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La nota que sigue pertenece a Nora Merlín, Psicoanalista y Magister en Ciencias Políticas. Fue publicada en Página 12, y probablemente muchos ya la hayan leyido. Pero por si las moscas, acá la traigo a colación porque es imprescindible pegarle una readereada.
Y aprovechamos la ocasión para mentar un evento relacionado con este asunto:
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PLAZA DE LOS INTELECTUALES NAC. Y POP.
Encontrarnos para experimentar la democracia participativa y la práctica de la conversación, afectarnos mutuamente, producir ideas comunes. Nadie sabe lo que puede un cuerpo colectivo.
Sábado 4 de junio 11 hs Plaza Houssay
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El tema central será medios de comunicación de masas y salud mental. Andá llevando.
Bueno, la nota
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EL ODIO Y LA AGRESION ENTRE LAS PERSONAS EN EL ESPACIO PUBLICO MEDIATICO
La salud mental y los medios de comunicación
Los medios, advierte la autora, están patologizando la
cultura. Sus prácticas fomentan la creencia de la existencia de un
enemigo, lo que provoca sentimientos persecutorios, inhibiciones y la
ruptura de lazos sociales, que a su vez funcionan como desencadenantes
de enfermedad psíquica al despertar lo traumático.
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Resulta acuciante considerar lo que se plantea como
una amenaza para la sociedad: los medios de comunicación están
patologizando la cultura, generando diversas formas de malestar, como
sentimientos negativos, inhibiciones y la ruptura de lazos sociales, al
alimentar la intolerancia, la segregación y el aislamiento. Dado que el
amarillismo vende, aumenta puntos de rating, en forma desmedida e
insistente se emiten mensajes agresivos, hostiles, que incrementan
miedo, angustia, terror y odio. Los noticieros y los programas de
“información” producen relatos falsos y teorías conspirativas, no
comprobadas, de sospecha y complot. Esta práctica va dando sustento a la
creencia en la existencia de un enemigo, lo que provoca sentimientos
persecutorios e instala los afectos antes señalados, que van a funcionar
como desencadenantes de enfermedad psíquica al despertar lo traumático,
según la ecuación de las series complementarias establecida por Freud
en 1915.
Gran parte del espacio público ocupado por los medios de comunicación
se transformó en la sede del odio y la agresión entre las personas. El
prójimo es atacado, concebido como a un enemigo o un objeto hostil al
que se lo puede humillar, degradar, maltratar, etc. Se produce un efecto
de identificación entre los espectadores que conduce a una cultura
transformada en un campo minado por la violencia y el odio en sus
variadas expresiones. Para Hanna Arendt, “el mal” asume variadas formas
en la cultura, una de ellas es hablar desde la perspectiva del odio y la
agresividad. Ambos afectos son destituyentes de los vínculos sociales,
lo que redunda en que atenten contra la salud de un pueblo. El derecho a
la libre expresión en ocasiones se confunde con la libertad de agresión
verbal o de odio en la escena pública. La agresión, tal como lo
estableció Freud, es la manifestación de la pulsión de muerte dirigida
al exterior. Cuando dicha pulsión está poco acompañada por su par
opuesto, Eros, opera de forma disolvente en el registro cultural, pues
conspira y atenta contra lo común. Se presenta como una irrupción
violenta, desregulada, sin medida, y tiende a la ruptura, a la
disolución de los lazos entre los seres hablantes, y, en definitiva, a
la desintegración del sistema social en general.
Los medios de comunicación desempeñan un rol crucial, configuran la
realidad y operan sobre las subjetividades manipulando significaciones.
Producen e imponen sentidos y saberes que funcionan como verdades y que,
por efecto identificatorio, se transforman en comunes formando la
opinión pública. Los medios de comunicación de masas, llamados el cuarto
poder, fueron instalándose falazmente como garantes de “La Verdad”. La
creencia en una supuesta realidad objetiva y exterior que un sujeto
puede representar es una concepción moderna que coincide con el
surgimiento de la ciencia. En la posmodernidad sabemos que la realidad
es una producción subjetiva, que no es exterior, objetiva y ajena al
agente que la produce. El concepto de realidad psíquica inventado por
Freud, fantasmática, ficcional y subjetiva, fue crucial para dar ese
salto epistemológico. Sin embargo y en contra de ello, en la actualidad
se mantiene el prejuicio y la creencia de que los medios registran de
manera objetiva una supuesta realidad exterior, que se representa en
forma transparente y puede ser fielmente registrada, filmada. Las
facultades cognitivas, la argumentación racional, resultan insuficientes
para justificar el dispositivo de instalación de estas creencias que
funcionan al modo de certezas. ¿Cuál es el mecanismo psíquico y social
que da cuenta de la captura que producen los medios de comunicación de
masas? ¿En qué radica la fascinación de un poder que determina
identificaciones, elecciones y hechiza? ¿Por qué las personas cumplen
órdenes y se subordinan a distintos mandatos, independientemente de sus
contenidos?
