viernes, 29 de noviembre de 2013

METELE QUE SON PASTELES

Es un día de nostalgias. Se sabe que la nostalgia le ocurre con mayor frecuencia a quien tiene algunos tiempos idos acumulados en las sienes. Es mi caso. Intentaré darle forma verbal a la que me acomete en el día de hoy. Parecerá de orden culinario, pero no lo es tanto, o si lo es, pero además es bien otra cosa, lo que no hace más que aumentar la confusión.
Entre los amigos que la distancia dejó en Mendoza, está un grupo de inadaptados con los que acometimos el trabajo de sonidistas e iluminadores. A partir de una pequeña empresa que surgió de otro emprendimiento, de buenas a primeras, nos vimos envueltos en la vorágine que significa laburar en un escenario. Aprendimos a los ponchazos el oficio y durante tres años fatigamos muchas fiestas, cumpleaños, recitales, etc., provistos de la clásica remera negra de los plomos y portando el cinturón con herramientas que otorga chapa de que uno sabe lo que hace (o al menos pretende saberlo)
Mi especialidad en la manada era la iluminación: Instalación y control de todos los chirimbolos que sirven para darle vida a un salón vacío y que parezca una pelea de la Guerra de las Galaxias, o para que un recital adquiriera el relieve de una presentación profesional, o para que la entrada de la cumpleañera sea seguida con toda precisión por un haz de luz que la transforma en una estrella de Jolivud. De todo eso me ocupaba, con cierta habilidad que provenía de la casualidad y los sucesivos choques eléctricos que me propiné dada mi proverbial torpeza.
En el fragor de esas batallas contra cables, chips, escaleras frágiles y carga y descarga de todo tipo de aparatos los laburantes estrechamos lazos de amistad signados por la singularidad del oficio (que tiene su lado snob, sin duda).
Pasa que, compartir largas jornadas que no terminan más, armar la parafernalia, desarmarla en la madrugada cuando todos se fueron a dormir y los gallos cantan, descansar un par de horas y volver a arrancar, bañarse y cambiarse en vestuarios, baños y tugurios que nunca conocieron épocas mejores, etc., exige que uno por lo menos soporte a sus compañeros de trajín. Y si aparece la amistad es mucho mejor. Y si esa amistad es previa adquiere nuevas dimensiones. Como en nuestro caso.
Dos costumbres entrañables de esa época quedarán para siempre en mi memoria, gusto y olfato.
La primera: cuando estábamos en lo peor del laburo, enchufando, probando y ajustando, teníamos nuestro coffee break, con características muy particulares. Tomar, tomábamos cualquier cosa, mate, café, gaseosa, dependiendo del momento del año y el clima reinante. Pero invariablemente engullíamos sánguches de mortadela. Y nada de muestras gratis. Enormes y sustanciosos emparedados confeccionados con la mitad de un pan de medio kilo (habituales en Mendoza) y una provisión de fiambre notable. A veces le poníamos mayonesa pero no siempre.
Esa merienda tardía era el sustento necesario para encarar la segunda parte de la tarde y la noche, en previsión de que la cena fuera obviada por la magnitud del laburo. En algunas ocasiones la ceremonia de los sánguches se repetía en la madrugada, mientras estábamos desmontando los chirimbolos.
Cuando uno de los facinerosos del grupo tuvo la ocurrencia de casarse, además de ponerse un traje nos dio otra sorpresa. En la fiesta correspondiente, allá por la madrugada cuando estábamos en plena beoditud y las corbatas adornaban nuestras cabezas como la mítica vincha de Guillermo Vilas, apareció en medio del salón una mesa rodante adornada con meticulosa delicadeza, cubierta con una tela primorosa y escoltada por los mozos del catering cual si de una joya se tratara. En medio de una ceremonia digna de una coronación y al final de un tañido de trompetas ejecutado por el DJ, los mozos retiraron el velo y dejaron a la vista ¡una montaña de sánguches de mortadela!
De más está decir que nos abalanzamos sobre ellos, riendo, llorando, festejando aquellos tiempos que se nos iban y de hecho se escurrían entre los dedos de las patas.
