Qué tiempos felices los de la inquisición!!!, este portuguesito hubiera ardido de lindo!!, pero bueno, quemarlo en difunto tampoco viene mal, creen los promotores de la pedofilia...
Laura: Para mi que tienen algún arreglito con la editorial que publica las obras de Saramago. Porque cuando la iglesia prohibe algo, inmediatamente se convierte en un éxito.
Prometeo: ¡Por Belcebú! Yo muy bien no sé dónde está el cielo y dónde está el infierno en el caso de que existan. Pero sí tengo claro quiénes van a un lugar y a otro (siempre que existan los dos lugares antes citados). Por ahí Ratzi y CIA se llevan una sorpresa postmorten.
Jorge: Yo que ellos temblaría. Por lo pronto, ellos tienen un montón de médicos brujos ahí en el Vaticano, listos para mandarle una maldición papal a cualquier demonio que se le ocurra cuestionar la infalibilidad de Ratzi. No habrá ristra de ajo que aguante.
Qué tiempos felices los de la inquisición!!!, este portuguesito hubiera ardido de lindo!!, pero bueno, quemarlo en difunto tampoco viene mal, creen los promotores de la pedofilia...
ResponderEliminartanto elogio, tanto elogio...para mí que le tenían envidia. Saramago agradecido
ResponderEliminar¿Pero que demonios...?
ResponderEliminarRam:
ResponderEliminar¡Que linda postal! Los caminos vecinales engalanados con las hogueras que reducían a cenizas a los herejes, quien pudiera...
Laura:
ResponderEliminarPara mi que tienen algún arreglito con la editorial que publica las obras de Saramago. Porque cuando la iglesia prohibe algo, inmediatamente se convierte en un éxito.
Prometeo:
ResponderEliminar¡Por Belcebú!
Yo muy bien no sé dónde está el cielo y dónde está el infierno en el caso de que existan.
Pero sí tengo claro quiénes van a un lugar y a otro (siempre que existan los dos lugares antes citados). Por ahí Ratzi y CIA se llevan una sorpresa postmorten.
¿No tienen miedo que Saramago (que es el Diablo) venga del infierno y los atormente?
ResponderEliminarJorge:
ResponderEliminarYo que ellos temblaría.
Por lo pronto, ellos tienen un montón de médicos brujos ahí en el Vaticano, listos para mandarle una maldición papal a cualquier demonio que se le ocurra cuestionar la infalibilidad de Ratzi.
No habrá ristra de ajo que aguante.