miércoles, 11 de julio de 2012

ACOSO

Desde hace un par de semanas sufro en carne propia, en vivo y en directo, una nueva modalidad de telemarketing que a falta de mejor nombre llamaré "Acoso Telefónico". Como aquellos míticos perseguidores de morosos (los famosos incobrables), esos heróicos operadores que los llaman a toda hora, a todos su teléfonos, haciendo de su existencia un verdadero infierno, los telemarketers de Personal, Telefónica y Censosud han emprendido una campaña similar, no para cobrarme nada sino para venderme servicios que no quiero tener.
La estrategia es llamar hasta el cansancio pensando, sospecho, que mediante la insistencia patológica y enfermiza lograrán vencer la resistencia del probable cliente. Como el burro de la fábula que logra su cometido en virtud de su porfía. Cabe acotar que tengo un celular de Personal, el teléfono de línea de mi casa es de Telefónica y tenemos en stand by una tarjeta de Cencosud. Parece que esto es suficiente razón para que las empresas antes citadas ejecuten una persecución minuciosa vía teléfono (Graham Bell, te odio).
Paso a detallar: la semana pasada Personal llamó a mi teléfono móvil ¡cuarenta veces en tres días! Y sólo conté tres días. Parece que les molesta el tipo de abono que tengo y quieren a toda costa que migre a otro más oneroso. Y no aceptan un no como respuesta. Contesté amablemente los tres primeros llamados, porque ya se sabe que el intercambio de información no es el fuerte de estas empresas (excepto si tienen que cobrarte algo, of course). En esas primeras oportunidades expliqué que no quería cambiar de abono, que no tengo un teléfono con Internet, que no quería ochocientos mil mensajes libres porque apenas si los uso en ocasiones especiales, etc. Parecieron escucharme. Ahora entiendo que estaban simulando porque la avalancha no cesó. ¡Hubo llamadas con un minuto de diferencia entre una y otra! Sin respetar horarios, a la mañana muy de mañana, en medio del laburo, tarde a la noche. Llegué a contabilizar seis llamadas en una hora, cuatro del mismo teléfono.
De nada sirvieron las advertencias y luego, las amenazas, parecía que ya nada detendría a los vendedores. Como última medida envié una sucesión de correos electrónicos y mensajes a Personal con el tono de quien tiene las bolas al plato. Tampoco sirvió. La persecuta se detuvo de pronto (pero sigue ahí esperando otra oportunidad, estoy seguro) y ahora llaman a lo sumo dos veces por día, cosa que, teniendo en cuenta lo antes descripto, es una bendición.
Algo similar ocurre con Telefónica: también están llamando desde hace por lo menos un mes (quizás más) ofreciendo el servicio de internet. Las insistentes respuestas que indican claramente que tal servicio no me interesa tampoco parecen hacerles mella porque continúan llamando como si tal cosa. También a cualquier hora, en cualquier circunstancia, de lunes a domingo. Nadie parece tomar en cuenta que nos hemos expresado claramente en contra de adquirir lo que ofrecen. Nuestra opinión no interesa (quizás porque en el fondo queremos contratar el servicio pero no nos hemos dado cuenta, conjeturo, opinan los psicólogos conductuales que asesoran estas campañas). Cabe acotar que las últimas respuestas fueron francamente desagradables, justo al borde de los buenos modales. Hemos hecho notar que las llamadas joroban, molestan y que de ninguna manera lograrán convencer a nadie, al menos en mi casa. No ha servido de nada. Insisten y seguirán insistiendo.
Cencosud se ha sumado a la lista: tratan de encajar un seguro de vida. Para lo cual llaman también a toda hora, en cualquier circunstancia, de lunes a domingo. Apelan a todos los teléfonos que uno tiene disponibles, incluso el teléfono laboral. Que uno responda que en ese momento está trabajando y no los puede atender no los amedrenta. Insisten, al mismo teléfono, minutos después de la llamada anterior. Y siguen probando con el teléfono de la casa, con el celular, etc. Lo novedoso es que estos simpaticos vendedores de seguros apelan a una supuesta moral o previsión que uno debiera tener para con el resto de la familia con frases tan amables como: "¿No le interesa la seguridad de su familia?" o "¿Pensó en su familia si a Ud. le pasa algo?". La boca se les haga una bicicleta y se agarren la lengua con la cadena. Intentan conmover y convencer. No lo hacen.
Ni Personal, ni Telefónica, ni Cencosud.
Lo que han logrado, al menos en mi caso, es hacer que me enoje y los aborrezca con la misma pertinaz insistencia con la que quieren venderme sus porquerías. Ya sé que eso les importa un bledo y que van a seguir jorobando. Inconmovibles como las mareas, firmes ante las negativas reiteradas vertidas por los perseguidos. 
Ya no es posible en este mundo evitar que a uno lo llamen hasta hacerle perder la poca paciencia con la que me han dotado los hados. Pero algo les aseguro: no me van a vender nada. Nada de nada.
Doy fe.

