A veces me pregunto ¿para qué? ¿Qué gana uno despeñando palabra tras palabra en este abismo blanco que se tiñe lentamente con las huellas de las propias urgencias? ¿Cuál es el beneficio que obtiene el escribidor al rastrear las dimensiones de la tragedia, el filo oculto de ciertos adagios, la desmesura que se aposenta en cada olvido? ¿Qué saco yo con todo ésto?
¿Qué cuernos obtengo a cambio de buscar obstinadamente el desatino?
Esta pregunta me acecha desde siempre.
¿Acaso Alperovich es menos hijo de puta dado que lo he perseguido hasta el cansancio? ¿Urtubey es menos cretino? ¿Gioja es menos inescrupuloso? ¿Scioli es menos sorete? ¿La Bonaerense es menos corrupta? ¿Macri es menos ominoso?
¿Han dejado de morir de hambre los pibes que se mueren de hambre porque acá se haya dicho sin pelos en la lengua que el hambre es un crimen y que los culpables de esa epidemia tienen nombre y apellido y gozan de la estima pública? ¿Dejaron de reprimir en Río Negro? ¿Encontraron a los asesinos de Luciano Arruga? ¿Apareció Jorge Julio López? ¿Los responsables de la muerte de los niños por fumigación están presos? ¿Dejaron de quitarle la tierra a los pueblos originarios? ¿Se frenó la expulsión de pequeños y medianos productores por parte de pools de siembra y sus cómplices para plantar soja y regar el mundo con glifosato?
¿Israel dejó de matar palestinos? ¿EE.UU. abandonó su costumbre de promover golpes de estado en américa? ¿España cesó de reprimir protestas? ¿Se derrumbaron los muros que construyeron entre México y EE.UU.?
¿Dejaron algunos argentinos de odiar a otros argentinos? ¿Abandonó la clase media su paranoia y entendió que la libertad se suma y no se resta? ¿Comprendimos que nadie se puede salvar solo? ¿Entendimos que la acumulación de objetos no da por resultado la felicidad?
Me anticipo a la respuesta: ninguna de las situaciones descriptas y mentadas en este blog se han modificado un ápice. Todo está como era entonces dice el poema. El pesimismo de la inteligencia se hace un picnic todos los días en un mundo que no deja de avanzar en dirección a su propia deshumanización.
El optimismo de la voluntad, requiere mucha voluntad (valga la redondancia) para mantener su tono.
En función de lo repasado, sin duda este esfuerzo de estampar el escándalo y no dejarlo escapar de la memoria ha sido baldío. Porque, incluso con memoria, seguimos persistiendo en el oprobio. El sábado próximo pasado, por ejemplo, alguien que se postulaba o se había postulado como "progresista" me decía que las cosas se están haciendo bien, pero que "la inseguridad, ¿viste?". Y desgranó el siguiente razonamiento: "-Pasa que viene un pibe, uno que no conocés y te rompe en un segundo todo lo que hiciste. Yo no sé si tienen recuperación...", dejando abierta la puerta para la solución final. Y así. Mientras para mi coleto pensaba ¿tendremos nosotros recuperación? ¿Alguna esperanza? No lo sé. Por suerte no juego al profeta y dejo de joder a propios y ajenos con predicciones estilo Sri Sri Ravi Shankar o Andrés Oppenheimer. Soy demasiado respetuoso de la complejidad de la vida como para abordar a la ligera un tema tan espinoso.
Pero hoy, como el Rodolfo Walsh de los sucesivos prólogos de Operación Masacre tengo la sensación de estar ladrándole a la luna o empujando paredes con el culo. Sin pretender comparar mi pobre prosa con la del citado, comparto la angustia y el dolor que sentía Walsh cuando constataba que, a pesar de sus esfuerzos y denuncias, los culpables de los fusilamientos de José León Suarez seguían gozando de una libertad que no merecían y además, eran reconocidos con ascensos y premios varios.
Desazón se llama.
Y hay algo más: ahora que se puso de moda ignorar la existencia del otro, en estos momentos en que el egoismo más ultramontano se ha enseñoreado en la sociedad de la mano de un capitalismo ramplón, tosco, elemental, inhumano, que pretende camuflarse detrás de la jerga inextricable de sus defensores teóricos, justo hoy pienso a qué mundo tendrá que enfrentarse mi hijo.
Pienso que mientras escribo estas líneas los hijos de Pescarmona se entrenan para explotarlo, las universidades producen profesionales de la excusa que justificarán su cosificación y la deshumanización creciente a la que intentarán someterlo, la industria cultural formatea productos que limiten su capacidad de interrogarse sobre el pasado, presente y futuro, etc.
¿Qué mundo tendrá que enfrentar?
Uno no muy bueno me respondo.
En el prólogo a su "Historia del Siglo XX" Eric Hobsbawm se plantea cosas parecidas, claro que con mayor precisión y estilo. Yo no cuento con las herramientas ni la inteligencia de Hobsbawm, o sea que mi angustia existencial (en sentido estricto) no se puede aplacar intelectualmente y me tendré que bancar el entripado abordándolo desde donde pueda.
En fin.
Querría responderme a mi mismo que sí, que vale la pena. Que arrojar palabras al vacío es algo más que un acto de secreta vanidad. Querría. Desearía al menos modificar un poco, una pizca, una millonésima parte de un gramo ese aquellarre que nos está rodeando por todos lados. Querría.
Que mi recompensa será la humanización de la humanidad, la verdadera evolución, el progreso en sentido amplio que no es amontonar confort ni viajar a la luna en dos segundos, sino la posibilidad cierta de desplegarse por el mundo.
Querría.
No por mi, que ya soy un caso perdido, sino por los hijos. Y por los hijos de nuestros hijos. Carece de sustento esa frase soberbia: "el mundo que heredarán nuestros hijos". ¿Heredar? ¿Qué nos hemos pensado que somos? ¿Nos postulamos como dice la biblia "los reyes de la creación"? Si el planeta es nuestro reino somos unos reyes deplorables. Al pensar en los hijos intento creer que estamos tratando de alumbrar unas condiciones de existencia que no los conviertan en muertos en vida, en cajas parlantes, en "recursos humanos". Donde puedan aspirar a la felicidad.
Si no lo estamos haciendo, habría que poner manos a la obra.
Claramente, lo poco que ha intentado hacer este escriba, ni siquiera ha rascado la pintura.
Poemas con excusa: décimas mortuorias
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Aprovechando que la muerte de los espacios virtuales es reversible,
revivimos este blog para una nueva edición de los Poemas con excu...