La segunda: la madre de uno de los compañeros de plomitud era (porque ya no está) una tremenda cocinera que hacía de la comida criolla un poema. Y uno de sus sonetos más famosos eran los pasteles fritos (en otros lugares que no son Mendoza se los conoce como empanadas fritas o, delito lingüístico, empanadas suflé). Desde que el trabajo nos juntó adquirimos la costumbre de festejar cada cumpleaños en la casa del nombrado (que con sus padres tenía una especie de bar - restaurant privado que en el fondo lucía una meticulosa cancha de bochas que se usaba como excusa para juntarse a comer).
Describo los pasteles para que se les haga agua la boca, aunque no creo poder reflejar tanta magnificencia en simples palabras: la cosa comenzaba con un picadillo de carne adobado con entusiasmo, que incluía cebollas, morrones (pimientos les decimos en Mendoza), ajo y especias varias. Se cocía en grasa de pella (la más pura de todas) un día antes de armar los pasteles para que reposara como se debe y rejuntara todos los sabores. La masa era semihojaldrada, hecha a puro palote de amasar, de dos capas y cortada en círculos que también quedaban hechos el día anterior. Luego, como las empanadas clásicas, se armaban sin otro agregado que agua para pegar los bordes y reforzar el repulgue y de ahí marchaban derecho a la olla.
Una enorme olla de hierro fundido que borboteaba en el fuego (fuego de leña, of course). Dentro del caldero milagroso había también grasa de pella pura y transparente a la temperatura del infierno. Ahí caían los pasteles y la cocinera los retiraba con una espumadera mastodóntica cuando estaban dorados y crujientes, depositándolos en fuentes enlozadas (esas amarillas con bordes verdes) también de generoso tamaño. Y de ahí a la mesa en donde la turba esperaba alborozada la llegada de semejantes delicias. Acompañábamos invariablemente los pasteles con el típico sodeado. ¿Qué cuernos es un sodeado? En un vaso grande mete el lector dos cachos de yelo, más bien amplios, le incorpora un tinto de regular calidad (nada de varietales o cosa por el estilo, apunte más bien a Toro o Uvita) hasta la mitad del vaso y luego activa la mezcla con el prodigioso chorro que emerge de un sifón de soda, hasta completar el volumen del recipiente. Es importante que la soda choque contra el vino y los tempanitos para que aparezcan esas burbujas etílicas que son tan gratificantes. Eso es un sodeado y tiene la virtud de ayudar a procesar la proteína y además, agregarle frescor al gañote.
Hemos llegado, es menester confesarlo, a comer una docena de pasteles por cabeza, lo que es prodigioso dada la contundencia del alimento.
Mientras los pasteles morían arreglamos el mundo infinitas veces y soñamos sueños que luego fueron realidades. En una de esas juntadas tuvimos como invitado al mítico Andrés Antonio Areco (que los mendocinos recordarán por el programa de radio “Peña Folklórica de Cuyo”) que había llegado al pueblo para conducir el relanzamiento del Festival de la Cueca y el Damasco que fue uno de esos sueños que soñamos y que hicimos carne. Nosotros, casi todos, lo habíamos visto cuando éramos pibes conduciendo la primera edición del Festival. Debido al desgaste el evento casi había desaparecido. Y lo recuperamos gracias a varios milagros que ocurrieron a la misma vez. Y logramos que Don Andrés lo volviera a conducir. Y ahí, entre pasteles fritos, sodeado y agua mineral (Don Andrés ya no estaba para esos trotes) reconstruimos nuestra historia y le pusimos palabras a nuestras emociones.
Puede esperarse que, como todo relato, este tenga alguna conclusión que le otorgue orden y sentido.
No será así en esta ocasión.
Este montoncito de recuerdos desperdigados que se anotó a medida que goteaba del marote quedará como salió de los dedos, porque a veces el desorden es un orden que no podemos apreciar a simple vista.
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Ya vimos demasiadas cosas como estas.
Y siempre la sangre la pone el apaleado.
No hay que aceptarlas.
De ninguna manera.
No.

