Esa expresión usaba mi abuela cada vez que alguien, alguno, alguna, insistía en una conducta, acción u omisión, con una tozudez que mostraba una estupidez incipiente o una meridiana mala fe.
En éste caso el dicho viene como anillo al dedo. Y el motivo de la insistencia del chivo sin duda obedece a la segunda razón: absoluta, profunda y calculada mala fe.
¿Por qué preocuparse de los tanos que con su pan se lo coman? Porque básicamente el FMI volvió recargado e intenta a como de lugar, defender la plaza fuerte del neoliberalismo en retroceso. Estos remedios amargos que ahora distribuye a precio de oro en Europa no tardarán en volverse contra latinoamérica. Al fin y al cabo el FMI se dedica con euforia a proteger todos los patios de atrás que corresponda ¿no?
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Acá también hay varios chivos, con similares motivaciones.
Ojo al piojo.
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Bueno, os dejo en libertad. Disculpen las molestias ocasionadas.