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Bueno, lo prometido, la primera colaboración de El Colorado, alias Gustavo Ariel Amillano. Que la disfruten. En la medida de lo posible claro está.
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Ayotzinapa, horros sin barreras
Gustavo Ariel Amillano para GET
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En
los años sesenta se produjo una serie de enfrentamientos entre dos
casas de altos estudios de México, el Instituto Politécnico
nacional (IPN) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Estos enfrentamientos no pasaban de ser disputas, generalmente,
relacionadas al aspecto deportivo de ambas Universidades, que en
ocasiones, hay que decirlo, se pasaban de rosca. Pero no trascendían
más que dentro de su propio ámbito. Hasta que la policía intervino
para reprimir tan duramente que incluso golpeó a estudiantes que
estaban en salones de clase en las instalaciones de la Ciudadela. La
desmesura de la respuesta policial logró lo que nadie había
conseguido antes. Que el IPN y la UNAM se unieran para protestar por
la represión y en demanda de los estudiantes detenidos. El
movimiento estudiantil creció. A tal punto que causó pánico entre
la clase política de un eterno PRI que respondió a la usanza del
partido: Encierro, Destierro, Entierro. Finalmente a modo de
corolario miles de estudiantes fueron asesinados por el ejército y
la policía en la plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco. El miedo,
el pánico y la represión feroz reinaron en Octubre de 1968 causando
muerte y dolor. Luego vinieron las oportunas Olimpíadas y san se
acabó. Desde entonces el movimiento estudiantil mexicano recuerda en
toda la República y particularmente en Tlatelolco Ciudad de México,
la matanza estudiantil con movilizaciones multitudinarias y
expresiones de apoyo de toda la sociedad.
Cuarenta y siete
estudiantes de la Escuela Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” del
municipio de Ayotzinapa en Iguala, Estado de Guerrero, se disponían
a movilizarse en un autobús hacia el Distrito Federal, el 26 de
septiembre para celebrar un nuevo aniversario de aquel 68, y para
reunir fondos para la escuela. Antes tenían pensado pasar por la
Iguala para protestar contra el lanzamiento de la candidatura a
concejal de la esposa del presidente Municipal José Luis Abarca, hoy
detenido por estar fuertemente vinculado a los hechos y considerado
autor intelectual junto con su esposa María de los Ángeles Pineda
hermana de uno de los jefes del cartel Guerreros Unidos. Se presume
que ella dio la orden de liquidar a los estudiantes. El resultado fue
el horror mismo. Cazados como perros los sitiaron autos de la policía
municipal y vehículos de la familia del narco. Inmediatamente
comenzaron a disparar copiosamente. Los estudiantes presos del pavor
y el pánico trataron de refugiarse como pudieron. Unos pocos logran
escapar y esconderse. Otro más calmo enfrenta al hombre que le
apunta con un arma. El joven Julio Cesar Mondragón de 18 años,
padre de una beba, había pedido permiso especial para visitar a su
recién nacida hija. Escupe en la cara del delincuente. El narco lo
desolló vivo. Sus compañeros no dan crédito a lo que ven, gritos y
llantos por doquier, el espanto. La policía reduce a 43 estudiantes
y los detiene, otros compañeros se tranquilizan porque por lo menos
la policía se los llevara y serán encarcelados. Preguntan a dónde
serán trasladados, qué hospital, qué seccional. No hay respuesta.
Una vez en los vehículos policiales, nunca más vuelven a verlos.
Unos momentos después llega el ejército, encuentra a un grupo de
estudiantes que pudo escapar. Los increpa, los golpea y amenaza, los
trata como criminales y finalmente se van. No prestan atención
médica, no controlan la situación. Solo hacen una advertencia
“Lárguense si quieren vivir”. Se largan.