jueves, 28 de noviembre de 2013

WORD OF MOUTH

Nombrar es hacer ver. Un nombre, una palabra no es sólo una palabra, es un cincel que talla el mundo que vemos. En ese mismo acto, lo que no se nombra queda oculto o velado. También las palabras contienen en sí mismas el modo de mirar, aquello que le otorga un sentido particular del que proviene el sentido que le asignamos a las cosas una vez que las nombramos con esas palabras.
Las palabras, entonces, no son inocentes. Contienen una historia que se despliega en el momento es que salen al mundo colgadas de la boca del que las dice o escribe. La historia de las palabras indica quiénes las pergeñaron, cómo las usaron, con qué intención fueron proferidas, para qué nacieron y hacia dónde apuntan. Por eso, cuando usamos palabras también ponemos en acto esos sentidos previos, incluso cuando no creemos en ellos. Incluso cuando pensamos que ese sesgo queda anulado por el modo en que la palabra fue enhebrada junto a otras.
Las palabras, en ese caso, pueden traicionarnos.
En la literatura, el escritor juega con los sentidos almacenados en cada término, tejiendo y destejiendo los conceptos que esas palabras alumbran u oscurecen, forzando su significado, desguazando las sílabas para tramar historias que se alimentan de esa recombinación. La condición de la literatura es esa búsqueda minuciosa que destroza y construye, en donde la polisemia es una herramienta para crear.
Y sabe (o debería saber) que cada palabra corta como un bisturí. Y que hay que tener mucho cuidado y nunca confiar en ellas.
Las mismas precauciones habría que tomar al usar determinadas palabras en otros campos que no son la literatura. Por todo lo dicho. Pero además porque en ciertos contextos el efecto de las palabras irá mucho más allá del goce estético.
Por ejemplo en política y economía.
Sobre todo en política y economía.
En ambos espacios las palabras son letales. Cada concepto, cada término proviene de una genealogía determinada y alumbra la realidad desde ese sesgo, aún cuando la pongamos en otro contexto. Seguirá diciendo lo que decía porque fue construida para decir de una forma y no de otra.
Y ese sesgo enseña a mirar, aún cuando creamos que nuestra mirada es diferente. Al nombrar un proceso social mediante un término determinado lo estamos definiendo de una forma y no de otra, incluso si nuestras convicciones en la materia son distintas. La disidencia queda anulada por las palabras que usamos. Porque esas palabras, ya lo hemos dicho, no son solo palabras.
Veamos un ejemplo para poner fin a tantas abstracciones:
Supongamos que tenemos una mirada progresista (en sentido estricto) de la sociedad. Defendemos la intervención del estado en educación, justicia y vivienda, etc. Postulamos que el mercado no se autoregula, etc. Entonces, en medio de una discusión decimos que “el gasto público” ha subido o bajado. De pronto nuestra concepción de la sociedad se ha desbaratado, dado que el concepto “gasto público” proviene de una mirada teórica distinta, que propone exactamente lo contrario al progresismo (por decirlo de alguna manera) y que no solo son dos palabras sino un universo de significados enfrentados a nuestra propia mirada de la historia. Usar ese concepto no es solo una concesión sino también una confesión. Al ponerlo en acto estamos legitimando una postura que sostiene que hay que hacer exactamente lo opuesto a lo que pensamos que hay que hacer. Las palabras, entonces, nos han traicionado.
Y así podría seguir citando ejemplo tras ejemplo de palabras usadas con descuido o pereza: seguridad jurídica, previsibilidad, buen clima de negocios, etc.
Caemos en la trampa o ya habíamos caído.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

CONFIATE EN EL SANTO

Ah si.
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Fuerte aplauso para la "objetividad"
"La Iglesia"
"La Institución"
Saludos.
Y a los nuevos conceptos:
"Confianza Social"
"Capital Social"
Científicamente comprobados.

