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También podría llamarse éste texto, Elogio del Conservadurismo, pero ya sería meternos en honduras. Una profundidad que Alejandro Rozitchner no frecuenta. Porque él es un "inspirational speaker".
Que bueno, una revolución que no es una revolución sino todo lo contario. Bobbio estaría orgulloso.
http://www.youtube.com/watch?v=tv68tKohY2E
ResponderEliminarSu mayor obra como filósofo es la Introducción a la Boludez. Todavía no pudo avanzar hasta el cap. 1.
ResponderEliminarSaludos
Sujeto; éste muchacho dijo que Mauri era un prócer. Ya está...
ResponderEliminarMe imagino al padre cada vez que lo lee o lo escucha. Pobre tipo debe referirse a él como "mi hijo el boludo" o ago por el estilo no?
ResponderEliminarQue profundo.¿Le gustará la naturaleza natural?¿O los círculos redondos?
ResponderEliminarEs un pleonasmo redundante,pomposo engrupido.
Unfor:
ResponderEliminarSi, estoy lleno de envidia con Brasil.
Sobre todo con ese modelo en donde los que más tiene cada vez tienen más y los que menos tienen están en el horno.
Sujeto:
ResponderEliminarNo pasó del prólogo.
Gato:
ResponderEliminarCalculo que el padre ya hizo el divorcio vincular de hijo pelotudo.
Moscón:
ResponderEliminarJusto éso. Antes de todo es un mal pensador porque sus argumentos y sus conclusiones son débiles y no resisten uan refutación en serio.
Suena más a Coelho, si Coelho me disculpa la comparancia.
Encantadora esa parte de que "el orden no es represivo", especialmente viniendo de un mamerto que vive de alabar y chuparle las medias a un tipo que se humedece con su policía propia, sus espías propios, sus juguetitos estilo "táser" y sus consejeros de la CIA y el mossad.
ResponderEliminarPensarlo como una frustración del padre es quedarse cortos, el coso éste no califica ni pa'bruto siquiera, corre solo y llega tercero.
Ram:
ResponderEliminarEs un lindo engaño éste de la revolución de los sensatos. Una revolución que consiste en legitimar los privilegios y que los negros no les jodan el status quo. La retórica florida intenta ocultar esas intenciones primigenias.
Pero hasta en ésto llego tarde el botarate éste. Eso ya lo hizo Friedman y sus friedmaníacos y así nos fue.