La cara de piedra de Aguer no tiene límites, además del evidente afán de lucro, uno de los motores de la trata y la prostitución forzada es la idea de que el sexo es pecaminoso e indigno de mujeres "decentes" por lo que los hombres necesitan de mujeres "no decentes" para el sexo por placer (suyo, no de ellas), y mujeres "decentes" para parir hijos y criarlos. Esa idea tiene su origen directo en la represión sexual y en el odio al propio cuerpo, que la iglesia siempre impuso y que aún hoy pretende imponer. Son las dos caras de una misma moneda.
La cara de piedra de Aguer no tiene límites, además del evidente afán de lucro, uno de los motores de la trata y la prostitución forzada es la idea de que el sexo es pecaminoso e indigno de mujeres "decentes" por lo que los hombres necesitan de mujeres "no decentes" para el sexo por placer (suyo, no de ellas), y mujeres "decentes" para parir hijos y criarlos. Esa idea tiene su origen directo en la represión sexual y en el odio al propio cuerpo, que la iglesia siempre impuso y que aún hoy pretende imponer. Son las dos caras de una misma moneda.
ResponderEliminarY sí, no son fenómenos fatales de la naturaleza. El oscurantismo de estos señores de vestido negro tampoco.
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