Este es Don Chicho, un señor bodegón.
Fideos amasados a la vista por señoras gordas, mucho queso, porciones pantagruélicas y nada de ceremonia.
Y Don Chicho sentado en una mesa relojeando la calle.
¡En tus narices Carolina Aguirre!
...
Ayer nos reimos un poco en éste post del snobismo de Carolina Aguirre dado que la señorita o señora, quien sabe, escribió en Planeta Joy un artículo titulado "10 Razones para no ir a comer a un Bodegón". Y nosotros acá, entre supremas a la maryland y revueltos gramajo la estuvimos desmintiendo un buen rato.
La que mejor refutó las razones de la muchacha fue Almita, la dueña y autora del Blog Estufados que redactó con todo y ortografía, la respuesta perfecta: 10 Razones para ir a comer a un bodegón.
Acá está esa guía para que la disfruten y además, cada vez que alguien se atreva a dudar de las bondades de un Bodegón, le arrojen a la cara estos 10 argumentos.
Buen provecho.
10 RAZONES PARA IR A COMER A UN BODEGÓN
...
1. SON BARATOS. Ese delirio de que los bodegones son caros lo inventó algun/a parvenue (recién llegada) al mundo de los bodegones, que se confunde cualquier cosa con un bodegón. El bodegón no sale en las recomendaciones de ninguna revista o diario fifí, si sale ahí, no es bodegón, te vendieron pescado podrido. Es un conocimiento que uno trae o le es transmitido por otras personas que son como uno. Que quede clarito: son muy baratos. Los platos vienen con la guarnición que al cocinero se le cantó ponerles, que es eso de andar cambiándole la guarnición, por favor... si querés ensaladas, andá a un salad bar, no a un bodegón. Un menú fijo en un bodegón cuesta unos $ 30/35, si es con vino sumale 19 de un Etchart Privado Torróntes. Además, venden gaseosa de 1,5 lts. o agua mineral de 2 lts. a $ 16 y $ 11 respectivamente. Si te sobra, cazás la botella, y con el mayor desparpajo, te la llevás. Esa cuenta a mí me dá $ 55 como mucho, y saliendo haciendo eses. Olsen no me gusta, comés medio agachado y con el estómago plegado. .
2. LAS PORCIONES SON GENEROSAS. Es real lo de las famosas “porciones para compartir”. Quizás, a la gente que es bulímica o anoréxica le moleste, y si el plato te resulta muy grande, le pedís que te lo envuelvan y te lo llevás para casa. Si alguien no puede comer el matambrito entero, que se lleve la mitad a casa. Si pide ravioles y quería comer matambrito, es porque es masoca. Accesoriamente, no hay OBLIGACIÓN de comer todo lo que te ponen en un plato. Con la milanesa a la suiza del Viejo Luiggi no puede nadie, ya se sabe que es dejar la mitad o llevarse lo que quedó. Uno es libre de dejar comida. Eso es excusa de gordo converso.
3. SUELEN TENER UN ASPECTO DEJADO. Sí, porque no te ponen a la entrada un florero gigante con gerberas engamadas, ni limones mezclados con kinotos. La búsqueda no es la estética ocular, sino la satisfacción estomacal, porque uno vá ahí a COMER, no es una visita al MOMA. Los productos de estación son "lo que hay". Si pedís algo con morrones, y los morrones están carísimos, no tendrá morrones. Ellos lo saben y vos lo sabés, entre bomberos no vamos a andar pisándonos la manguera. Un cocinero de oficio no sabrá de la oxidación de la naranja, pero te saca unas milanesas mortales porque sabe freír. Y albóndigas con sabor a albóndigas. Más aún: no le tiene pánico a la panceta y se la encaja a todo lo que venga, tanto joder...
