jueves, 30 de agosto de 2012

CALCADOS

Los argumentos que usan los que tienen amarrocadas las decadracmas para justificar su posición y la malaria de los demás apenas varía a pesar de la distancia geográfica y la mediación de océanos inconmensurables. Por ejemplo, la ¿señora? Gine Rinehart, la mujer más rica del mundo que dijo, muy suelta de cuerpo "Si se sienten envidiosos de los que tienen más dinero que ustedes, no se queden sentados quejándose. Hagan algo para ganar más, pasen menos tiempo bebiendo, fumando y charlando, trabajen más". Y como si esto fuera poco le pidó al gobierno australiano que disminuya el salario mínimo para atraer más inversiones.
¿Dónde escuché ésto antes?
La novedad es que la señora heredó su fortuna de su padre. Algo habrá trabajado, pero no creo que tanto como pretende. 
Aunque la crítica es mucho más profunda: ya hemos dicho que la riqueza es social y lo que esta tipa "tiene" en realidad es la suma del trabajo acumulado de un montón de sujetos que construyeron esa riqueza. Aquí el expolio está más que claro (uy cierto, la propiedad privada, ¿cómo se me ocurre cuestionarla?).
¿Adiviná por qué está enojada Doña Gine? ¿Adivinaron? Pero claro: está con una rabia que la desborda porque le quieren cobrar impuestos. ¡Confiscación, confiscación! clama a los cuatro vientos hermanándose en ese gesto con nuestros ubicuos hombres del "campo" (que ven la tierra nada más que cuando van a comer un asado a sus estancias).
En el mismo orden de cosas, distinto pero similar, ayer Pablo Gidotti, viceministro de economía durante los últimos años del gobierno de Carlos Saúl I, se refirió a la inflación con una frase de Milton Friedman: la inflación es siempre un fenómeno monetario. No Don Pablo. No ha lugar. La inflación es la objetivación, la manifestación empírica de determinadas políticas económicas. Pero la que manda Gidotti, es la política. La economía Pablo no es una ciencia exacta que guía dada su proverbial precisión. Al contrario, la economía es una herramienta (un repaso del concepto griego de economía le vendría bien Don Gidotti, digo, de pronto, me parece y ya que estamos, si revisara la palabra "crematística" algo le puede ayudar a Ud. y a su amado Milton Friedman, Juan Pablo II lo tenga en la gloria). Y como herramienta que es, debe ser dirigida por la política. La economía no es autónoma y un tecnócrata es apenas un tipo que aprieta botones sin saber qué cuernos hay abajo de esa caja negra que pone en movimiento.
Dijo otras cosas Gidotti, como que "todo el marco de restricciones cambiarias, al comercio, de nacionalización que afectan el clima de inversión. También afectan las restricciones a las remesas de dividendos y pago de utilidades. Generan una parálisis en la inversión". Con lo que se puede comprobar quiénes son los patrones de Gidotti. Ahora y allá lejos cuando era viceministro de Méndez..

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Bueno, os dejo en libertad. Disculpen las molestias ocasionadas.