8 comentarios:

Daniel dijo...

Es de terror. Creo que en general son oficinas independientes de telemarketing. Luego está el asunto que yo, que ni siquiera se manejar ya me gané unos 330 automóviles vía mensajes de texto. Me han llamado mucho gentes con acento extranjero también, a las que uno les tiene que explicar como Ud. bien dice que NO QUIERE los abonos ofrecidos. Pero siguen....

roberto dijo...

A mi me tienen re-podrido, desde autos a $ 15 por día, hasta seguros por si me mata un chorro, nada de muerte natural o algo que se le parezca, tiene que ser un chorro.
No atiendo llamadas bloqueando el número, pero no se rinden. Se podrá hacer algo para terminar con el "acoso" telefónico?.

José Pepe Parrot dijo...

Daniel:
Si, yo tambièn me ganè como una concesionaria de diversas marcas.
Y ademàs, descuentos para eventos a los que no irìa ni mamado, promociones que implican gastar màs que lo que promocionan y asì.
Y nunca pude hacer notar lo suficiente que no querìa nada de nada.

José Pepe Parrot dijo...

Roberto:
Ahora usan una estrategia que es poner los nùmeros para que uno los vea y asì no corte el llamado porque es un desconocido.
Ademàs llaman desde telèfonos distintos cada vez.
Sè que en Capital hay un registro para que a uno no lo llamen al fijo.
Pero en provincia no està. Y tampoco nada que frene los llamados al celular.
Habrìa que hacer algo.

Ckeshu Sisa dijo...

yo corté los llamados a mi casa invocando la ley 25.326 de protección de datos personales: ARTICULO 16.- (Derecho de supresión).
inc.1. Toda persona tiene derecho a que sean suprimidos o sometidos a confidencialidad los datos personales de los que sea titular, que estén incluidos en un banco de datos.
ARTICULO 27.- (Archivos, registros o bancos de datos con fines de publicidad).
inc. 3. El titular podrá en cualquier momento solicitar el retiro o bloqueo de su nombre de los bancos de datos a los que se refiere el presente artículo.

Les leo esto (lo tengo pegado junto al teléfono) y les exijo ser borrada de la base de datos. Y les pido que me den un nº de trámite, o algo para tener una constancia de mi pedido, y además les digo que hagan constar que si vuelvo a recibir una sola llamada de la empresa(en general compaññías de seguro)los voy a denunciar por violación a la ley mencionada y por acoso telefónico.
Santo remedio...

Grupo de Expertos en Todo dijo...

Ckeshu:
Anotado.
Y será utilizado de la forma en que lo está describiendo.

Mordi dijo...

Yo les corto y los puteo, de una. Antes pensaba que la persona que me llamaba, en una de ésas not enía otro trabajo, que no era su culpa, etc.
Pero por las buenas, no entienden. La única solución es cortar abruptamente y mostrar la ineficacia del método.

La solución de Ckeshu es muy buena y complementaria de la anterior.

José Pepe Parrot dijo...

Mordi:
Yo no he llegado a putearlos, pero estuve cerca.
Pasa que las empresas ponen a estos pibes para que vendan y también para que reciban los sopapos por las quejas y ellas ocultan el bulto tras una supuesta burocracia.
Lo que yo creo que haría falta sería regular el asunto para que respondan por sus quilombos y dejen de perseguir probables clientes.
Igual, lo de la puteada es una tentación que me crece en la garganta, le voy a decir.