Están por todas partes. En empresas, bancos, esquinas, vehículos, pasillos, frontispicios, baños, en plena altura, a nivel del suelo, en el resquicio de un hormiguero. Cámaras, cámaras que miran y vigilan. Cada vez somos menos anónimos. Por eso cada vez somos más anónimos.
Pues habrá que hacer como Dani, el librero anarquista. Ayer andaba un turista con una de esas cámaras cuya lente se alarga y retrae, filmando el puesto de al lado con la ropa al viento y de paso a Dani, personaje pintoresco (justo es reconocerlo).
ResponderEliminarMe paré detrás del turista y le hice una seña para que se avive, Dani entonces se rascó las partes.
"¿Me voy a pelear con él, para que no me filme? Encima que no le cobro..."