"Vemos que ahora se promulgan leyes que se dictan para satisfacer los intereses de pequeños grupos, de minorías ínfimas representadas por lobbies que se instalan y con grandes recursos, y con cierta proyección y complacencia mediática, logran imponer sus agendas"
Aguer habla de los "efectos" de la Ley de Género (que para la Iglesia Católica reaccionaria y opusdeista es la muerte misma encuadernada en cuero de demonio), pero, ¡bendita sea la polisemia!, en el mismo acto describe lo que la Iglesia Católica antes citada hace desde hace mucho tiempo sin que a muchos se les mueva un solo pelo de la calva.
Aprovechemos la ocasión para aclarar cierta obsesión que parece aquejar a este blog. Como podrán comprobar Uds. acá le damos con una cimitarra a la Iglesia Católica oficial. Con entusiasmo diría yo. Necesitamos explicar semejante ensañamiento. Hay varios motivos pero destacaremos dos:
1.-Es decididamente perverso que una institución contribuya a la esclavitud de la humanidad apelando a la bondad, el amor y la piedad. Invocando en abstracto valores nebulosos la jerarquía católica ha construido un sistema de dominación que opera a través de la conciencia de su grey, explotando sentimientos de culpa y el miedo a la muerte. La programación cultural que todos los católicos han recibido, de una u otra forma, opera con mucha más eficacia de la que uno cree. Y los supuestos que el catecismo ha desparramado gozan de excelente salud, y se puede comprobar a diario cuando los dogmas siguen operando en la vida cotidiana subrepticiamente.
2.-Los que no somos católicos (eso de que uno está bautizado y por eso pertenece acá no lo creemos) no tenemos porqué seguir los preceptos éticos y morales propuestos por la jerarquía católica (los fieles sí, porque lo han elegido). Por tanto, los purpurados deberían abstenerse de imponer sus puntos de vista confesionales a sujetos que no adhieren a su propia mirada sobre la divinidad.
Cuando intentan meterse en donde no deberían nos autorizan a nosotros a criticarlos dado que no aceptamos que se inmiscuyan en áreas que son terreno de decisiones colectivas. Pueden participar, eso sí, porque tienen ese derecho, pero no pueden imponer sus puntos de vista a fuerza de presiones, chicanas, chantajes, etc.
He aquí dos de las muchas razones.
Uds. tendrán además las suyas. Nos gustaría conocerlas. Si tienen ganas de opinar.
Nada más antidemocrático que la actitud de la jerarquía católica que pretende negar derechos a minorías, derechos reconocidos por leyes votadas por los representantes del pueblo (dentro de los cuales hay fieles suyos que no opinan lo mismo que Aguer).
ResponderEliminarSi hablamos de minorías ínfimas y pedigüenas: Aguer forma parte de una de las más ruidosas. Debería tener cuidado al tirar piedras con ese techo de vidrio que tiene.
Realmente hace falta un estado laico: sería un acto de justicia y democracia.
Iris:
ResponderEliminarEs el famoso nacionalcatolicismo.
Que tambièn goza de buena salud.
Iris: podríase empezar (despacito, sin hacer mucho ruido, sin confrontar) sacándole toda la guita con la que el estado garpa la curricula docente completa a cada colegio confesional (no sé en otros colegios de diferentes credos, pero igual, ni un cobre, macho). Y asi como viene darle esa papota a la educacion pública en una valija gorda -como las de los cartoons, con billetes asomando entre los bordes-.
ResponderEliminarEmpezar asi, sutilmente, sin levantar perdices y sin crispar a nadie, y despues vemos otra nimiedad.
En el pais de Uturbey, Capitanich y el resto... lo veo duro, duro. (pero siendo yo dueño de una ingenuidad y un idealismo a toda prueba, sonrío esperanzado)
Luis:
ResponderEliminarPredigo que, si alguien se anima a hacer èso tendremos nuevos cacerolazos allà donde ya sabemos.
Yo también sigo esperando que algo así ocurra,Luis, pero la verdad es que la iglesia y sus acólitos harían un escándalo hasta por un recorte de esos fondos.
ResponderEliminarOjalá surja alguien capaz de bajar ese cuadro.
