Una fiesta que corona un año de trabajo intenso, en donde el labriego ve reflejado su esfuerzo creador y el fruto de sus manos asoma tras la corona de las beldades, etc, etc. Linda glosa que, palabras más, palabras menos, será repetida hasta el cansancio en toda la festichola en donde habrá un gran ausente: el laburante mismo. Pero claro, es laburante, no turista. Aparte, hiede un poco porque se pasa la vida al sol, qué van a pensar de nosotros en el mundo si andamos mostrando semejante cosa.
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Bueno, os dejo en libertad. Disculpen las molestias ocasionadas.