Hoy pasé con el tren por la estación Avellaneda. Como siempre, no pude dejar de acordarme de Kosteki y Santillán. Y acto seguido de los prontuarios de los responsables que aún andan por ahí sirviendo a la patria, responsables de esos dos asesinatos y de tantos más. Y casi vomito. También como siempre. Esa sensación de asco profundo que a uno lo agita desde las entrañas.
¿Consenso? ¿Acuerdo? ¿Perdón y olvido? Mis tripas dicen que no.
Avellaneda no es "mi zona" habitual pero cuando paso... me acuerdo siempre de los pibes que desde el suelo aún me miran... Creo que me dicen "no lo dejes pasar"
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