4. EL MENU. Todo el menú de los bodegones parece el de mi abuela o mi mamá. El roquefort y los champiñones son sinónimo de lujo, la suprema a la maryland infaltable con la banana bien frita y a punto, y la humita con choclo dulce. Un buen revuelto gramajo bien sangochadito, matambre hervido con apio con rusa, rusa con mayonesa casera y no esa ácida, y la infaltable salsa blanca, que bien hecha, no es una pasta, sino un buen hidratante para un producto seco por naturaleza. Reitero, el que busque bajas calorías, comida liviana y nada de grasa, que vaya a un salad bar. No ví "Rambito y Rambón" y por ende, no sé qué comió el Gordo Porcel. Touché.
5. TE VAS CON OLOR EN LA ROPA Y EN EL PELO. Sí, es real, por ese motivo, te vestís ad hoc, para engrasarte, llegar a casa y poner la ropa a lavar. No es una salida pipí cucú seductora con candidato a las ligas mayores. Cuando vas al Abierto de Polo de Palermo volvés con olor a bosta de caballo, y no decís ni mú. Es inherente a la experiencia.
6. LOS MOZOS SON DE OFICIO. No son camareras. No tienen paciencia para la tilingada que pregunta "¿El salmón, es fresco o descongelado?", "La salsa blanca, ¿viene con mucha harina?", "¿Frien todo con el mismo aceite?". Ese tipo de preguntas los malhumoran, porque son faltas de respeto encubiertas. La carta es archiconocida, se supone que pedís y comés y listo. Si las albóndigas vienen con puré, vienen con puré, hermano, y a volar que hay chinches. Si ven que te vá a sobrar comida, se meten y te advierten que la porción es grande.
7. NO HAY VARIEDAD DE GUARNICIONES, porque las guarniciones de la "comida antigua", era papa, en forma de puré, papa frita, papa al horno o papa natural. ¿Entendés? PAPA.
La ensalada como guarnición es un invento del postmodernismo para expiar la culpa de engordar. Según el Frauenzimmer-Lexicon (diccionario de la mujer, de 1715) la ensalada es un alimento ve-ra-nie-go, no una guarnición (buscalo, existe, es la primer mención escrita sobre una ensalada). No pierdas el tiempo viendo en el menú qué cosa no viene con papa, porque todo viene con papa..
8. LE PONEN ACEITE Y MANTECA A TODO, y le queda riquísimo. Volvemos a lo de siempre, sino... al salad bar. La minuta siempre es frita, pues su nombre así lo dice. Minuta = hecho en un minuto. No podés cocinar al vapor o al horno en un minuto, es un básico. La tortilla de papas (vaya descubrimiento) se hace con papas fritas cortadas chiquitas en cuadraditos. No se usa sartén ni plancha de teflón porque es más sana la chapa, el teflón a más de 300º es cancerígeno, tomá. Y en un bodegón no se pide ensalada (y seguimos con la ensalada...) y si la pedís, te la condimenta el mozo a su piaccere.
9. LA DECORACION NO ES INDISPENSABLE. Porque uno vá a comer, no a cenar. A comer, no a almorzar. Ahí se vá a comer. Con que la silla sea cómoda, el cuchillo filoso y haya mantel, alcanza. La decoración de los platos con una hojita de lechuga o una cerecita, es el toque burgués. Y la oblea, bestiecita mía, la oblea se le clava al helado porque... se comienza usando la oblea como cucharita para comer el helado, en un mix de masa y helado.
10. USAN ALIMENTOS FRESCOS. Por tal motivo, suele suceder que no haya existencia de algo que figura en la carta. O sea, siempre hay que elegir un "plan a" y un "plan b", por si no hubiera "a". El habitué, lo sabe. El parvenue, no. Los espárragos y los alcauciles, y otra vez las benditas ensaladas... como decirlo... ¡no, no son salad bars!!! Para ellos, la buena cocina es que sea casera, abundante y el comensal salga con dolor de estómago por la cantidad que comió, y jurando no volver a repetir la experiencia, para repetirla 5 días después con idéntico resultado. Esa, es la mejor referencia posible. "¡No sabés como salí, pensé que me moría!". En mi caso, llevo la hepatalgina tamaño grande.
