Claudio María Dominguez ya tiene una digna heredera, alguien que seguirá contribuyendo, como Odolito, a la salud espiritual de los argentinos en este país tan crispado en donde alguien tiene que hacerse cargo, seres de luz y fuerza. Menos mal. Yo tenía miedo que las enseñanzas de tan preclaro maestro cayeran en saco roto y nadie más perseverara en el camino de la sabiduría. Menos mal que llegó ella, para salvarnos a todos de una buena vez por todas.
Me acuerdo del tiempo en que pensaba zafar con el franquito macri,y el viejo mafioso le hizo pito catalán.
ResponderEliminarY ahora con tan profundas enseñanzas de vida.Que belleza interior.
Moscón:
ResponderEliminarLa Ola está de fiesta...