Pero
después se organizan, se reúnen con sus padres, se conectan con
otros estudiantes y pasado el primer momento de dolor y desconcierto,
de llantos y búsqueda infructuosa, comienzan un movimiento de
reclamo por el hallazgo con vida de los 43 estudiantes de la Normal
de Ayotzinapa. “Vivos se los llevaron, vivos los queremos” es el
grito que retumba a lo largo y ancho de México y que tiene en vilo
a todo el arco político, empresarial, mediático, policial y
narcotraficante del país. Destapan una hoya a presión que devela
con absoluta crueldad y legitimidad a 22 mil desaparecidos (12 mil
solo en lo que va del sexenio de Peña Nieto) y a cientos y cientos
de fosas comunes con miles y miles de cadáveres que evidencia como
nunca antes la sincronización sistemática entre el Estado y el
narcotráfico en la desaparición forzada de personas. Encierro,
destierro, entierro.
México
enfrenta hoy como sociedad una encrucijada insoslayable y todas sus
representaciones y representantes están involucradas. No es casual
que sea Guerrero el Estado, y que sea Ayotzinapa el municipio. Desde
la independencia Guerrero ha sido foco revolucionario, cuna de la
libertad contra los españoles. Más tarde en la Revolución de 1910,
se puso en marcha uno de los programas más ambiciosos del período.
La creación de escuelas normalistas para dar educación a uno de los
sectores más rezagados del país, el campesino. Estas escuelas no
solo forman maestros, sino que también otorgan una salida digna al
embudo del narcotráfico. Y que de no ser por el empuje y decisión
de los normalistas, ya no existirían.
El
Secretario de Gobernación Miguel Osorio Chong se ha visto varias
veces superado por los acontecimientos y sin capacidad para dar
respuesta a los reclamos de los padres de los 43 normalistas
desaparecidos. EL PRD (Partido de la Revolución Democrática)
gobernante del Estado de Guerrero, prácticamente está al borde de
quebrarse por completo, su líder moral más importante y fundador
del partido Cuatémoc Cárdenas, acaba de renunciar. Por diferencias
irreconciliables con la cúpula del PRD.
El
Presidente Enrique Peña Nieto viajó a China en medio de la crisis a pesar
del pedido expreso de los padres de que no realizara el viaje al país
asiático y se mantuviera en México para encabezar las
investigaciones.
En
todo México y en el mundo se organizan marchas de repudio a lo
ocurrido en Iguala. Más de 170, solo en EEUU, dan cuenta de la
delicada situación en materia de derechos humanos que vive el país
Azteca. La falta de compromiso de sus gobernantes, la insensibilidad
política y la represión seguida de secuestro a modo de
ajusticiamiento para aquellos que piensan distinto y exigen sus
derechos constitucionales. El Estado atravesado por la lógica del
narcotráfico y sus métodos salvajes. El mercado como gran colector
de beneficios exorbitantes. Provocador indiscutible de la marcada
desigualdad social.
La
respuesta de Peña Nieto ha sido criminalizar las protestas,
perseguir a sus organizadores, encarcelar a los manifestantes y
embarrar la cancha apoyado por el aparato mediático que lo puso en
el sillón presidencial. Esperemos, por esta vez, que la doctrina
social del PRI, Encierro, Destierro, Entierro, no tenga éxito
Excelente articulo. Es muy necesario relatar la situacion de esta manera, no solo el horror, sino el contexto y la linea de tiempo de los hechos.
ResponderEliminarLos medios intentan confundir y marear a la opinion publica con datos inconexos, desordenados, para que la gente no comprenda cual es el problema y por donde es la salida.
Pareciera que Peña Nieto asumio ayer nomas, y eso es debido al vacio absoluto de informacion, como si no hubiera pasado nada en estos años y de pronto 12mil desaparecidos te caen encima.
Toda latinoamerica se tiene que poner esta causa al hombro, el pueblo Mexicano no podra solo, y asi parece estar, solo atado de pies y manos, encerrado en un cuarto oscuro a merced de la corporacion politica, judicial, empresaria y militar.