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martes, 19 de junio de 2012

¿DE QUIÉN ESTÁ HABLANDO?

"Vemos que ahora se promulgan leyes que se dictan para satisfacer los intereses de pequeños grupos, de minorí­as í­nfimas representadas por lobbies que se instalan y con grandes recursos, y con cierta proyección y complacencia mediática, logran imponer sus agendas"
Aguer habla de los "efectos" de la Ley de Género (que para la Iglesia Católica reaccionaria y opusdeista es la muerte misma encuadernada en cuero de demonio), pero, ¡bendita sea la polisemia!, en el mismo acto describe lo que la Iglesia Católica antes citada hace desde hace mucho tiempo sin que a muchos se les mueva un solo pelo de la calva.
Aprovechemos la ocasión para aclarar cierta obsesión que parece aquejar a este blog. Como podrán comprobar Uds. acá le damos con una cimitarra a la Iglesia Católica oficial. Con entusiasmo diría yo.  Necesitamos explicar semejante ensañamiento. Hay varios motivos pero destacaremos dos:
1.-Es decididamente perverso que una institución contribuya a la esclavitud de la humanidad apelando a la bondad, el amor y la piedad. Invocando en abstracto valores nebulosos la jerarquía católica ha construido un sistema de dominación que opera a través de la conciencia de su grey, explotando sentimientos de culpa y el miedo a la muerte. La programación cultural que todos los católicos han recibido, de una u otra forma, opera con mucha más eficacia de la que uno cree. Y los supuestos que el catecismo ha desparramado gozan de excelente salud, y se puede comprobar a diario cuando los dogmas siguen operando en la vida cotidiana subrepticiamente.
2.-Los que no somos católicos (eso de que uno está bautizado y por eso pertenece acá no lo creemos) no tenemos porqué seguir los preceptos éticos y morales propuestos por la jerarquía católica (los fieles sí, porque lo han elegido). Por tanto, los purpurados deberían abstenerse de imponer sus puntos de vista confesionales a sujetos que no adhieren a su propia mirada sobre la divinidad.
Cuando intentan meterse en donde no deberían nos autorizan a nosotros a criticarlos dado que no aceptamos que se inmiscuyan en áreas que son terreno de decisiones colectivas. Pueden participar, eso sí, porque tienen ese derecho, pero no pueden imponer sus puntos de vista a fuerza de presiones, chicanas, chantajes, etc.
He aquí dos de las muchas razones.
Uds. tendrán además las suyas. Nos gustaría conocerlas. Si tienen ganas de opinar.