martes, 8 de octubre de 2013

A INSEGURO SE LO LLEVARON PRESO II: EL CLUB DEL MIEDO

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Ojos que no ven corazón que no siente, indica el refrán popular que pretende refutar los efectos de una traición. Nosotros lo aplicaremos en otro contexto.
Siendo la inseguridad efectivamente una sensación (miedo al delito), es necesario que el objeto que produce ese temor sea conocido por los atemorizados. Dicho de otra manera, si el sujeto no se entera de los delitos que lo pueden afectar no tendrá miedo y no se postulará como potencial víctima amedrentada.
Por tanto, si la inseguridad (considerando inseguridad como temor extendido) se ha vuelto un tema central en la agenda de los ciudadanos, debemos inferir necesariamente que los citados se han enterado de que pueden ser víctimas de un delito.
Pero esto no basta. Para que el miedo haya recubierto las relaciones sociales es imprescindible construir un escenario de tensión insoportable en torno al delito. Pongo por caso, en tiempos no tan pasados, también había ilícitos, y también los sujetos se enteraban de ellos, pero no se suscitaba la sensación de desamparo que implica el miedo visceral a un potencial victimario. Los medios de comunicación tenían una sección (casi en desuso) llamada “policiales” en donde se alojaban las noticias de ese rubro.
El nombre de “policiales” indicaba de alguna forma una situación fuera de lo normal, una excepción, algo que no ocurría todos los días. Al leer, por ejemplo, que alguien había robado tal o cual cosa, el lector sabía que el asalto había quebrado la rutina del asaltado y que, efectivamente, era una ruptura del ritmo cotidiano de esa persona o personas. Y comprendía que el asalto no continuaba en el tiempo, y, aunque compartía con los delitos que ocurrían la condición de ilícito, la relación culminaba en ese factor común.
Esta situación mutó a nivel informativo cuando los delitos comenzaron a ser encuadrados en la categoría de “inseguridad”. Colocar como rótulo la palabra “Inseguridad” indica que hay un marco más amplio para describir y definir al delito. Y más que nada, implica construir en el imaginario la idea de que existe una relación que sobrepasa la ocurrencia de cada hecho particular, que los une y les da un nuevo sentido.
Esta situación en donde cada asalto u homicidio adquiere relevancia como singularidad pero también como parte de una supuesta red de actividades delictivas es la novedad.
Se podrá argumentar que ese cambio refleja un aumento del delito. No es el objetivo de estas reflexiones analizar esa relación, pero podemos decir que si los delitos no son enhebrados en una cadena de sentido que les de la unidad de un relato, mal podrían causar temor. Las páginas policiales tendrían más incidencia en un diario, pero aún así, seguirían siendo delitos.
Pero cuando el delito es una muestra de la “creciente inseguridad” la cosa cambia.
Porque en ese momento el miedo es posible, dado que la ola nos puede alcanzar a todos, según sugiere el discurso mediático dominante.
Ahora solo resta conformar un escenario plausible para ese fenómeno, una taxonomía que describa con claridad quiénes son los protagonistas y qué papel cumplen, dónde están, qué aspecto tienen, a quién hay que tenerle miedo.
De eso nos ocuparemos mañana.

4 comentarios:

  1. Que decir entonces de la "inseguridad" ante los delitos viales, donde lo que sucede en rutas y caminos cuenta las víctimas por diez en relación a los delitos por robo que incluyen o no asesinatos.
    Siguiendo la línea, la prensa nos pondría ante tal pánico que no nos animaríamos a cruzar ya una simple calle.

    Mire Dormi, este balurdo que armó la "prensa libre" es un componente más con el que logró fuerte impacto en su derrotero por jodernos la vida, más aún contando con un gobierno un poco más cerca de nuestras aspiraciones.
    Si tuviéramos un gobierno más cercano en cambio a sus intereses, es muy posible que de repente bajara abruptamente el famoso clima de "inseguridad".

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  2. Daniel:
    Ahora vuelve el Boudougate hasta tanto logren juntar la gente necesaria en Plaza de Mayo, según el honorable periodista que conocemos bastante.

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  3. Que hay del miedo a los desatinos de mauricio, metrobuses hasta en la sopa, la capital federal, otrora la paris del sur convertida en una serie de "corredores viales" (¿bicisendeados?) somos el no se cuanto por ciento aterrorizado por el metrobus en : Paseo Colón, y en la autopista 25 de mayo, sin contar con el de Cabildo, que implica demoler el boulevard que se está terminando. Que pasa mi miedo no vale?

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  4. jfc:
    Para los medios, su miedo no califica como tal.
    Es apenas "político"
    Palabra, ese es el abordaje.

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Bueno, os dejo en libertad. Disculpen las molestias ocasionadas.