EL CLUB DE LOS PIOLAS

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Federico Nicholson, Presidente de la Conferencia Industrial Argentina, se despachó en la apertura de tan destacado evento con las siguientes declaraciones.

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Un piola bárbaro Don Nicholson, él y todos los piolas que se juntan ahí para felicitarse por ser tan idem. Préstese atención a lo que el señor dice: "La excesiva intervención estatal no sólo ahoga la economía sino que tiene consecuencias intrínsecas para el propio Estado, porque el que mucho abarca poco aprieta".

O sea, no se metan. Eso significa: no nos controlen, no nos cobren impuestos, no nos obliguen a tratar bien a los obreros que, ante todo son obreros boló, y los ciento veinte mil etc. que los señores UIAenses desgranan cada vez que alguien se atreve a señalarles sus obligaciones.

Pero a continuación Nicholson, piola bárbaro, indica : "Queremos un Estado que proteja a la industria de la competencia desleal". O sea ¡un Estado que intervenga!. Pero no para el bien de todos, no no. Para el bien de los señores del Club de los Piolas.

O sea, que no te controlen, pero que te defiendan de la "competencia desleal" que bien puede ser cualquier cosa.

De todas formas no hay que sorprenderse de nada. Este crápula con traje, director de Ledesma, declaró  hace algún tiempo que "el Gobierno Nacional debería potenciar sus inversiones en infraestructura para el sector y para toda la región del NOA (Noroeste Argentino), específicamente en el Ferrocarril General Belgrano."

¡Pero claro! ¿Uds. creen que está pensando en la "gente" del NOA? Ni en pedo con grapa sanjuanina. Montgomery tiene el dedo en la calculadora descontando todo lo que se podría ahorrar de flete si tuviera el Ferrocarril General Belgrano a su disposición, luego que el Estado hubiera invertido en arreglarlo con guita de todos que el señor disfrutaría sin la menor sombra de vergüenza. En ese sentido no se quejaría de la "excesiva intervención estatal".

No puedo desearle que se quede pelado, porque Federico se me adelantó ingresando en la alopecia con entusiasmo sin igual. Veré en el transcurso de la tarde que maldición se me ocurre para lanzarle a este destacado protozoario.