinco minutos antes, Néstor Segovia había sido entrevistado y comentaba que la burocracia de la UTA, que estaba en las estaciones intentando conseguir el acatamiento del plan de emergencia dispuesto por la patronal, ya había roto los vidrios de las formaciones, además de atacar a los delegados y a los trabajadores que estaban realizando la medida de fuerza.
En ese momento yo no entendía si eran los burócratas los que estaban rompiendo los vidrios, los delegados y trabajadores, o si los trenes se rompían las propias ventanillas, en señal de protesta por la protesta. Por suerte, Castro me salvó preguntando: "¿así que entraron con palos, entonces?"
Pero no, otra vez no. No habían ingresado con palos: rompían las ventanillas a patadas. ¿Quiénes? ¿Los manifestantes en huelga? No. Otra vez, los que estaban ahí para obedecer a "papito" (Don Carlos dixit). ¿Para qué rompieron los vidrios? No sé, el conductor no me lo dijo.
Finalmente, logré llegar sólo a una conclusión: es cierto: hay que aprender mucho sobre protestas. Principalmente, a diferenciar una disputa política de una protesta. Segundo: a diferenciar un apriete de una protesta.
Pero también puedo hipotetizar algo: no sé por qué (o sí sé), pero supongo que mañana, desde los diarios, en el mejor de los casos, los trenes van a seguir "habiéndose roto". Y en el peor serán los delegados y los trabajadores los que los habrán destrozado.
Ya lo decía el General: la única verdad es la realidad.
1 comentarios:
Al día de hoy, resulta que no hubo más que algunos forcejeos. Y esto lo puedo decir yo, como testigo presencial. Ayer pasé por Constitución a eso de las ocho menos cuarto de la noche y estaba todo tranquilo como agua de pozo.
Creo que les volvió a salir mal el agite a los chochamus de los "medios serios".
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