LA FEYARI ES MIA MIA MIA

Si. Se opuso.
Un impuesto "distorsivo"
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Lo bueno del asunto es que, debido a la naturaleza del tema, el tipo queda en absoluta evidencia (como si hicieran falta otras aclaraciones). Libertad para comprarte una Feyari tenés. Si es su gusto, pero ponete porque justamente, podés comprarte una Feyari.

martes, 26 de noviembre de 2013

A TODOS LOS CHANCHOS LES LLEGA

El capitalismo mata en todas partes. Y no tiene que venir un Papa a recordanos la naturaleza letal de un sistema económico que denunciamos desde hace mucho tiempo. Más que nada porque la Iglesia Católica apoyó espiritualmente el crecimiento de ese sistema económico y, si me permiten el escepticismo, no creo que haya cambiado demasiado. Pese a las altisonantes palabras que portan la sustancia de las épicas "flatus vocis".

domingo, 24 de noviembre de 2013

ALPARGATAS NO, LIBROS TAMPOCO

Lo de Clarín, a esta altura, es patético
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Hablando de descontrol en educación.
Veamos.
Acá hay un ejemplo.
Que se explicita mejor acá.
Más detalles acá.
Y otro más acá.
¿Descontrol?
Ajá.

sábado, 23 de noviembre de 2013

¿Y A VOS QUIÉN TE TIRÓ EL HUESO?

Tiene ese aire de vedette resentida.
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No es falta de diálogo.
Es que no te invitan a vos.
Maldita diKtadura.

¿QUERÍAN UN NO?

Eso saca Infoburdo por andar fogoneando encuestas.
¿Qué esperaban? ¿Un NO?
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Bueno, 18680 tipos dijeron que no.
Es que quieren su primer BMW.

viernes, 22 de noviembre de 2013

EXTRAVIADOS

Los discursos preconciliares no solo provienen de los lefebvristas. Acá están las palabras de Aguer que no me dejan mentir.
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REATO SE ESMERA

Por lo menos casi se ha sacado la máscara. No es un dato menor para un tipo empeñado en disculpar a los militares por las atrocidades cometidas durante la dictadura. Lo más espantoso es que cada vez que publica material de sus amigos "serviciales" (no está solo en esto, cabe acotar, acá está este que no lo deja solo) dice muy suelto de cuerpo que "investigó".
Hay que responderle que, incluso en los cálculos más mesurados, la cifra que Reato plantea es ridícula. No voy a repasar aquí las fuentes, pero, por poner un ejemplo, los cables diplomáticos entre la embajada de EE.UU. en Argentina y el Departamento de Estado indican en el primer año de la dictadura entre 10000 y 15000 desaparecidos. 
Para citar otra fuente que Reato rechazaría, la carta abierta escrita por Rodolfo Walsh en 1977 habla de más de 10000 desaparecidos. Y Walsh nunca hablaba al flato.
Por suerte, las evidencias lo van descascarando, desnudando sus verdaderas intenciones.
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Si alguna duda cabe, véase el blog del citado.
Y después vomítese.

