lunes, 15 de agosto de 2016

"¿PA´QUÉ LE SIRVE A USTÉ LA DIGNIDAD? ¿ESA PALABRA NO EXISTE O QUÉ?"

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El título del post es parte de uno de los diálogos finales de la entrañable película colombiana "La Estrategia del Caracol". No les voy a contar nada que les prive del placer de verla, el diálogo final es más bien un manifiesto: ante la requisitoria de un reportero, el narrador dice (además de la frase ya citada): "¿Cómo que pa´qué? Pa la dignidad, hombre, pa la dignidad nuestra".
Cuando defendemos lo que defendemos, cuando peleamos por lo que peleamos. Cuando discutimos, debatimos, arengamos, cantamos, compartimos, abrazamos, pintamos, etc., antes que todo estamos trabajando por nuestra dignidad.
Dignidad que no es esa pose de barbilla alzada y ojos despectivos que ciertas clases sociales usan como blasón de su desprecio, ni el pundonor que disimula almas mezquinas. Dignidad que no amerita la indignación de los desclasados que creen compartir el valhalla de los ricos y famosos.
Dignidad que es la "cualidad del que se hace valer como persona, se comporta con responsabilidad, seriedad y con respeto hacia sí mismo y hacia los demás y no deja que lo humillen ni degraden."
Dignidad que es "el derecho que tiene cada ser humano, de ser respetado y valorado como ser individual y social, con sus características y condiciones particulares, por el solo hecho de ser persona."
A esa dignidad se refiere el protagonista del diálogo de "La Estrategia del Caracol" y es ésa dignidad la que está en juego cada vez que ponemos en acto nuestra libertad.
Es ésa dignidad la que hemos decidido defender. No ahora, no hace 12 años. Hace mucho tiempo y nos hemos puesto canosos y las várices asolan las piernas que tienen el cansancio de tantas calles y plazas.
Pero aquí estamos.
Y tenemos preguntas, más que nada, una pregunta: "¿Esa palabra no existe o qué?"
En estos días sufrimos ataques constantes a nuestra dignidad: somo sujetos sociales, como sociedad, como país. Nos condenan a vivir sin luz, agua o gas, a no comer todos los días, a no poder reclamar porque llueven los palos y los gases. Entregan el terrotorio y la economía a otros países, negocian soberanía a cambio de dudosas prebendas, nos inmiscuyen en conflictos que discuten la integración de todas las nacionalidades que hasta ahora ha sido un rasgo notable de este país.
Y uno se pregunta, pregunta, les pregunta: "¿Pa´qué le sirve a usted la dignidad?¿Esa palabra no existe o qué?"
Más de la mitad de los habitantes en edad de votar del país eligieron a un gobernante que desprecia la palabra "dignidad". Le parece un lujo innecesario, un concepto de otra época que no se lleva bien con los negocios. A pesar de éso, fue elegido como presidente. Desde que ocupó el sillón del indigno Rivadavia ha derrumbado todos los mecanismos sociales que permitían a gran parte de los ciudadanos del país, existir dignamente. Y sigue haciendo lo mismo cada día de su vida como presidente. Los que reaccionan, los que reaccionamos, somos muchos. Pero no los suficientes. Por el contrario, muchos todavía defienden a un hombre que está destruyendo cualquier futuro digno posible.
Entonces vuelve la pregunta: "¿Pa´qué le sirve a usted la dignidad?¿Esa palabra no existe o qué?"
Las evidencias me dicen que una porción significativa de argentinos decidió que la dignidad no valía gran cosa. Quizás sin saber que la dignidad es eso de lo que hablaba San Martín: "Seamos libres y lo demás no importa nada". No sé si se han vuelto indignos, pero al menos miran hacia otro lado con entusiasmo.
No hablemos de dirigentes, ni funcionarios, ni de líderes de opinión: estamos hablando de nosotros, de los que transitamos el mundo de a pata, con todos los males y pesares.
Vuelvo a preguntar, me pregunto, les pregunto: "¿Pa´qué le sirve a usted la dignidad?¿Esa palabra no existe o qué?".
Algunos ya hemos encontrado una respuesta, que no es la más cómoda, que jode y causa rechazo. ¿Para qué hacemos todo lo que hacemos?: "¿Cómo que pa´qué? Pa la dignidad, hombre, pa la dignidad nuestra."

3 comentarios:

Moscón dijo...

A mi me sirve para no caer en la servidumbre lucrativa, y mas todavía si la servidumbre tiene poco de lucrativa.
Ayuda a despreciar la dádiva y transitar la conquista, impide besar manos de todos los amos y doblar las rodillas para chupar la pija de los poderosos. La lista de virtudes sigue, pero lo podemos resumir así: te hace libre.

José Pepe Parrot dijo...

Moscón:
Si, ese es el mejor resumen.

ram dijo...

Ay, Dormi, siempre tan incorregible usté, pidiendo esas cosas raras; justo ahora que es temporada de panqueques y sanguchitos usté con esa cosa de la dignidá.... en fin, no se caliente que ahora, cuando esté andando el "puerta-puerta", se hace traer una pipí cucú y listo.... fíjese en el mejor ejemplo, al niño mauri le van a traer una dignidá con blindaje anti-cascote, como ve, siempre antes la solución amarilla que el problema de la negrada ruidosa...