Lo bueno de los pronósticos del Banco Mundial es que se desmoronan solitos. Basta leer este artículo para comprobar en qué medida su ideología se estrella contra la realidad que es chúcara y los obliga a revisar sus propios dogmas.
Aunque nunca desistirán de ellos, eso sí.
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Bueno, os dejo en libertad. Disculpen las molestias ocasionadas.