Según los planteos de Freud, las relaciones sociales se rigen y
normativizan con la instauración de un operador simbólico denominado
Ideal del yo. El individuo de la cultura de masas ubica a los medios de
comunicación en el lugar este Ideal, lo que produce una hipnosis
adormecedora en la que el sujeto se transforma en un espectador pasivo,
cautivo, y que, tomado como objeto, se somete de manera inconsciente a
los mensajes e imágenes que se le ofrecen. Esta concepción cuestiona la
supuesta libertad de elección de las personas pues al operar esta
captura, los mensajes que emiten los medios terminan imponiéndose,
condicionando opiniones, valores e identificaciones, lo que redunda en
una manipulación sobre la subjetividad, que lleva a la enfermedad
psíquica. Frente a este panorama, surgen interrogantes: ¿dónde quedan
las categorías de verdad, decisión racional y autonomía del sujeto para
filtrar y administrar la información y los afectos que éstas instalan?
¿Quién se hace responsable de los efectos patológicos que se constatan
en la subjetividad y en los lazos sociales?
Responder a estas cuestiones resulta indispensable para una
concepción democrática que debe incluir no sólo la lógica de las
instituciones y de la división de poderes, sino también un debate
plural, que nunca se agote ni cancele, entre los distintos actores
sociales involucrados. Resulta altamente saludable que se escuchen
pluralidad de voces, evitando la monopolización de la palabra y la
instalación de un discurso único, asegurando que los mensajes sean
transmitidos libremente pero garantizando el derecho que tienen los
ciudadanos a que la información sea veraz, vertida de manera responsable
y racional.
Ante la constatación de la patología que producen los medios de
comunicación y con el objetivo de proteger la salud de la población,
resulta necesario atender los efectos negativos que ellos producen. No
se trata aquí de una práctica de censura ni de un planteo de tipo moral,
sino de asumir una decisión responsable fundamental a favor de
preservar la salud psíquica de la comunidad.
El Estado, sus representantes e instituciones, deben encarnar una
función simbólica, de contención y pacificación a nivel individual y
social, capaz de garantizar el bien común, la disminución de la
violencia y de la hostilidad en los lazos sociales.
Si un individuo es tan débil mental como para sucumbir ante los maravillosos razonamientos de un Luisito Majul o de un Leucocito... lo lamento, pero no me pidan simpatía, ni amistad, ni nada que se le parezca para con él. Es simple y llanamente un imbécil que no merece la menor consideración.
ResponderEliminarLo mismo con el energúmeno que grita e insulta en la vía pública a algún kirchnerista. Los ataques a Kicillof, Zannini, Rossi, e incluso Mariana Moyano o Nora Veiras, son perpetrados por personas enfermas y despreciables. Pero no me vengan con que es culpa de los medios. Los medios encuentran un terreno fértil y por eso son exitosos, y no a la inversa. Hay gente enferma e hija de puta por razones ajenas a los medios de comunicación, mal que les pese a muchos.
Por otra parte, afirmo que la famosa grieta no me parece un mal indeseable, sino más bien la mismísima condición de posibilidad de la construcción política en una sociedad moderna.
Para discrepar un poco con el sr. Cocina, hay que admitir que los medios estimulan los pensamientos agresivos y la destemplanza, sin irme muy lejos del tipo que más conozco, o sea yo, no recuerda haber estado formateado en la furia a las ancianas, hasta la actual vigencia de la pachamama de las tertulias antipoliticas, ña rosa legrán. Antes miraba a cada vieja como si fuera mi abuela.... ahora la veo a esta diva de las "ideas" en formol y suspiro por un AK-47, culpa mía?, no, los medios me hicieron así, como panamá al pobrecito mauricio.
