"Maturano también se refirió al procesamiento del maquinista que conducía el tren que chocó en Castelar - hecho en el que murieron tres personas y hubo más de 300 heridos- y opinó que "lo más fácil es culpar al trabajador para salvar responsabilidades ajenas".
El sindicalista aseguró que el video que se difundió con las imágenes del accidente tomadas desde la cabina son "truchas" y que "el video está editado y está cortado en varias partes". "Si se equivocó lo va a decidir la justicia, pero no hay por qué apurarse", lanzó."
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No se puede tapar el sol con las manos Maturano. La búsqueda de excusas, disculpas y chicanas por parte de La Fraternidad es patético. Y ominoso. Más que nada porque todos los errores, omisiones, engañapíchangas y demás, cuestan, entre otras cosas, vidas. Además de la tranquilidad de los que viajan en tren, que sufren los despropósitos a los que los somete un gremio que usa la prepotencia como un ariete.
Los hechos Marutano no están sujetos a plebiscito. El video tomado desde la cabina es una evidencia. De cemento, por otra parte, dado que muestra lo que pasó minutos antes del impacto. Jorobar con que está "editado" y que es "trucho" es propio de un cretino, de un imbécil.
Culpar al conductor no es el camino más simple. Pero descartadas cuestiones técnicas, porque los peritos dieron un veredicto sobre el estado de los frenos también lapidario, lo que va quedando es el maquinista. ¿O le echamos la culpa al Cuco y al Hombre de la Bola Marutano?
El grado de prepotencia que muestra La Fraternidad es notable. Tan grande como la desidia con la que sus adherentes desempeñan sus tareas. Parece que los pasajeros, para los tipos de La Fraternidad, son enemigos. Mientras más los jodás, cagués y hagas sufrir, mejor.
Mientras hacen todo como el tujes, mientras ponen palanca en boludo y trabajan casi a reglamento, demorando formaciones, complicando frecuencias, jodiéndole la vida a los pasajeros todos y cada uno de los días en los que uno tiene el castigo de viajar en tren, los señores se ofenden porque los van a controlar.
Yo subo la apuesta: no solo hay que controlarlos, sino que, el que no de la talla se tiene que ir a laburar de otra cosa. Y vuelvo a subirla: cuando no cumplan (como no cumplen) ni siquiera con los horarios normales y establecidos, también tienen que sufrir todo el rigor de la ley.
Y si no les gusta que se dediquen al bonsai. O al origami Maturano, aunque sospecho que Ud. ya ha solucionado su tranquilidad económica hace un tiempo ¿no?
No se hasta que punto se pueda encuadrar la actitud de los coprófagos enruedados en abandono de persona, dado que no avisan para que los usuarios tengan a bien resguardarse de la situación.
ResponderEliminarMe gustaría ser dentista y que venga un patotero de estos con un terrible dolor de muelas para decirle "vení mañana que hoy estoy de paro".
Coincido con Ud. Y exigiría (yo) lo mismo a los metro-delegados.
ResponderEliminarEstos tipos son mafia, no les importa nada.
ResponderEliminarMoscón:
ResponderEliminarEso es parte de la prepotencia que, por costumbre, usan como métido de comunicación.
Rob:
ResponderEliminarNo serìa mala idea.
Y agrego: le pedirìa al gobierno de CABA que se haga responsable por el desastre que es el transporte pùblico de la ciudad y la corte con tanto slogan, asì como conmino al gobierno nacional a que solucione este quilombo de trenes y otras yerbas.
Daniel:
ResponderEliminarExactamente.
Son una mafia.
El error es haber creído que alguna vez iban a defender otra cosa que su propio interés corporativo.
Espero que nos hayamos quemado con leche.
Lo peor es que la actitud de estos tipos le dió razones al turco Mendez para que dijera "ramal que para ramal que cierra" y le volvera a dar razones a los de siempre que si llegan al poder dirán que el Ferrocarril es un cáncer y que mejor privatizarlo
ResponderEliminarAdrián:
ResponderEliminarExacto. Los tipos aceptaron, como Pedraza, porque en el medio armaron negocios con personal que ya había capacitado el estado y lo aprovecharon para abonar su quintita.
Este chabón está buscando algo parecido, aparte de apretar mafiosamente al que se atreva a cuestionarle su "honestidad"