martes, 28 de agosto de 2012

ANOTHER BRICK IN THE WALL

¿Los muros se transformarán en el paisaje del futuro? Ya nos resultan familiares cuando declaman mediante su ubicua solidez que los cualunques que miran desde afuera no pueden acceder a ese valhala que ocultan y resguardan en los exclusivos rincones en donde se elevan como barrera infranqueable, una evidencia contundente del abismo que hay entre ricos y pobres, entre esas clases sociales que me dicen no existen pero que respiran a todo pulmón.
Muros más hostiles separan fronteras, para que los díscolos mexicanos no se atrevan a pisar el sagrado suelo del Tío Sam o para que los palestinos acepten ser un desecho de la mano de Israel y su humana política exterior.
Los vecinos de Quilmes creen haber levantado un muro. En rigor de verdad, nada más lo hicieron visible. El muro existía desde mucho antes (como tantos muros). Y los ladrillos y el cemento que lo componen simplemente certifican la preexistencia del paredón.
Y así como ese muro, hay otros muchos muros todavía invisibles, que esperan su oportunidad para interponerse entre una vida cada vez más acotada y esos restos del mundo que, a fuerza de elevar paredes, nos resistimos a mirar aunque resulte imposible no verlos, no sentir la fuerza de su mordedura.
Que lejos están estos nuevos muros de La Muralla de Nicolás Guillén.
Y que cerca estamos, también cada vez más, de Pink, el personaje de Pink Floyd, The Wall. Peligrosamente cerca. Colocando otro ladrillo más en la pared.

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Bueno, os dejo en libertad. Disculpen las molestias ocasionadas.