ResponderEliminarY poco a poco, uno se fue sumergiendo en la misoginia, ¡dónde si no podés terminar si la escuchás, o peor, la vés, a la mercedes ninci?, pa'l colmo. sobrina del lapicito rojo angeloz.... culpa de quién?, los medios, de quién más?. Ahora me pasa con gonzalito fracaso y la vice troncomóvil, ¿de dónde me llegó ese chamuyo de que lo "normal" para mí es que no debo tener auto o incluso haber viajado a Bolivia o Paraguay o, lo escandaloso, las Termas de Río Hondo?, los medios, claro y ahora me encuentro con que les tengo un asco que la semana pasada todavía no les tenía (a este dignísino par de voceros de la porquería); es terrible así, nunca una buena onda, una sonrisa, un al mal tiempo buena cara....y después cuando hablan de le "revolución de la alegría" uno instantáneamente piensa en una estafa. No te dejan, ¿y quién?, biasatti, ponele, con esa caripela de tujes al vinagre.... si hasta Dormi, que hacía esa bolsas de gatos repletas de humor tan asqueroso como involuntario pero típicamente amarillo, ahora escribe estas cositas enojado y queriendo quemar televisores. Lástima tanta crispación, no?
¿Medios de comunicación? Medios de transmisión serán.
ResponderEliminarVa en un solo sentido la transmisión, no hay ida y vuelta como en la comunicación, no se habla, te hablan. Ellos dicen y vos escuchás. Emisor y receptor.
Comunicación es lo que hacemos en este momento; cuidado con la apropiación del significado de las palabras(porque los yanquis son americanos, nosotros no), la usurpación de conceptos trae el revoleo justo para la ganancia del pescador, y hasta el mas piola en un momento de debilidad es permeable y le cabe como a cualquiera el formateo, abono, siembra por parte del Gran Heraldo y la cosecha de la suma de voluntades por parte de los gerentes de los grupos económicos concentrados.
A veces olvidamos algo, quizás por ser obvio: el control remoto tiene un botoncito rojo que sirve para apagar/prender el televisor. Si está apagado, no lo presiones; si está prendido, sí.
ResponderEliminarLa sociedad debe aprender a vivir sin televisión. O a moderar su consumo. ¿Tanto miedo le tenemos a la vida, que preferimos pasarnos la misma con el culo pegado en el sillón mirando la nada?
Vamos, que nadie nos obliga a mirar televisión, y sin embargo... Cuánto masoquismo, cuánta roña y autodesprecio debemos de tener sedimentadas en nuestras personalidades como para hacer algo así. Es hora de empezar a preguntarnos el por qué de ese tipo de actitudes.
En otras épocas supimos ser más sabios; si estirábamos la mano hacia el fuego nos quemábamos;y no lo hacíamos más. Hoy seguimos consumiendo basura y perdiendo tiempo que podríamos usar para realizar otras actividades. Y que quede claro: no acepto la excusa del "tipo que llega cansado del laburo y no quiere pensar", por favor...basta de pelotudeces y de autojustificaciones.
Si, claro, ¿y al vecino que le cabe el chamuyo y no quiere tocar botón?¿que hacemos, entramos de prepo a la casa y se lo apagamos?
ResponderEliminarEse coco-comido entra en un rango que va desde la indiferencia hasta tomarte de enemigo.
Si le cabe el chamuyo entonces claramente es un adversario político. No es un "coco-comido", es un tipo que adhiere voluntariamente a un relato. Usted mismo lo dijo: "le cabe el chamuyo". Al menos eso entiendo con esa frase. Corríjame si me equivoco.
EliminarLo que quiero señalar es que no solo hay boludos; también hay grieta. Hay gente que repite lo que dice la televisión porque les conviene hacerlo. Después, seguro que hay boludos. Pero no son todos.
A mi lo que me sigue llamando la atención es la falta de autocrítica y autoestima de éstos sujetos. El ejemplo más simple se puede ver en la defensa más instalada: "Vos tenés el coco comido porque lees página 12, lo ves a Navarro, etc. En cambio yo pienso libremente porque veo a Lanata". Ni ahí de pensar que ambas visiones son parciales, hay un refugio en la autocomplacencia que realmente preocupa. Inclusive cuando se señala la incongruencia en el discurso que consumen (el blanqueo era una herramienta para que La Shewua traiga al país su narcoplata sacada del país en bolsas de consorcio, pero es una herramienta que a Mavrizio le va a permitir aumentarle a lo' jubilado' por ejemplo), los tipos terminan acusando a quien los interpela de ser obtuso, contreras de vocación o hasta cipayo!
EliminarTengo que encontrar un laburo que salió la semana pasada respecto de los votantes de Trump. Pensaba ponerlo como material de estudio acá, pero se me traspapeló el link. Realmente explica a la perfección el comportamiento del macrudo promedio.
