Habría que informarle a la Iglesia Católica (de la que nos estamos ocupando hoy, porque hoy es el día de Tutatis ¿no?) que el reloj no es la máquina del tiempo. Que por más que uno lo atrase, la realidad que es pérfida y no se adapta a los dogmas católicos sigue andando. Que a la existencia le tienen sin cuidado el infierno, el purgatorio y el perdóname dios mío y me arrepiendo de todo corazón de haberos ofendido.
Puede que intentan colocar la fecha en ese mítico reloj allá por la Edad Media en donde decían mandar y ordenar a la sociedad como se les daba la gana, incluso quemando a los que no tenían intenciones de hacerles caso, puede que traten de reconstruir los calendarios para que esta díscola sociedad considere que no creer es un pecado mortal. Pueden hacer todo éso pero no volverán el tiempo atrás.
Lo que sí lograrán es consolidar cada vez más una institución alejada de la realidad, preocupada por su propio ombligo y empecinada en resguardar los lugares que le dan poder y dinero (incluso el de aquellos que no quieren saber nada con ella).
Como en el caso de la censura a dos libros de editorial San Pablo, acto con el que pretenden tapar el sol con las manos, como siempre (gracias Edu por el aviso).
Y lo peligroso, como apuntaba Mordi con toda certeza hace unos días, es que haya un montón de estúpidos (o vivos) que simulan prestarle atención a la madre eclesia para obtener réditos políticos varios. Ojaldre con esos tipos, que son de la estirpe de Torquemada.
Pero nos vendría bien tener una máquina del tiempo para devolverlos a la edad media...
ResponderEliminarDe nada, ud. lo merece.
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