En su defensa a ultranza de las trapisondas papales los señores sacerdotes no tienen límite alguno. Siguen jugando el juego del victimario que se quiere transformar en víctima. En el medio de la "defensa" el señor Sodano desliza un comentario descalificador sobre los denunciantes. La culpa es de los otros, aún cuando la culpa es nuestra. Lindo ejemplo de estos pastores, que de a poco, sin prisa pero sin pausa, comienzan a perder el rebaño.
Lindo sería que uno de estos curitas "equivocados" termine en una cárcel común, así se junta con los "errores" de los demás presos.
ResponderEliminarA ver cómo le queda el evangelio
Ram:
ResponderEliminarAmén.