Por Almita
2. LAS PORCIONES SON GENEROSAS. Es real lo de las famosas “porciones para compartir”. Quizás, a la gente que es bulímica o anoréxica le moleste, y si el plato te resulta muy grande, le pedís que te lo envuelvan y te lo llevás para casa. Si alguien no puede comer el matambrito entero, que se lleve la mitad a casa. Si pide ravioles y quería comer matambrito, es porque es masoca. Accesoriamente, no hay OBLIGACIÓN de comer todo lo que te ponen en un plato. Con la milanesa a la suiza del Viejo Luiggi no puede nadie, ya se sabe que es dejar la mitad o llevarse lo que quedó. Uno es libre de dejar comida. Eso es excusa de gordo converso.
3. SUELEN TENER UN ASPECTO DEJADO. Sí, porque no te ponen a la entrada un florero gigante con gerberas engamadas, ni limones mezclados con kinotos. La búsqueda no es la estética ocular, sino la satisfacción estomacal, porque uno vá ahí a COMER, no es una visita al MOMA. Los productos de estación son "lo que hay". Si pedís algo con morrones, y los morrones están carísimos, no tendrá morrones. Ellos lo saben y vos lo sabés, entre bomberos no vamos a andar pisándonos la manguera. Un cocinero de oficio no sabrá de la oxidación de la naranja, pero te saca unas milanesas mortales porque sabe freír. Y albóndigas con sabor a albóndigas. Más aún: no le tiene pánico a la panceta y se la encaja a todo lo que venga, tanto joder...
4. EL MENU. Todo el menú de los bodegones parece el de mi abuela o mi mamá. El roquefort y los champiñones son sinónimo de lujo, la suprema a la maryland infaltable con la banana bien frita y a punto, y la humita con choclo dulce. Un buen revuelto gramajo bien sangochadito, matambre hervido con apio con rusa, rusa con mayonesa casera y no esa ácida, y la infaltable salsa blanca, que bien hecha, no es una pasta, sino un buen hidratante para un producto seco por naturaleza. Reitero, el que busque bajas calorías, comida liviana y nada de grasa, que vaya a un salad bar. No ví "Rambito y Rambón" y por ende, no sé qué comió el Gordo Porcel. Touché.
5. TE VAS CON OLOR EN LA ROPA Y EN EL PELO. Sí, es real, por ese motivo, te vestís ad hoc, para engrasarte, llegar a casa y poner la ropa a lavar. No es una salida pipí cucú seductora con candidato a las ligas mayores. Cuando vas al Abierto de Polo de Palermo volvés con olor a bosta de caballo, y no decís ni mú. Es inherente a la experiencia.
6. LOS MOZOS SON DE OFICIO. No son camareras. No tienen paciencia para la tilingada que pregunta "¿El salmón, es fresco o descongelado?", "La salsa blanca, ¿viene con mucha harina?", "¿Frien todo con el mismo aceite?". Ese tipo de preguntas los malhumoran, porque son faltas de respeto encubiertas. La carta es archiconocida, se supone que pedís y comés y listo. Si las albóndigas vienen con puré, vienen con puré, hermano, y a volar que hay chinches. Si ven que te vá a sobrar comida, se meten y te advierten que la porción es grande.
7. NO HAY VARIEDAD DE GUARNICIONES, porque las guarniciones de la "comida antigua", era papa, en forma de puré, papa frita, papa al horno o papa natural. ¿Entendés? PAPA.
La ensalada como guarnición es un invento del postmodernismo para expiar la culpa de engordar. Según el Frauenzimmer-Lexicon (diccionario de la mujer, de 1715) la ensalada es un alimento ve-ra-nie-go, no una guarnición (buscalo, existe, es la primer mención escrita sobre una ensalada). No pierdas el tiempo viendo en el menú qué cosa no viene con papa, porque todo viene con papa..
