Una nota del día de hoy del diario La Nación indica
"El costo de subsidiar la energía $ 254 por segundo". Parece una cifra alarmante. Que manera de tirar plata el Estado che. Pero resulta ser que hay algunos detallitos que a la supuesta exhaustiva nota del diariucho éste se le han escapado. Veamos.
Repasando toda la extensión de la nota, completa, completa, se podrá comprobar que no se nombra ni una sola vez el asuntito ése de
la privatización de YPF. Dado que de petróleo y gas hablamos cualquier marciano chupatierra supondría que ese dato debería ser tomado en cuenta por el autor del líbelo, Don Diego Cabot. Pero no che. Ni una mención. Bastante sospechoso ¿no?
Más que todo teniendo en cuenta que Cabot señala:
"¿Qué ha sucedido para que la energía se convierta en una suerte de frazada corta? Todo podría resumirse en una palabra: exploración."
Una obviedad, sin exploración no hay más nada que sacar del fondo de la tierra. ¿Por qué nadie más buscó petróleo y gas?
Acá tenemos una pista que nos puede explicar la omisión de Cabot:
"Por otra parte, si se comparan los esfuerzos exploratorios de los años ’80 con los correspondientes a la gestión privada, se observa una enorme brecha, ya que la gestión estatal de YPF realizó en los años ’80 un promedio anual de 117 pozos exploratorios, y la gestión privada entre 1999 y 2005 registra un promedio anual de apenas 26 pozos exploratorios, sobre la base de datos de la Secretaría de Energía de la Nación. Cabe señalar que los datos concernientes a la década de 1990 han sido falseados por las compañías petroleras, con el conocimiento de los secretarios de Energía “menemistas”, para justificar el supuesto incremento de reservas inmediatamente después de la privatización de YPF, en un contexto de “desaparición irracional de reservas”.
¿Datos falseados? ¿Quién sería tan hijo de puta?. Respuesta: uno de los consultados en esta nota,
Alieto Guadagni que fue Secretario de Industria, Comercio y Minería durante la gestión de Roque Fernández al frente del Palacio de Hacienda, embajador en Brasil durante la primera presidencia de Carlos Méndez, Secretario de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería (1991/93), Ministro de Obras y Servicios Públicos de la provincia de Buenos Aires (1987/91), Secretario de Energía durante el último tramo de la dictadura militar con Bignone y de nuevo Secretario de Energía con Eduardo Duhalde. Veamos algo de lo que hacía Guadagni allá lejos y hace tiempo para entender lo que hace ahora, que no es tan diferente: "Su función estratégica, según Eduardo Amadeo, el vocero presidencial, no debía ser generar políticas de estado o criterios de soberanía, sino trabajo sucio de relaciones Públicas: "garantizar las buenas relaciones entre las empresas y el Gobierno". O sea: garantizar sus ganancias."
¿Qué dice Guadagni entonces?:
"En las últimas dos décadas se distinguen dos etapas en la producción de petróleo. En la primera (1990-1998), la producción subió un 75,3%. El nivel de producción de 1998 (49,1 millones de metros cúbicos) es el mayor de toda nuestra historia. A partir de ese año comienza un período que ya lleva 12 años consecutivos de declinación productiva, en el cual en cada año se produce menos que en el año anterior"
...
...
Pero ¿por qué lanzar al aire datos falsos, carentes de sustento?
Por dos cosas:
1.-Porque de ésta forma se "defiende" la privatización de YPF durante los 90. Resulta ser que los compradores, Repsol en éste caso, vendió lo que había pero no puso un solo mango en exploración. Un accionar previsible por otra parte, dado que vender las reservas produce guita en forma inmediata pero explorar requiere inversiones. Y nunca jamás una empresa privatizada invirtió un mango en el país. Siempre jugaron a ganar plata usando la capacidad instalada que había entregado graciosamente el Estado:
“En efecto, entre 1993 y 1998, mientras los márgenes de utilidad sobre ventas de las veinte mayores petroleras del mundo fluctuaron entre el 3% y el 6%, los de YPF lo hicieron entre el 10% y casi el 18%. En este sentido, y como simple ejercicio ilustrativo, de considerar como tasa de beneficio extraordinaria la diferencia existente entre los márgenes de utilidad obtenidos por YPF respecto a los correspondientes, en promedio, a las veinte petroleras de mayor facturación mundial, puede concluirse que las rentas de privilegio apropiadas por YPF ascendieron, para el período mencionado, a más de 2.500 millones de dólares”
O sea, la levantaron con pala, se la llevaron y no dejaron ni un centavo. La famosa "
inversión productiva" de los ´90 que
Guadagni se cuida muy bien de citar.
2.-La segunda cosa es insistir en el jueguito de las "reglas claras y confiables" que para Cabot, Guadagni y el diario La Nación consisten en dejar que el "capital privado" haga lo que quiera, como quiera, donde quiera, con quien quiera, sin darle explicaciones a nadie, sin pagar impuestos, sin cumplir obligaciones de ningún tipo. Lo que ocurrió en los ´90 y que éstos tipos extrañan porque les dejó los bolsillos abultados.
No es por otra cosa que Cabot habla como si nada hubiera ocurrido en YPF, como si la privatización no hubiera tenido efecto alguno, como si los problemas que hay ahora en el sector energético hubieran aparecido por arte de magia.
Y para sumar perversidad, Cabot reclama que el dinero de subsidios a la energía vaya a manos privadas. Lo disimula apenas con eufemismos. Habla de "precios no competitivos" y detrás de semejante pavada esconde el pedido de márgenes de ganancia extraordinarios libres de impuestos, como en los ´90.
...
...
Como conclusión podemos decir que este pseudo artículo contiene medias verdades, datos falsos, pescado podrido y su intención última es la de siempre: hacer lobby a favor de las empresas privadas.
Por eso además consulta a ex-funcionarios ligados a la política privatizadora, como Guadagni (una de cuyas hazañas puede leerse
acá) y a tipos del sector privado. Investigadores serios del problema petrolero y que tienen otra postura distinta ni siquiera son mecionados por Cabot: el
Grupo Moreno por ejemplo.
Y si, si vos queres mandar fruta y vienen unos y te escupen el asado, así no se puede.
La idea que intenta vender Cabot es que la culpa es del Estado. Pero no aquel Estado de los años del Menemato (a ése no hay que tocarlo porque los negocios fueron abultados y algo manoteamos de aquel despojo y no es cuestión de andar mostrando la hilacha). La cosa es seguir insistiendo, como hacía el tío Bernie, con el sonsonete del Estado Mínimo.
Una excusa que a fuerza de repicar tambores muchos bobos creen a pie juntillas.