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Durante la última semana me han tratado de canalla, mentiroso, ecologista ingénuo, boludo, utopista sin contacto con la realidad. El más llamativo de los calificativos que me han sido aplicados (con mucho énfasis por algunas personas o que se yo, que ingresan cada vez que hay una discusión sobre megaminería al más puro estilo "troll" munidos de argumentos supuestamente científicos que casi me incitan a tomar un vaso de cianuro: así de impoluto lo pintan los señores), decía, el más sorprendente de los adjetivos ha sido "ecoterrorista".
Inmediatamente me vino a la mente la película 12 Monos (gran película con el mejor Brad Pitt). Allí, en ese filme, aparece un ejército ecologista que hace cosas como liberar los animales de un zoológixo. Aunque el verdadero peligro está en otra parte como podrán comprobar viendo la cinta (no les voy a defecar en el pochoclo che). Ecoterroristas me dije a mi mismo. Puede pensarse también en los muchachos de Greenpeace interponíendose (con éxito relativo) entre el arpón del ballenero japonés y su blanco (como ahora está de moda atacar a Greenpeace, es probable que aparezcan las disculpas para los balleneros japoneses que esgrimen excusas científicas para exterminar cetáceos).
Ahora hay un montón de gente que "descubre" que Greenpeace tiene ciertos intereses que no son del todo transparentes. Por acá eso ya lo sabíamos. Lo que nos transforma en ¿adelantados?
Bien, pensando en qué cuernos puede ser ecoterrorismo se me ocurrió que el terrorismo siembra el terror para conseguir sus objetivos. Y en función de la ecología, eso sería algo así como alertar de las consecuencias que trae la contaminación ambiental. O sea, aterrorizar a la población para que comprenda cómo es el asunto. Y si, en ese sentido soy un "ecoterrorista". De todas formas mi tarea es más bien facilonga dado los ejemplos (palpables, concretos e irrefutables) que uno tiene a mano. Tengo varios pero se me ocurren dos nombres: Oroya y el Río Loa. Si quiero sembrar el susto y el cagazo, esos dos argumentos son de verdad atemorizantes. Mitad porque lo que se ve es lo que pasó y sigue pasando.
Como ha sido costumbre esta semana, aparecerán con el sonsonete: fueron accidentes o malos manejos y que si por eso fuera deberían haberse prohibido los aviones. Bueno, a otro foro con ésa estratagema porque acá no estamos hablando de esas actividades humanas sino de la minería. Tampoco sirve ese otro argumento que indica (una verdad de perogrullo) que toda actividad humana impacta en el medio. Y si, no hay otra manera dado que vivimos en interacción con el ecosistema ¿en dónde va a impactar entonces? Las dos refutaciones anteriores intentan ampliar el campo del debate para extraer desde allí conclusiones generales falsas (pregruntale a Schopenhauer). No no. Acá esos anzuelos los evitamos.
También descalificar al que habla es inoperante. Nosotros debatimos sobre la contaminación, más precisamente, sobre la contaminación de la megaminería. Desde ya que somos una manga de estulticios.
Y eso me recuerda: tampoco ponemos en cuestión si la actividad minera debe existir o no. De ninguna manera. La minería es necesaria y nadie impulsa prohibiciones a la misma. Pero la megaminería es otro cantar. La megaminería contamina y es económicamente perjudicial (acá aparecerán con cifras y reinterpretaciones de la ley minera para intentar demostrarme que la megaminería en Argentina es el motor del desarrollo de provincias "desérticas" que antes eran hermanitas pobres y así: entre nosotros, siguen siendo hermanitas pobres porque la megaminería no desarrolla una región, porque es una actividad extractiva y el procesamiento del material obtenido, o sea, el valor agregado, queda en otro lugar bien lejano, lugar desde donde luego habrá que traer el material industrializado. También aparecerán detalles del consumo de minerales, cosa bien conocida, pero la trampa está en cuanto al lugar en donde se le agrega valor, que no es acá ni es en las regiones de donde procede el mineral, y también que al regar cultivos se utiliza más agua que una megaminera al procesar oro con cianuro y chicanas tan jocosas como ésta última)
Bien, entonces, decir que buscamos prohibir la minería es otra de los devíos usados en estos días contra mi en particular y contra varios en general. No no, la minería no debe ser prohibida. Pero la megaminería si debe ser prohibida y los métodos que se usan en esa actividad también.