8. LE PONEN ACEITE Y MANTECA A TODO, y le queda riquísimo. Volvemos a lo de siempre, sino... al salad bar. La minuta siempre es frita, pues su nombre así lo dice. Minuta = hecho en un minuto. No podés cocinar al vapor o al horno en un minuto, es un básico. La tortilla de papas (vaya descubrimiento) se hace con papas fritas cortadas chiquitas en cuadraditos. No se usa sartén ni plancha de teflón porque es más sana la chapa, el teflón a más de 300º es cancerígeno, tomá. Y en un bodegón no se pide ensalada (y seguimos con la ensalada...) y si la pedís, te la condimenta el mozo a su piaccere.
9. LA DECORACION NO ES INDISPENSABLE. Porque uno vá a comer, no a cenar. A comer, no a almorzar. Ahí se vá a comer. Con que la silla sea cómoda, el cuchillo filoso y haya mantel, alcanza. La decoración de los platos con una hojita de lechuga o una cerecita, es el toque burgués. Y la oblea, bestiecita mía, la oblea se le clava al helado porque... se comienza usando la oblea como cucharita para comer el helado, en un mix de masa y helado.
10. USAN ALIMENTOS FRESCOS. Por tal motivo, suele suceder que no haya existencia de algo que figura en la carta. O sea, siempre hay que elegir un "plan a" y un "plan b", por si no hubiera "a". El habitué, lo sabe. El parvenue, no. Los espárragos y los alcauciles, y otra vez las benditas ensaladas... como decirlo... ¡no, no son salad bars!!! Para ellos, la buena cocina es que sea casera, abundante y el comensal salga con dolor de estómago por la cantidad que comió, y jurando no volver a repetir la experiencia, para repetirla 5 días después con idéntico resultado. Esa, es la mejor referencia posible. "¡No sabés como salí, pensé que me moría!". En mi caso, llevo la hepatalgina tamaño grande.
Por Almita
El placer no es sólo estomacal, sino también, palatal, guarda. Y la decoración de los bodegones está buena. Es sobria.
ResponderEliminarAh... "el parvenu", "la parvenue". Mais c'est pas grave, on a compris.
Todo muy lindo, pero que el vino sea en botella, que esos pingüinos tienen en el fondo sedimentos de sospechosísimo aspecto y larga antigüedad.
ResponderEliminarMordi:
ResponderEliminarNo le cambio la decoración de Don Chicho por ningún restorán del mundo.
Mucho menos los ñoquis de Don Chicho.
Lo mío es adoración lisa y llana.
Ram:
ResponderEliminarUno puede pedir vino en botella. Pero si uno va a comer un choripán doble ancho en El Boxeador en Mendoza, hay que pedir pingüino, porque el vino de la casa es un elixir propiamente.
100% de acuerdo, Dormi. No lo podría haber descripto mejor.
ResponderEliminarDe pie!! Aplausos para vos y para Almita!!!
ResponderEliminarQué relajo, qué precisión... qué ragú me atacó!!!
Muerte a las "papas rústicas"!
Aguanten los mozos de carrera, que no te dicen "dale", ni anotan en un talonario las cuatro cosas pedorras que le pedís!
Impecable análisis. Si todo el mundo estuviera acostumbrado a lugares así no existiría la revista "Joy". Y si la revista "Joy" no fuera tan tilinga, los recomendaría.
ResponderEliminarBien por Almita,pero le cambiaria el comer,por morfar.
ResponderEliminarSi alguien es de la zona,les recomiendo Los Gallegos,por Peron a media cuadra del puente del lado de Calchaqui,pero ni se les ocurra pedir la Milanesa Los Gallegos si son menos de 6.Y las rabas y cornalitos de entrada son lo mas. Los domingos a la noche abre a las 8,15,pero hay que estar a las 7,45 y hacer la cola,despues de las 8,30 es imposible entrar.