jueves, 21 de noviembre de 2013

CAGAZO

Siguen sin gustarme estos festejos, estos gestos de aprobación. Porque los tipos que los profieren son los que aplauden cada vez que alguien está dispuesto a romperle el tujes al laburante (hasta muchos laburantes que, guiados por una brújula prestada aplaudieron la salida de Moreno, aplauden: cosa que me espanta y supera mi capacidad de asombro).
Los tipos que ahora aprueban a coro y lanzando papelitos al aire son los que proponen lo que ya sufrimos. Por tanto, si manifiestan su beneplácito no me queda más que asustarme y salir corriendo a comprar un calzoncillo de lata, no sea cosa.
Ahí tenés entre la sanata que este títere se aprendió de memoria (no no, jamás obtendría una conclusión por su cuenta a partir de premisas o cosas tan abstractas como ésas) las palabritas mágicas: previsibilidad, agregar valor, etc. El rumboso engañapichanga con el que los que tienen el chupetín por el palito tratan de inclinar hacia su campo la puja distributiva (si boludo mío, analfabeto político adorable, de eso se trata). Lo demás son fruslerías para desviar la atención: ¿acaso crees, tesoro mío, ingenuote, que los señores como Mauricio tienen algún interés en la república, la democracia, la libertad de prensa, etc.? No pavote, chiquito tierno: lo que quieren es guita, tu guita para ser más exactos.
El viejo y entrometido Marx lo analizó hace tiempo y sigue teniendo razón (mal que le pese a los marxistas ortodoxos que han decidido derechizar a Marx transformándolo en una receta): la explotación sigue gozando de muy buena salud, la extracción de plusvalía continua sin prisa pero sin pausa (aunque a los marxistas ortodoxos estos dos procesos se les hayan perdido detrás de una caricatura de los mismos). La lucha de clases es tan obvia que uno no entiende cómo no la ven, cómo no la vemos.
Si los que explotan, extraen plusvalía y combaten contra los asalariados festejan: ¿no es lógico que yo me asuste y me cague en las patas?

miércoles, 20 de noviembre de 2013

FOR EXAMPLE

¿Se entiende de qué lado estaba Moreno?
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Aunque todavía tienen un obstáculo.

martes, 19 de noviembre de 2013

SE LE CORRE LA MÁSCARA

De tanto en tanto, cuando revuelvo buscando aquellos argumentos que me hicieron desistir del catolicismo, me encuentro con cosas como ésta, que no hace más que reafirmar la potencia de mi opción por la "apostasía".
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Como si la Iglesia Católica no hubiera negociado "su identidad" una y mils veces.
Repito, un baño de humildad les vendría joya.

ESA ES LA IDEA FIERA

¡Ohhh, qué horror! Profundizará algunas políticas y seguirá con la misma línea. Pero ¿cómo se le ocurre a esta señora hacer éso?
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¿Cuál vendría siendo el "mensaje de la gente"?
Ahhh, ya sé. Mayoría en ambas cámaras.
Ahora entendí.

lunes, 18 de noviembre de 2013

¡QUE HORROR!

Quizás podríamos invertir el razonamiento: en una de esas sea la Iglesia Católica la que está lejos de la dinámica social. Pero no me hagan caso, yo soy un hereje consuetudinario.
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¿Con qué puta autoridad señalan con el dedo?
Un poco de humildad no les vendría mal.

ESTE PUEDE SERVIR

Si. Quizás este sea el adecuado. Para esperar sentado que el PRO repudie los dichos de Durán Barba y lo saque corriendo de sus filas repletas de republicanos amantes del consenso y el diálogo.
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Aunque creo que será al flato ¿no?

¿PUNTADA SIN HILO?

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De todas formas, el que tiene que justificar algo es Insaurralde.
De Massa uno sabe que puede esperar cualquier cosa.
Mundo Gancia.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

