-."Los entiendo profundamente. Sé que llevan una década de maltrato y falta de respeto frente a un gobierno que ha improvisado sistemáticamente sus programas de seguridad y por eso ha fracasado."
-."Por eso les pido que vuelvan a sus casas con sus familias y abran un diálogo para resolver los errores que el Gobierno ha cometido. Ustedes no pueden tomar las calles"
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Esto dijo el Monarca Teocrático de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Mauricio Awada de Macri. Las palabras que ha vertido, por su peligrosidad, merecen un análisis a pesar de las ganas de vomitar que me causan las expresiones de Macri.
En primer lugar, desembozadamente, Macri avala el accionar militar durante la dictadura mediante la alusión a la "década de maltrato". Claro, se los maltrató, según el discurso de moda en los medios de incomprensión, porque se los subordinó de una vez por todas al poder político, colocándolos bajo el control efectivo de las instancias correspondientes. Nadie les dejó manos libres. Por eso, y siempre de acuerdo al imaginario instalado por los periodontistas serios, la "inseguridad" crece, porque no los dejan "hacer su trabajo". ¿Te das cuenta? Los controlan, controlan a los "agentes de seguridad" y por eso aumenta la delincuencia.
Y además, se los juzgó por los crímenes que cometieron durante el proceso. Se los ha ofendido, claro. Y no hay que ofenderlos. Porque ellos cuidan nuestra "seguridad".
A ese supuesto maltrato se refiere Macri.
Por supuesto, durante la época de oro de Carlos Saúl I Rey de las Pampas Chatas, tuvieron el "reconocimiento" adecuado, se los indultó, se ensalzó su accionar durante los años de plomo y otras lindezas así. Macri apela a esa memoria atávica de los militares para sumarlos a su propio bando con esta supuesta arenga de pacificación que es nada más ni nada menos que una invitación a la sedición lisa y llana.
Pero además dijo un poco forzadamente, que "no pueden tomar las calles". Que yo sepa, las calles no están tomadas. Supongo que Mauricio lo sabe. No quiero pensar que les está sugiriendo a los militares que las tomen, en tanto hasta ahora no lo han hecho, fuera de algún corte o cosa por el estilo.
No quiero creer que este sujeto impresentable esté empujando a la rebeldía a Gendarmería y Prefectura.
Párrafo aparte merece su análisis de una gestión desde su no gestión. Mejor, desde su gestión al frente de la inmobiliaria que ha montado en la sede del gobierno porteño. Ahí si que no me meto, porque sería enhebrar una sarte de obviedades.
Ayer escuché en la radio una frase que me parece muy atinada: los militares tienen capacidades democráticas diferentes. Yo diría que no solo los militares. Sospecho que el mismo problema aqueja al señor Mauricio Awada que está, casi sin disimulo, soplando el fuego.
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Nota:
¡Abran paso a la Teoría de la Conspiración!
Bien, ya están avisados de lo que viene a continuación. Yo no creo en casualidades. Y este asunto de los gendarmes y prefectos está lleno de ellas hasta el punto que no lo parecen. Ponele, la Presidente volvió de la cumbre de Perú apresuradamente. Cabe suponer que alguien le avisó sobre la verdadera naturaleza del asunto y retornó, para estar en el país, controlando la situación y quizás, evitar alguno que otro desplazamiento forzoso. Siguen las casualidades: el intento de golpe contra Correa y el reciente levantamiento contra Evo Morales provino de reclamos salariales de las fuerzas de seguridad.
La protesta en primera instancia estaba casi zanjada cuando "alguien" operó sobre la misma extramando las posiciones, aprovechando la oportunidad. Ya se sabe que una manera muy efectiva de romper puentes es pedir condiciones casi imposibles de cumplir, y, a partir de ese momento, radicalizar la postura inicial hasta quebrar todo trayecto de negociación. Las informaciones indican que "sectores radicalizados" de ambas fuerzas llevaron el diálogo a un punto muerto. Habría que ver quiénes son y quién es su padrino. Creo que nos llevaríamos varias sorpresas.
Lo que no es una sorpresa es la actitud del radicalismo. Fiel a la pérdida de principios de la que ha hecho gala en las últimas dos décadas, ahora se abrió al campo sin comprometerse con nadie. ¿Quizás espere ser tenido en cuenta como un partido de transición ni muy muy ni tan tan?
Quién sabe ¿no?
Del PRO no esperaba nada más que lo que ha hecho, tirar la piedra y esconder la mano.
Coincido... no se puede esperar nada más de esa gente.
ResponderEliminarCon estas palabras demuestra por qué está cada día más lejos del 2015 este muchacho.
Larabi:
ResponderEliminarSi señor.
No coincido con el análisis de Mario Wainfield sobre las palabras de Macri.
Hace un tiempo ya que no vengo coincidiendo con Wainfield, cosa que a él no le hará perder el sueño.
"Condiciones casi imposibles de cumplir", dice Ud. Leo las que aparecen en el petitorio elevado a Sergio Berni y no me parecen imposibles de cumplir, tampoco irrazonables, y son todas de índole laboral. Lo digo como simple asalariado que soy, no por simpatizar con gendarmes o prefectos. Tal vez Ud. disponga de mejores fuentes de información.
ResponderEliminarY bueno; Durán le pone el chip y lo empuja a hablar. Ni siquiera le saca la papa de la boca.
ResponderEliminarSeamos piadosos, se trata de alguien que ni siquiera piensa.
cuando escuchaba al señor jefe de gobierno que nos ha tocado en desgracia no lo podia creer... la cara la tiene de piedra. Sobre todo cuando habla de "un gobierno que ha improvisado sistemáticamente sus programas..." JAJAJA en fin prefiero reirme como dice la conocida frase
ResponderEliminarlo comparto, AVISO!
ResponderEliminarRob:
ResponderEliminarSe trata de correr el arco a cada momento. Así uno no puede acertar el tiro libre.
Claro que las peticiones suenan razonables. Tienen que serlo, pero son cada vez distintas.
Daniel:
ResponderEliminarYa se ha dicho que la estupidez es uno de los rostros de la maldad.
Andrea:
ResponderEliminarYo, si lo hubiera tenido a mano, lo surto.
Comparta nomás.
Pa eso estamos.