Dormi, mas que cacerolazos espere una misa con antorchas, fusiles y pelotas en 9 de Julio y Corrientes con Bergoglio al frente del pelotón y los cuerpos de Aramburu, Primatesta y Plaza colgados de piolines como estandartes.
ResponderEliminarSi algo sutil y poco confrontativo crea quilombo... Bueno, Iris, vamos a lo gordo y expropiemos templos, cuentas bancarias y hasta alcancías de limosna. Total, quilombo por quilombo...
Quedan muchos cuadros... bajarán de a poquito. Abrazos.
Yo empezaría, no por el decreto de sacarles la guita, sino por un plebiscito sobre sacarles esa guita, puede ser complicado y/o riesgoso pero, tiene la ventaja de que, de ganar, va a ser irreversible.
ResponderEliminarMotivos para agregar al cimitarrazo: el fomento del odio por la diversidad; la idea de verdad única y universal que como tal debe ser impuesta; la legitimación del castrado voluntario que después termina desahogándose con pequeños fieles mientras la institución mira hacia otro lado; la instalación de la culpa por el deseo; el desprecio por la voz, los cuerpos y las decisiones de las mujeres que quieren caminar al lado y no detrás de los hombres. El desprecio por la voz, los cuerpos y las decisiones de los hombres que quieren caminar al lado de las mujeres.
ResponderEliminar¡Ah! y además me sumo a la idea de Luis de quitarles la subvención a los colegios católicos...y que se venga el cacerolazo.
ResponderEliminarLe cuento dos falacias (casi tres) emitidas muy seguido por la minoría eclesiástica:
ResponderEliminar1. Que la legislación debe acomodarse a los principios de la Iglesia. Para ello suelen basarse en el artículo 2 de la Constitución Nacional. Falso. Ese artículo sólo garantiza la práctica del culto. Por ejemplo: permiso para realizar una procesión. Hay una ley que garantiza esos derechos a todos los cutos reconocidos por el MRECIC.
2. Que estar bautizado alcanza para ser considerado "católico". La misma Iglesia reconoce que no es así. Para ser católico hay que estar "confirmado". Es decir, uno mismo debe manifestar su deseo de ser católico.
2.5. Que la jerarquía eclesiástica representa a los fieles. La dirección de la Iglesia no es representativa. Aguer (y cualquier otro sacerdote) habla en nombre de la jurisdicción a su cargo dentro de una institución minoritaria.
El Estado argentino ES laico. La Ley en Argentina no se basa en principios de la Iglesia, sino en lo que deciden los legisladores nacionales.
Lo demás son opiniones personales o de grupos minoritarios (como la dirigencia eclesiástica).
El catolicismo es la religión más funcional al mundo actual: si se mantiene en cantidad superior de feligreses es por el simple hecho de la costumbre de las flias en bautizar a los pibes de bebés, algo deplorable porque ese pibe tiene que tener la libertad de elegir bautizarse o no. Después de todos catolicos, ¿cuantos son realmente los practicantes?
ResponderEliminarLa iglesia católica es una piedra en el zapato porque a nivel federal en muchas provincias tiene un peso increible: sería hora de quitarle los subsidios que le da el Estado (eso también sería sintonia fina che) y que sea hora que la iglesia se mantenga con la guita de sus practicantes: vas a ver cómo caen en picada si pasa eso..
Abrazo, feliz día de la bandera
Julian: el bautismo es, oficialmente, la voluntad de los padres de integrar a sus hijos a la comunidad. Uno es "católico" cuando se confirma. En ese momento es cuando uno mismo decide.
ResponderEliminarEso es lo que sostiene la propia Iglesia.
Es decir, que cuando los curas afirman que hay XXXXXXX católicos y muestran la cantidad de actas de bautismo, se cagan en lo que la institución de la que son parte sostiene.
Luego viene la discusión de si es lícito que uno se confirme antes de los 18 años de edad.
Y mucho más falaz es la afirmación de que como hay tantos nombres en los registros bautismales, entonces la Iglesia representa la voluntad de esas personas.
Pero eso es un a priori, pues la dirección de la Iglesia no se elige de manera representativa.
En ese sentido, los periodistas, si no fueran cómplices, deberían dejar de consultar a Aguer y asociados y dejar de tomar sus palabras como representativas de una colectividad.