ACELERACIÓN=LOCURA x TIEMPO

Días atrás, por motivos estrictamente personales, tuve que viajar a Mendoza City. Hacía bastante que no me dejaba caer por el pago. No fue una visita turística, por lo que apenas pude pispear la ciudad y las viejas rutinas que he perdido en medio de las mudanzas.
Lanzado a la vorágine de mis actividades, tuve que abordar un colectivo urbano que me trasladó desde Godoy Cruz a Mendoza Capital y viceversa, un viaje de no más de quince minutos.
Ninguna novedad en el asunto, excepto que ahora en Mendoza también se usa un sistema de tarjeta similar a la SUBE, que por supuesto no tenía, por lo cual recurrí a las monedas que siempre faltan en el bolsillo de la dama o la cartera del caballero.
Por supuesto, el tráfico en las calles de Mendoza, más que nada a la siesta, es bastante escaso por lo que disfrutaba mirando a izquierda y derecha como quien se aprende la ciudad de nuevo, cosa que estaba haciendo, sin la presencia de los bocinazos de rigor en las tumultuosas calles de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Pero algo alteraba la calma chicha del viaje, una cierta inquietud, una molestia imperceptible, una alteración que entorpecía el ánimo. ¿Qué cosa podía ser? Pensando que era una siesta de primavera, en Mendoza, en un colectivo al que le sobraban asientos.
Medité algunos minutos y lo descubrí, observando a las personas que bajaban del vehículo.
Me explico.
La secuencia ocurría de esta forma: el pasajero llegaba a la puerta trasera (jamás la de adelante) y tocaba el timbre. A continuación y en la parada correspondiente el colectivo se detenía por completo. El pasajero aguardaba que el vehículo estuviera inmóvil y bajaba.
¿Qué tiene de raro? ¿No se dieron cuenta?
El pasajero esperaba que el colectivo se detuviera por completo, que se quedara quietito quietito, sin amagar ni una sola vez con descolgarse apenas las puertas se abrieran (puertas que efectivamente no se abrían hasta que el bondi estaba detenido).
¡Los tipos esperaban que el micro parara por completo antes de bajarse!
Para un acelerado bonaerense que se lanza al vacío apenas ve que la puerta del bondi se abre dos centímetros, esto era una novedad. La sensata práctica de esperar a que el mamotreto de lata y caucho frene al todo para abandonarlo se estrelló contra la percepción del tiempo (enloquecido) con el que me muevo y se mueven todos los días millones de tipos que corren vaya uno a saber porqué.
Desde la anormalidad cotidiana a la que me enfrento, la adusta normalidad de los pasajeros de un bondi urbano de Mendoza me pareció una excentricidad cuasi insoportable. Me costó otros cinco minutos adaptarme a ese ritmo que me resultaba extraño. Tuve que contenerme para no lanzar alguna invectiva a las personas que, en mi coleto, demoraban el viaje.
Mientras decrecía la impaciencia que me agarrotaba los músculos, fui redescubriendo la alienación que no era la de los lúcidos pasajeros que esperan como corresponde a que el colectivo detenga su marcha para bajar con seguridad y aplomo, sino mía.
Era yo el alterado, el que estaba fuera de mis cabales, como estamos casi todos en esta selva que nos tapa como el agua, en la que sobrevivimos sin saber hasta dónde nos estamos degradando.
No es que crea en los cuentos del buen salvaje o que en el exotismo de una costumbre esté la respuesta a todos
nuestros problemas. De ninguna manera.
Pero si estoy seguro que corremos y no sabemos muy bien para llegar a dónde ni para qué.
¿Moraleja? No. No hay ninguna. De eso también me estoy curando.

martes, 12 de noviembre de 2013

lunes, 11 de noviembre de 2013

REWIND

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No hay caso, se les escapa el enano.
Y los de Valores Religiosos anotan "polémica" aunque aplauden.

LOS TIEMPOS DE LA JUSTICIA

Mucho más si compruebo que serán pericias oculares, y que es 11 de noviembre y la cantidad de cosas que pueden haber cambiado por esas cosas de la vida alcanza el grado de catástrofe.
En fin.
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viernes, 8 de noviembre de 2013

HÉROES

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Luego de ver, durante la reciente campaña política, el corto del PRO que hablaba de "Héroes Cotidianos", recordé que la refutación ideal para ese aviso la había pronunciado Alejandro Dolina hace bastante tiempo. Y no había recordado mal: fue en 1.992.
Vale la pena escucharla y, de paso, reajustar algunos conceptos que con el fragor de la batalla cotidiana se nos escapan como la arena por entre los dedos de las patas.
Tarde pero seguro yo ¿eh?
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Este blog anda un poco remolón. Discúlpenle la intermitencia, obedece a la falta de imaginación y cierto cansancio en los huesos como un bisturí. Volveremos más seguido, eso espero.

martes, 5 de noviembre de 2013

CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD...

