La miopía neoliberal del Banco Mundial compite en excelencia con la del FMI. Los tipos que laburan ahí no son tontos o estúpidos y no tienen un helado decorando su frente. Entonces uno pensaría que en función de ese conocimiento moderarían un poco las pavadas que dicen, mitad porque esas pavadas han llevado a EE.UU. y Europa al quilombo en el que están metidos.
Además, uno sospecharía que, dados los enormes errores que han cometido, el BM y el FMI guardarían un respetuoso silencio, o sea, se meterían literalmente la lengua en el culo, porque le pifiaron feo, muy feo. Pero no, al contrario, cada vez hablan más y cuando hacen declaraciones no hacen ni un gramo de autocrítica, y lo que es peor, insisten con sus argumentos.
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Si los países emergentes siguen sin hacerle caso al FMI, al BM e insisten en no ingerir su dosis diaria de arsénico, y muestran que así crecen y se desarrollan existe el terrible riesgo de que más gente en el resto del mundo se dé cuenta de que sus "recomendaciones" matan al enfermo y decidan cerrarles la puerta en la cara como se merecen.
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