Sebreli me cansaba hace 12 años, cuando compré un libro suyo y no pude terminarlo (uno de los 2 libros que jamás terminé), imagínese hoy estimado cómo me pudre Sebreli... Nunca cazó. Encima (muy pueril lo mío) me dá asquito como tiene la piel del rostro. O sea, ni cerebro ni look, que vió que algunas veces una compensa la otra (pongale, Jude Law). Pero ni eso.
Lo que a mi me preocupa Dormi,es que va a ser de nosotros cuando crepe Sebreli. No hay una escuela sebrelista,no tiene discípulos,no hay instituciones que nos garanticen la continuidad de sus lucideces mas allá de su fallecimiento. ¡Que debilidad institucional que tiene este hombre!
Es halloween, es tiempo de fiambres vivientes, es tiempo que aparezcan algunos disfrazados para asustar o para mangar un caramelo en algún diario asustador. Tiempo de sebrelis, claro. Lástima que no podamos traer al fantasma de galán, a ver si los juntaba al sebreli con la walger, qué yunta de pensadores!! Imaginen los íncubos que podrían regalarnos...
Disculpe, Dormidano: la opinión de Sebreli puede compartirse o no, incluso criticarse con fundamento, ¿pero cabe la gastada canchera? ¿O acaso sólo desde cierto lugar ideológico privilegiado es válido interpretar la realidad?
¿Es el mismo Sebreli al que el viejo Jauretche corrió por un estudio de televisión, cuchillo en mano, cuando este pelandrún lo trató de "curandero de la sociología" por haber escrito "El medio pelo en la sociedad argentina"?
Me extraña, Almita, pensé que le gustaban las emociones fuertes y esa parejita es un patadón en zonas sensibles - pero bueno, ya sabe la clase de ejemplares que son los que paseamos por acá.
Querido anónimo: Si, claro que cabe. Mitad porque acá usamos la ironía. Yo no le llamaría gastada canchera. Más bien sería responder con humor a un tipo que no lo tiene, usando como herramientas expresiones que no le resultan agradables, dado que tienen que ver con el fútbol, deporte que detesta y cuyas costumbres denigra porque le parecen cosas de bárbaros. Asi que sí, usando ésa herramienta, el humor, tratamos de contestar. Y por supuesto que ese recurso no es patrimonio exclusivo de una postura ideológica, mira a Gonzalez Oro, que, aunque no le sale del todo bien, intenta usarlo. Por otra parte, lo de Sebreli puede merecer un análisis serio, sin duda, pero acá optamos por otros caminos, digamos, para no darle el gusto al señor antes mencionado.
Gringoviejo, cuando crepe el juanjo lo tendremos en todo su esplendor al amigo Martin Caparros, discipulo conspicuo de este pensador que ni siquiera llega tarde a donde ya no pasa nada.
Sebreli me cansaba hace 12 años, cuando compré un libro suyo y no pude terminarlo (uno de los 2 libros que jamás terminé), imagínese hoy estimado cómo me pudre Sebreli...
ResponderEliminarNunca cazó. Encima (muy pueril lo mío) me dá asquito como tiene la piel del rostro. O sea, ni cerebro ni look, que vió que algunas veces una compensa la otra (pongale, Jude Law). Pero ni eso.
Lo que a mi me preocupa Dormi,es que va a ser de nosotros cuando crepe Sebreli.
ResponderEliminarNo hay una escuela sebrelista,no tiene discípulos,no hay instituciones que nos garanticen la continuidad de sus lucideces mas allá de su fallecimiento.
¡Que debilidad institucional que tiene este hombre!
mmmmmm, sin palabras. Tá asustao el hombre!
ResponderEliminarEs halloween, es tiempo de fiambres vivientes, es tiempo que aparezcan algunos disfrazados para asustar o para mangar un caramelo en algún diario asustador. Tiempo de sebrelis, claro.
ResponderEliminarLástima que no podamos traer al fantasma de galán, a ver si los juntaba al sebreli con la walger, qué yunta de pensadores!! Imaginen los íncubos que podrían regalarnos...
lo que a mi me da cosa, es que hay sebrelis en todos los ambitos. En elpiso de arriba y el ultimo de los subsuelos...
ResponderEliminarDisculpe, Dormidano: la opinión de Sebreli puede compartirse o no, incluso criticarse con fundamento, ¿pero cabe la gastada canchera? ¿O acaso sólo desde cierto lugar ideológico privilegiado es válido interpretar la realidad?
ResponderEliminarRam!!! me estaba comiendo un 9 de oro y casi me hace vomitar!!! ¿Sebreli y Walger? puajjjjjj
ResponderEliminar¿Es el mismo Sebreli al que el viejo Jauretche corrió por un estudio de televisión, cuchillo en mano, cuando este pelandrún lo trató de "curandero de la sociología" por haber escrito "El medio pelo en la sociedad argentina"?
ResponderEliminarMe extraña, Almita, pensé que le gustaban las emociones fuertes y esa parejita es un patadón en zonas sensibles - pero bueno, ya sabe la clase de ejemplares que son los que paseamos por acá.
ResponderEliminarAlmita:
ResponderEliminarSomos dos.
Gringo:
ResponderEliminarHay que hacer un club de fans ya.
Manzana:
ResponderEliminarSi si. Se agarró un jabón que no le disminuye.
Ram:
ResponderEliminarCierto, es la festividad pagana. Ahora me pongo la calabaza en la sabiola.
Soy:
ResponderEliminarLos hay. Muchos. Pero para escupirles el asado estamos nosotros.
Querido anónimo:
ResponderEliminarSi, claro que cabe. Mitad porque acá usamos la ironía. Yo no le llamaría gastada canchera. Más bien sería responder con humor a un tipo que no lo tiene, usando como herramientas expresiones que no le resultan agradables, dado que tienen que ver con el fútbol, deporte que detesta y cuyas costumbres denigra porque le parecen cosas de bárbaros.
Asi que sí, usando ésa herramienta, el humor, tratamos de contestar. Y por supuesto que ese recurso no es patrimonio exclusivo de una postura ideológica, mira a Gonzalez Oro, que, aunque no le sale del todo bien, intenta usarlo.
Por otra parte, lo de Sebreli puede merecer un análisis serio, sin duda, pero acá optamos por otros caminos, digamos, para no darle el gusto al señor antes mencionado.
Atte.
Dormidano, cazador de amebas.
Almita:
ResponderEliminarOjo con esos cosos, mire que si a uno lo agarran descuidado le arruinan el estómago.
Antonio:
ResponderEliminarCalculo que es el mesmo.
Ram:
ResponderEliminarTenemos una verdadera galería del horror acá. Míreme a mi.
Gringoviejo, cuando crepe el juanjo lo tendremos en todo su esplendor al amigo Martin Caparros, discipulo conspicuo de este pensador que ni siquiera llega tarde a donde ya no pasa nada.
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