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Alsogaray machacaba en Confirmado sobre el único argumento que resultó una completa mentira en la conspiración: que la economía sufría su crisis más grave en años. En verdad el gobierno de Illia logró revertir el balance comercial desfavorable de 1962 y 1963 y obtener superávit; el producto bruto creció más del 8 % en 1964 y aumentó la producción industrial. En agosto de 1965 Alsogaray escribió: “Por todos los medios a mi alcance, incluso la acción psicológica, he tratado de evitar el oscuro proceso regresivo en que el nuevo gobierno embarcó a la República, precisamente cuando tenía una oportunidad excepcional para hacerle dar un gran paso adelante{….} No hay inversiones y estamos en crisis.” (Graciela Mochkofsky, “Timerman”, Sudamericana, 2003, Pag.125)
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Ni siquiera son originales. Raro es que los medios serios, tan modositos y conspicuos, no hayan "descubierto" estas coincidencias que harían palidecer a Berugo Carámbula. ¡Alcoyana Alcoyana! gritamos nosotros, ya que desde la tribuna de los periodistas creíbles solo recibimos un cachetazo de silencio.

lunes, 4 de noviembre de 2013

CORAZONES VALIENTES: LAS DENUNCIAS ANTE LA CIDH QUE NADIE TE BOTONEÓ

Este humilde y escandaloso blog, en un alarde de producción periodística sobrehumano, logró tener acceso a las espeluznantes denuncias que los periodistas más creíbles de Argentina, Joaquín Morales Solá (JMS), Magdalena Ruíz Guiñazú (MRG), Luis Majul (LM), Nelson Castro (NC), Alfredo Leuco (AL) y José Pepitillo Eliaschev (JPE), presentaron ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Estas denuncias fueron silenciadas por la feroz censura que existe en la prensa argentina y solo ha llegado al gran público una versión edulcorada de las mismas.
Pero como nosotros no nos callamos nada de nothing, arriesgando nuestra seguridad, sabiendo que podemos sufrir en espalda propia el rigor del estado policíaco que nos amenaza desde cada edificio gubernamental, daremos a conocer esas denuncias para que ninguna voz sea silenciada por la ominosa Ley Mordaza que pretende sumergirnos en las mazmorras oscurantistas de la desinformación y afines.
Sepan disculpar nuestra emoción, vamos a jugarnos el cuello en esta patriada. Pero no hay otro camino a seguir para honrar la valentía interminable de los paladines de la prensa independiente que fueron en misión urgente a la OEA y luego, como era previsible, pasaron a la clandestinidad para salvar su vida.
En homenaje a ese valor sin límites es que publicamos la lista cuasi completa de las impactantes denuncias.
Si algo nos pasa, si no llegamos, arranquen nomás.
Las denuncias himself
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-.”El otro día tomé un taxi y el conductor me miró mal. Debajo de la estampita del Gauchito Gil que tenía pegada en el espejo retrovisor creí ver una calcomanía de La Cámpora” (MRG)
-.”Concurrimos con otros periodistas independientes a tomar un café en un caracterizado establecimiento de la ciudad de Buenos Aires. Pedí un cortado y el mozo me trajo un capuchino. Cuando le reclamé la equivocación sonrió taimadamente e intercambió un saludo con los dedos en V con un mozo que estaba en el otro extremo del salón. Cambió mi pedido, pero el cortado llegó frío” (JMS)