Por lo expuesto.
Recapitulemos:
A saber, hasta ahora los que defienden la megaminería no me han brindado ningún argumento de peso, solo tienen promesas y excusas que rozan lo bizarro.
Del otro lado tengo los efectos de la megaminería en la mano (concretos, palpables, sólidos) y esos efectos me demuestran (pobrecito Hume) que la megaminería contamina.
¿Ves? Al final tienen razón, soy un ecoterrorista.
Pasame un vaso de cianuro: según me ha dicho más de uno esta semana, es santo remedio.
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Nota:
Éstos también son una manga de ecoterroristas que le hacen el jueguito a la derecha, son bancados por TN y quieren la pobreza del interior todo, pobres provincias desérticas. ¡Ojito!
¿Sabés quiénes son los de la campaña Basta Ya? ¿son gente confiable?
ResponderEliminarQuiero conectar a organizaciones ecologistas argentinas, para trabajar seriamente el tema medio ambiente. Desgraciadamente, ese tema fue dejado fuera de agenda por los grupos políticos.
Si el argumento de algunos es que en los focos urbanos se está (o se vive) peor, entonces no lo comparto. Una realidad no anula la otra. El orden de prioridades de la agenda nacional es otro tema. Pero insisto sobre algo: se esté o no a favor del reclamo, NUNCA justificaría la represión policial armada con palos, gases, tiros, escudos, perros, aún si nada me une a los manifestantes. Nunca estaría a favor de los poderes (en muchos caso extranjeros) del mercado que (quien sabe cómo) consiguen la voluntad judicial y ejecutiva para ordenar un desalojo violento en nombre del "estado de derecho".
ResponderEliminarEn algunas regiones del país, el cuidado meticuloso del medio ambiente es una prioridad implícita a la vida, un modo cotidiano de vivir, una cosmovisión cultural que atraviesa las generaciones (que en las ciudades vivamos envenenados no es su culpa). Si a alguien le suena cursi, lo lamento. Emparentar esto al conflicto por la 125 me parece exagerado. Humildemente, a mi no me cuenten. Abrazo.
Me sumo a su ecoterrorismo.
ResponderEliminarAdoro asustar a la gente, además de estar contra el progreso y rechazar que las provincias humildes levanten vuelo.
http://www.avizora.com/atajo/informes_varios/mineria/0002_alumbrera.htm
No es dificil suponer que, si a uno le cargan el sanbenito de "ecoterrorista", ya no hay margen para ningún debate.
ResponderEliminarAhora el tema está de moda, en tanto es ahora la joya del "péguele a los K", repetido por los quiticientos medios de los "ecologistas" multimedios.
Es probable que haya que cambiar el eje, ese "debate" viene amañado, hay muchísima truchería y no tanta "buena voluntad engañada", desde troskos hasta "kirchneristas" de escasísima intensidad, intuyen que hay espacio para su negocito y se mandan.
Y digo que hay que cambiar el eje, porque los argumentos serios, incluyen pros y contras del tema minería y, ma parece, está ausente la madre de todas las preguntas: ¿Cuál minería CONVIENE?, cómo, dónde, para sacar qué, con qué método, con qué costo, con qué beneficio, con el laburo de quién, con qué proyección a futuro, etc., etc. - En el puterío bochinchero, oportunista y descalificador, no es casualidad que el único eje que parece funcionar es "péguele a los K".
Coincido y no coincido con usted pero, llamarlo "ecoterrorista" es demasiado, si es apenas una malsana influencia para juventud, no
¿y no le sacaron todavía lo de la sandía?
ResponderEliminarEso lo decía la CDU (Unión Cristiano-Demócrata, partido de A. Merkel) en los 80 a los Verdes alemanes. Y si entra al sitio www.verts.fr aún puede encontrarse con el chiste.
Yo me quedo con www.eelv.fr con sus defectos, lo quiero a mi partido.