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El viernes 25 de mayo tuve la oportunidad (¿oportunidad?) de ver el ciclo televisivo intitulado "Soñando por cantar", emitido por Canal 13 y conducido (¿conducido?) por Mariano Iúdica.
No es por defenderme pero es necesario decir que la elección del tal programa no corrió por mi cuenta (si, claro, disculpate ahora).
En definitiva, habiendo contemplado el tal asunto hete aquí que estoy en condiciones de exponer algunas consideraciones:
1.-Mariano Iúdica tratando de imitar a Tinelli (si, a Tinelli) es doblemente patético: por un lado imitar a Tinelli, escuchame, y por otro, hacerlo como lo hace Iúdica, o sea, a los gritos, sin ton ni son, munido de una sensiblería tal que carcajeate de Corín Tellado.
2.-Detrás de cada participante que subía a cantar, aparecían varios bailarines que ejecutaban alguna danza en alusión a la canción que interpretaba el cantante de turno. En ninguno de los casos la coreografía tenía relación alguna con el tema cantado. La notable no coincidencia fue una constante a lo largo del espectáculo.
3.-Continuando con lo dicho de los bailarines, tenemos que hablar del vestuario de los mismos, diseñado con un mal gusto y una falta de pertinencia con lo que se bailaba y por supuesto, con lo que se cantaba que no parecía un error sino un estilo. ¿Será?
4.-Hablemos un poco del "Jurado": me pregunto ¿cuándo se transformó Valeria Lynch en una autoridad del canto? Que yo sepa (y lo corroboré escuchándola cuando intentaba compartir una canción con algún participante) no cantaba bien y eso no ha cambiado. Cierto parecido entre sus gritos agónicos y el arte del canto no nos tiene que engañar. Sin embargo, está sentada en un tribunal que evalúa entre otras cosas, la "afinación" de una persona, por ejemplo, rubro éste en el que Valeria debería mantener un riguroso silencio.
Aquí algunos me golpearán munidos de excusas humanitarias. Qué se le va a hacer. Patricia Sosa tampoco es una gran cantante. Incurre en la misma maña de Valeria aunque impostando un poco más la voz. Y también está ahí para dispensar justicia artística.
De Lerner y Mediavilla, que son los otros dos notables, hay bastante que decir, pero ya sería demasiado.
5.-Sobre los cantantes, bueno, al fin y al cabo son participantes. Se les puede pedir esfuerzo y con semejantes jueces no mucho más.
Pero la noche tenía preparada una sorpresa: en el escenario apareció una mujer munida con una guitarra y una voz prodigiosa llamada Marilí Machado. Se sentó frente al micrófono y luego de los desbordes de Iúdica cantó (y cantó) "Cucurrucucu Paloma" de Rocío Durcal, canción que todos recuerdan en la voz de Caetano Veloso en la película de Almodóvar "Hable con ella". Como una rara avis en medio de tanto histrionismo forzado y refutando las pocas condiciones artísticas del entorno, Machado le dio una lección a todos los que estaban presentes, in situ y frente a la pantalla de la TV, sobre lo que es cantar. Cantar con todas las letras. Lección que les vendría muy bien a los jurados, por lo menos a tres de ellos que todavía transitan los escenarios. Un poco de luz entre tanta cacofonía auditiva y visual.
6.-Volví a comprobar que en este tipo de shows televisivos siguen asesinado al soul a cara descubierta. El soul es un estilo que requiere un talento prodigioso, una capacidad musical superlativa y la sensibilidad suficiente para no caer en la trampa de confundir el mensaje con el instrumento. El soul requiere equilibrio, la delicada percepción que indica cuándo hay que estar en segundo plano y cuándo hay que tomar la canción por las astas y estrellarla contra el público (puede comprobarse cómo se canta soul escuchando por ejemplo a Rox. Es más, se las recomiendo).
Pensar que ejecutando ciertos firuletes vocales se está cantando "estilo soul" es un gran error. Y la crítica no es sólo para los participantes. Más que nada es para los jurados. Que culpa tiene el soul.
Dado que mi querida suegra (no va con segunda, es como mi vieja y la adoro) es muy fan del programa, lo he visto de refilón. Pero su análisis trasunta que usted se lo ha bancado en su totalidad y no sin cierto interés. Rezaré por la salvación de su alma inmortal cuando se presente la ocasión (pero no me espere de pié).
ResponderEliminarLuis:
ResponderEliminarNo tengo perdón de Tutatis yo, ya lo sé.