domingo, 11 de septiembre de 2016

"LA HISTORIA ES NUESTRA Y LA HACEN LOS PUEBLOS"

Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad al pueblo
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Este es el único 11 de septiembre que reconozco como tal. Porque viví la muerte cotidiana de tantos chilenos. Porque los vi sufrir y ahogarse en llanto. Porque vi, en un vagón trasnochado rumbo a Temuco a un grupo de jóvenes con un grabador que escuchaban los discursos de Allende, aplaudiendo cada una de sus frases y llorando de rabia con las últimas palabras de Allende en Radio Magallanes, Porque vi por las ventanillas de ese mismo tren el rastro de la desigualdad que el golpe de Pinochet había lanzado sobre Chile: barriadas tristes, casas precarias y sobre todo, ocultas de la vista de una ciudad opulenta que se regodeaba de su sofisticación en Alto Las Condes.
Porque Chile fue lo que luego se desató sobre toda latinoamérica. 
Por eso, un 11 de septiembre recorrí las calles de lo que fue Santiago ensangrentada. Sin los dictadores con uniforme, pero sometida a la dictadura de los que instigaron el golpe.
"Algún día América tendrá una voz de continente, una voz de pueblo unido. Una voz que será respetada y oída; porque será la voz de pueblos dueños de su propio destino
A pesar de este presente.

3 comentarios:

Moscón dijo...

Es inevitable(si uno mas o menos conoce la historia de Allende como presidente, la integridad hasta el último segundo de su vida))la comparación con la inmundicia que hoy nos preside, y es inevitable querer agarrarlo del cogote y darlo contra el piso, a el y la manga de inútiles.
Uno también llora de rabia.

Tilo dijo...

Comparto el comentario de Moscón. Semejante presencia de ánimo ante las puertas del mismísimo infierno, ser inclaudicable con relación a sus principios, ser titular de una enorme buena fe en muchos de los traidores que mostraron su verdadera catadura al derribar su proyecto realmente popular. ¡Qué contraste con la basura nuestra actual!

Entre los héroes y pro-hombres latinoamericanos, Salvador Allende es merecedor de nuestro respetuoso recuerdo y homenaje.

Miguel dijo...

Tenía unos huevos mas grandes que el Aconcagua.