Mostrando entradas con la etiqueta Ley de Hábitat. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Ley de Hábitat. Mostrar todas las entradas

viernes, 19 de octubre de 2012

NO CONFUNDIR GORDURA CON HINCHAZÓN

Eduardo Constantini, fundador de Nordelta se mandó las siguientes declaraciones:
...
"La concepción de la ley es que toma a la tenencia de terrenos como una actividad especulativa, y no es así. La tenencia de terrenos es la forma de acceder a la vivienda final, se la castiga como si fuese una inversión especulativa y estamos perdiendo la percepción de que es una forma de ahorro".

...
Las palabras de Eduardito hacen referencia a la Ley de Hábitat, que dispone que los countries de la provincia de Buenos Aires cedan tierras para viviendas sociales.
Pero, como siempre, hay más:
...
"Hay que reconocer el rol que ha venido teniendo el desarrollo de barrios cerrados o ciudades como Nordelta. Las familias se construyen sus casas, sus redes de agua y hacen el mantenimiento. Sobre eso, el Estado hace una revaluación de sus tierras y eso se transforma en recaudación fiscal, además de generar empleo."
...
En principio y antes que nada vamos a despejar un asunto que está detrás de las palabras de Constantini y que es necesario aclarar de entradita nomás: la economía ortodoxa señala la existencia de una santísima trinidad ineluctable, los llamados factores de producción: capital, tierra y trabajo. Dicen estos sacerdotes que a cada factor corresponde un tipo particular de ganancia: al capital el interés, a la tierra la renta y al trabajo el salario. Lo que no dicen, porque no lo ven o no quieren verlo es que los tres tipos de "ganancias" son formas mistificadas de la plusvalía. No vale la pena que me extienda en el concepto de plusvalía porque calculo que ya lo conocen bastante.
Por tanto, la renta obtenida por la tierra es nada más ni nada menos que una porción de plusvalía, de esfuerzo social de producción del que se apropia el rentista.
Ahora, teniendo en cuenta lo anterior, desmontemos la segunda trampa: Constantini intenta recubrir la especulación inmobiliaria a la que se dedica él y muchos como él con fervor sin igual, camuflándola con el esfuerzo que hace una familia para obtener su primera vivienda. Ese esfuerzo es real, y sin duda no es especulativo dado que la vivienda es la casa familiar que, suponemos, usará la familia para vivir.
La actividad especulativa a la que se refiere el proyecto y de la que Constantini quiere desviar la atención es la que llevan adelante los "inversores" que se apropian de enormes cantidades de tierras para construir "emprendimientos inmobiliarios" de los que obtienen una nada despreciable renta (la línea aquí entre capital y tierra está bastante desdibujada). La actividad especulativa es la del "inversor" no la de la familia que compra una casa (por más que yo crea que hay algo profundamente inmoral en el asunto).
Y además hay otra operación en el discursido de Eduardito: al hablar de familias que intentan acceder a su primera vivienda equipara los esfuerzos de familias con ingresos muy distintos. Algunos ahorran sobre sus necesidades básicas y así y todo no llegan. Otras familias, con ingresos más altos, tienen motivaciones distintas. Quizás también especulativas. Es un truco de feria meter a todos en la misma bolsa a los efectos de escapar indemne en medio de la mescolanza.
No quiero alargar esta diatriba demasiado, pero también podríamos analizar de dónde sale esa plusvalía que le permite a algunos acceder a un barrio privado y a otros ni siquiera a un alquiler, pero no los quiero cansar.
En definitiva, no se quiere desalentar el ahorro, pero sí marcar la especulación como lo que es: especulación (el concepto "negocio inmobiliario" me resulta de una perversidad tal que mejor ni te cuento). Aún con una medida tan tímida como que los "emprendimientos inmobiliarios", countries y barrios privados para más datos, aporten tierras para viviendas sociales.
Ocupémosnos ahora del "aporte" que hacen los countries y barrios privados al entorno: en principio lugares como Nordelta han generado un impacto ecológico negativo dada la ubicación elegida. Además, los recursos necesarios para atender a las necesidades de la urbanización se sustraen al entorno y aunque los "financien" los habitantes quedan fuera del dominio público y reducen la calidad de vida de los que viven cerca. En lugares como Mendoza, los barrios privados ubicados en el nacimiento de los cauces quitan caudal de riego para los agricultores del oásis productivo. Más que urbanizar el entorno, lo que hacen es cercar un área y declararla exclusiva, cosa que no es de una gran ayuda para el desarrollo territorial.
El sonsonete de "generar empleo" no resiste el menor análisis. Y mucho menos el aporte fiscal que realizan esos "emprendimientos" dado que la gran mayoría evaden y eluden a cuatro y cinco manos (algunos tributan impuestos como si fueran terrenos baldíos) y pagan, cuando pagan, porque la presión los obliga.
Asi que Constantini, a otro can con esa pieza ósea.