-.”Me levanté de madrugada a tomar un vaso de agua. Cuando abrí la heladera en patas sentí un golpe de electricidad que me paralizó el brazo. Recordé que el día anterior había concurrido a mi hogar un empleado de la firma fabricante de la unidad para ajustar algunos desperfectos. Traía los auriculares puestos, cuando se los sacó para saludarme descubrí que estaba escuchando a Victor Heredia. Obviamente fue un atentado” (AL)
-.”El canillita dejó el diario Clarín en casa sin la bolsita de polietileno y se mojó con la lluvia, de forma tal que no pude leer ni una puta historieta. Si eso no es silenciar a los medios independientes” (LM)
-.”Los médicos psiquiatras, cooptados por el gobierno dictatorial, se han complotado contra mi persona desestimando mi pronóstico de Síndrome de Hubris aludiendo a que no tiene sustento científico y no está documentado ni investigado y que más bien se parece a un capricho de mi parte. Obviamente, La Cámpora ha copado la comunidad médico científica.” (NC)
-.”El gobierno es nazi fascista. ¿Por qué? Porque lo digo yo ¿por qué otra cosa?” (JPE)
-.”El dependiente de un comercio del rubro de la indumentaria se atrevió a hacerme esperar cuando fui a comprar un traje. Intentaba demorarme para que no fuera corriendo a escribir la verdad de la milanesa.” (JMS)
-.”Un sujeto del personal de servicio de un conocido shopping estaba limpiando los pisos del patio de comida. Cuando llegó al lugar en donde yo estaba parada en vez de decirme “-.Permiso Doña Magdalena, debo molestar a vuestra merced dado que mis deberes me obligan a higienizar la porción del suelo en donde Ud. reposa en este momento, sepa que me atrevo a incomodarla en previsión de la furia de mis mandantes” me dijo simplemente “-Permiso señora”. Me sentí amedrentada.” (MRG)
-.”Me dijeron petiso. Fue La Cámpora” (LM)
-.”Llamé para pedir una pizza y me dijeron que había una demora de cincuenta minutos. Cuando les dije que era Alfredo Leuco y los iba a denunciar ante la CIDH me repitieron: -Hay una demora de cincuenta minutos ¿le mando o no le mando la pizza? Eso es intimidación acá y en la China Popular.” (AL)
-.”Hace dos días ingresé al edificio de una entidad sin fines de lucro y al entrar el recepcionista me saludó diciendo: “-Buenas tardes ¿en qué lo puedo ayudar?” sin hacer una reverencia ni anunciarme inmediatamente ante la persona de mayor rango de la mentada organización. Esto es una evidencia de discriminación.” (NC)
-.”Estamos gobernados por una dictadura ¿por qué? Porque lo digo yo ¿por qué otra cosa?” (JPE)

Esto es un extracto de las explosivas denuncias. Por razones de espacio y cagazo no podemos publicar la nómina completa de las mismas. Quizás también porque algún dinero por debajo de la mesa nos habrán pasado y no nos enteramos. Ponele.
Pero para muestra sobran estos botones.
Resistamos argentinos, la dictadura no pasará.

PD: fijate el título de la nota de Perfil “Argentina en la CIDH”. Parece que fuimos todos, en forma unánime y nunca me enteré. Así no se vale, se van todos de joda y me dejan acá soportando a 6,7,8.
Un poco de piedad.

UN NEGOCIO EN CADA PUERTO

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Y la refutación más extraordinaria aún.
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Lo bueno es que quedan en evidencia solitos.
Sin que uno tenga nada que hacer.
Así no se puede tener un blog crítico che.

ECONOMÍA DE ESCALA

Evidentemente, usan al mismo titulador
Para bajar costos, evidentemente.
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¿O será una herramienta de Word?

LOS PROBLEMAS DE ESTAR AL PEDO

Se te ocurren estas cosas.
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Si querés festejar, festejá.
Yo prefiero un buen vampiro a...
Bueno, Uds. me entienden.