Bueno, si la cosa pasa por ver (o no ver) la tele; hay coas que están pasando y aparecen diversas alternativas, según los que se supone saben del asunto, hay un crecimiento notable del "on demand" (a pedido), donde sea por cable, satélite o web, el que ve, lo que se le anoja cuado se le antoja - y el dominio de los mañetos atados al televidente atado a la reposera está en entredicho - la publicidad pudre y la manipulación constante también; hay que darle tiempo al tiempo.
ResponderEliminarHace años, para comentar de lo que me consta, que en casa se eliminó el cable, está la TDA, Netflix y lo que me gusta a mí, películas y series inglesas (europeas en general, USA poco y nada), las bajo de internet y las veo, sin cortes, sin avisos y gastando menos. La tele, la portadora de la porquería deformativa, a lo sumo, la leo. No creo haber descubierto la pólvora, seguro que hay más haciendo lo mismo y en aumento.
Está el "sistema" dominente, dominando, pero también estamos las personas sueltas, buscando los anticuerpos si nos hacen falta - Y los hay - aún (o quizás especialmente) si NO te interesa la política y, menos, que te inunden la cabeza.
Podemos no mirar TV o aislarnos de los diarios, eligiendo qué palabra o imagen menos letal o más virtuosa llega hasta nosotros.
ResponderEliminarPero lo que no podemos es, al interrelacionarnos con propios y ajenos, sustraernos de un intercambio que ya viene preñado de nuevos SIGNIFICANTES y SÍMBOLOS sintomáticos de la época que nos contiene.
Es increíble constatar el tipo de verbos, y expresiones del sentido común primarizado, que se usan en el habla diaria y de los que, repito, no podemos sustraernos con total independencia. Porque socialmente estamos atados al tratamiento de esas personas reformateadas en la violencia latente - que, como dice la autora, carece del otro término complementario y vital, Eros -. Y es por eso que Tánatos viene ganando la partida social, por goleada, muy lejos de nuestra volición. Lo cual es alarmante. Porque místicos y poetas no desaciertan al entrever en la mera enunciación, no solo la posibilidad de acción contenida, sino la génesis misma del pensamiento. Pues en los casos en los que la palabra, intuitivamente aterrizada en consonancia con inconscientes colectivos, aparece, crea pensamiento. Si lo movilizado inconscientemente es oscuro, oscuro será el pensamiento. Indeseado y peligroso.
Cuando se lee o escuchan comentarios y los verbos referidos al prójimo son "arrasar, destruir, odiar, detestar, desterrar, fumigar y todas las variantes destructivas imaginables hasta llegar inequívocamente al "aniquilar, desaparecer y matar", tan de moda en la calle hoy día ("a éstos hay que matarlos a todos", dice más de un primate), es imposible no contemplar la inminencia de la secuencia siguiente: el acto. Que las palabras intemperantes están llamando a materializarse.
Recuerden en 2013 cuán poco fue necesario desde la enunciación mediática y callejera, para desatar turbas de "vecinos indignados", cautivos de emoción violenta e irracionalidad. Es claro que a menor desarrollo subjetivo, a más endeblez del yo, la propuesta mediática funge como bálsamo para esa sospecha acuciante de vacío. Y por su eficacia y su funcionalidad urgente, se acepta sin ambages ni filtros.
Esta gente está suelta y caminando lado a lado, con nosotros. Nuestra capacidad de elección de interlocutores y sujetos de relación, en ese sentido, Guillermo, está volviéndose muy relativa. Saludos.
Cuando eran los tiempos inaugurales de la porquer{ia amarilla, la blitzkrieg desatada sobre los medios parecía indetenible (de hecho, lo fue) y el panorama para el 49% "derrotado" se veía desolador (y mudo) particularmente en la tele.
ResponderEliminarHoy, pasados estos mil años o 6 meses (segual...), las cosas son distintas, hay un paulatino "retorno" de los impuros, hay "nuevos" jugadores y hay, aunque tal vez no se perciba como a uno le gustaría, un adelgazamiento del coro de grillos macristas en disneylandia - son oficialistas, de una porquería oficial que NO tiene nada bueno para ofrecer ni, menos, justificar. El cuco K, como coartada, se les terminó, aunque quieran disimularlo con excavadoras y burradas parecidas. El lanata "amarillo" ya no es prócer, es el gordo chanta que siempre fue.... hagamos apuestas a ver cuánto le dura el inminente nuevo fiasco.
Lo que les funcionó cuando eran oposición, se agotó o se va a agotar más temprano que tarde. Son gobierno, aunque pretendan hacerse los boludos, más que renegar por lo que falta hay que ver cómo se colabora para mejorarles el rumbo al desastre, que ahí van.