Es tan palmariamente evidente el cambio acaecido en ese paralelepípedo repungnante que recibe el nombre de mundo, que uno no puede menos que sorprenderse cuando muchos partidos políticos no se percatan del asunto.
Y cuando digo muchos partidos, digo muchos partidos, que este síndrome no es exclusividad de los tipos que añoran la revolución de 1917.
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Bueno, os dejo en libertad. Disculpen las molestias ocasionadas.