He dicho.
Unfor:
ResponderEliminarCiertamente, Almita se pasó.
Mordi: palatal, tiene razón, fué obviado y es real. Sobrios... y, conozco algunos no muy sobrios. Pero "pega" con el lugar. Disculpe el error, mi francés es muy pobretón. Pero quedó la idea :)
ResponderEliminarram: y, depende el lugar el pinguino. Yo en general, pido botella.
AGUSTIN: papas rústicas, papas bravas, papines patagónicos... no no, papa al horno bien hecha y crujiente! Los mozos no te dicen "dale", ni encogen los hombros, ni cuando le pedís "Etchart Privado Torrontés" te piden que le digas por cual número figura en la carta... me ha pasado, la camarera no conocía ese vino (¿wtf?)
Polo: son personas que no comen lo que quieren, sino lo que hay que comer, que es diferente. O que no tuvieron una abuela que les cocinara, pobres. A mi me dan pena, yo valoro un buen bodegón tanto como un buen restorán, tengo más opciones que ellos.
Quilmeño: Morfar, está muy bueno el punto. "Vamo'a morfar". Claro, la cola!!! imprescindible hacer cola y pelearse (poquito)
Dormidano: yo adoro lisa y llanamente "El Viejo Luiggi", que encima, queda en el traste de La Plata. Lo comprendo. Como ahí con total satisfacción, jamás me defrauda. La primer vez que llevé a mi hijo menor, y le trajeron esa milanesa de 50 cm. en un plato bañada con papitas cuadraditas fritas, crema y jamón, la miró con embeleso y sorpresa, y me dijo, "yo con esto no puedo, mamá". Y le respondí: "esa es la gracia de venir acá. Sentir por una vez que la intención es alimentarte, no venderte"
Saludetes
Agustín:
ResponderEliminarSi señó.
Ahora me quiero comer unas costillitas a la riojana que no te puedo contar.
Polo:
ResponderEliminarLugares sin pretensiones como diría Dolina.
Quilmeño:
ResponderEliminarRecomendación anotada.
Almita:
ResponderEliminarEn la esquina de Boedo y Garay, en la Capital Federal, está Don Antonio. Ahí la pizza no es pizza, es un puema. Si en ése lugar se pueden terminar entre cuatro una Espacial Don Antonio, me avisan.
Almita:
ResponderEliminarQue "Entrada" tan nutritiva.Ya no existe pero recuerdo con nostalgia el bar"La Buena Medida"(¡mirá el nombre),una alpargatga de milanesa con un porrón $8,si venías con hambre salías haciendo provechito.En "El Ancla"(Maipú y San Juan)comés lo que dice el mozo y todo es rico y barato,Y un clásico,"El Vómito",Tucumán y San Nicolás,es una caja de sorpresas,llegás y a lo mejor te encontrás con lasagna con salsa de calamares en su tinta,o carpincho a la estaca.
Muy buena bajada de umo a la Carolina,a pizarronazos con el menú del día escrito con tiza.
Moscón:
ResponderEliminarYo sigo anotando lugares.
Que hambre me entró por dió.
La que escribe es una tilinga! Además, andá a cambiarle la guarnición a un plato de restorán fayonista de palermo... a ver qué cara te ponen...
ResponderEliminarAnónimo:
ResponderEliminarLo sacan a uno vendiendo almanaques si hace éso.
La rúcula va con el plato señor, no insista.
Dormidano, Moscón, gracias por las recomendaciones, pasaron a la agenda.
ResponderEliminarClaro, cambiale la guarnición a este plato:
"Rolls de lomo: relleno de queso gruyere, envuelto en panceta grillada, con mil hojas de verduras" (no son verduras, son berenjenas en realidad).
O al "Roll de pollo: relleno de queso fontina y rúcula, con arroz pillaw"
Platos de las cervecerías Antares, ni siquiera de Palermo Fashion.
Pero que te sacan vendiendo almanaques!!!